Editorial

Perfiles políticos para una minicrisis de Gobierno en tiempo de descuento

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Aprovechando un hueco en su hiperactiva agenda internacional con la que trata de recuperar imagen ante las citas electorales que se aproximan, Pedro Sánchez acometió ayer la remodelación pendiente del Gobierno para sustituir a Reyes Maroto y Carolina Darias, que concurrirán el 28-M como candidatas socialistas a las alcaldías de Madrid y Las Palmas. Y aunque llevaba semanas rebajando expectativas, sin duda, lo más destacado de esta minicrisis es que se cambie a dos ministras por dos hombres semanas después de impulsar una ley de cuotas en las empresas y que los cambios en el gabinete se hayan quedado exclusivamente ahí: el exportavoz socialista en el Congreso, Héctor Gómez, como ministro de Industria, y el delegado del Gobierno en Galicia, José Manuel Miñones Conde, nuevo titular de Sanidad.

Que los ajustes hayan sido mínimos, se apueste por dos perfiles muy políticos, de bajo peso y próximos a Ferraz, y se haya descartado una remodelación de más calado para intentar insuflar algo de aire fresco al tramo final de una legislatura que agoniza pone negro sobre blanco que Sánchez tiene las manos atadas. Solo así se entiende que Irene Montero sobreviva a la quinta remodelación gubernamental y siga al frente de Igualdad tras la chapuza de la ley del 'solo sí es sí'. El mensaje de presunta estabilidad en la coalición que se quiere transmitir se da de bruces con las sonoras diferencias en asuntos troncales para la acción de gobierno, pero Sánchez es consciente de que si quiere repetir en el cargo solo lo podrá hacer revalidando alianzas a la izquierda del PSOE. Y así lo verbalizó en la declaración institucional que utilizó de foco para lanzar un mensaje con claros tintes electoralistas.

Los cambios tampoco disimulan el uso del cargo ministerial como trampolín promocional para posibles candidaturas en ciudades o autonomías -como pasa ahora con las sustituidas o en su día con Salvador Illa-. La apuesta por Miñones mira a Galicia de cara al futuro, una de las autonomías históricamente más débiles para el PSOE. Y la del restituido Gómez podría ser un escaparate ideal para un socialista canario sin vinculación a la trama corrupta de Tito Berni.

Apagados los focos de la moción de censura de Vox, el nuevo Consejo de Ministros debería remangarse cuanto antes porque los retos que debe afrontar España este año requieren pocas pérdidas más de tiempo. El nuevo ministro de Industria, por ejemplo, tiene retos tan fundamentales como gestionar el segundo Perte del motor. Organizaciones colegiales, asociaciones, sindicatos y patronales ya han planteado también sus peticiones al nuevo titular de Sanidad, el quinto diferente desde que Sánchez es presidente. El principal escollo que se van a encontrar ambos será la falta de tiempo. Ya solo por eso la conveniencia de cambios de este tipo casi en tiempo de descuento queda en entredicho.