Reconvertirse o morir

Carlos cuesta (spc)
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Los grandes cambios tecnológicos y las nuevas legislaciones gubernamentales obligan a pequeñas y grandes compañías a adaptar sus negocios para sobrevivir en un mercado globalizado muy competitivo

Reconvertirse o morir

El complejo mundo empresarial se caracteriza por enfrentarse cada día a importantes retos que garanticen su supervivencia en un mercado en constante cambio derivado de la llegada de tecnologías disrupctivas y de nuevas normativas legales.

En las últimas décadas se está experimentado una realidad sin precedentes motivada por la implantación principalmente de internet, que ha modificado el escenario tradicional del tejido productivo eliminando las fronteras hacia un entorno globalizado, en el que la competencia entre empresas a la hora de ofrecer sus productos y servicios solo cuenta con los límites del precio y la calidad.

A esta situación se ha unido también un cambio prácticamente integral en la legislación gubernamental en materia laboral, fiscal y medioambiental que busca una mayor eficiencia y sostenibilidad.

La transformación experimentada por la mayor parte del tejido productivo nacional e internacional ha supuesto un proceso de vida o muerte para la mayor parte de los negocios. Se trata de un efecto imperativo que afecta tanto a las firmas más pequeñas como a las grandes corporaciones, con independencia del sector en el que desarrollen su actividad. 

Los expertos responsabilizan de este proceso regenerador a la implantación de las nuevas tecnologías en materia de digitalización, inteligencia artificial y otras potentes transformaciones derivadas de políticas energéticas y medioambientales que han motivado en la industria un cambio de mayor magnitud que incluso el que tuvo la revolución industrial del siglo XIX.

Se ha producido un antes y un después en actividades como, por ejemplo, la minería, los transportes, las finanzas, las empresas químicas, las manufactureras, la automoción, la prensa, el diseño, la medicina, la agricultura, los touroperadores, las aerolíneas o las tabaqueras entre otras muchas. 

Los economistas aseguran que miles de empresas que no han sido capaces de evolucionar con las nuevas tecnologías han desaparecido del mercado y el gran reto que se plantean cada día aquellas que han sobrevivido a este fenómeno es reconvertirse o morir.

El desconocimiento de las nuevas tecnologías y su no aplicación representa la gran amenaza para mantenerse en un mercado globalizado, tremendamente exigente y de ahí los constantes esfuerzos que se están llevando a cabo tanto desde las propias corporaciones como desde los diferentes gobiernos.

Un dato importante en este sentido es que, por ejemplo, las empresas familiares que sobreviven a la tercera generación representan el 2,6% del total. En esta línea, solo un 7,4% del más de un millón de sociedades familiares que existen en España las dirige un miembro de la tercera generación, frente a un 44,2% de las que están capitaneadas por uno de la segunda, según un informe del Instituto de Empresas Familiares.

El primer paso que dan la mayoría de las grandes organizaciones es la inversión en la formación y cualificación de sus trabajadores para estar preparados ante la aplicación de tecnologías desconocidas hasta ahora que están cambiando los procesos productivos. 

El sector del automóvil es quizás uno de los mejores ejemplos que explica este fenómeno y que ha experimentado una transformación revolucionaria en los últimos años ya que se ha visto obligado a evolucionar desde las tradicionales mecánicas basadas en motores de combustión al moderno coche híbrido, eléctrico y de hidrógeno. 

Casos de éxito

Uno de los modelos de éxito más claro lo representan las compañías eléctricas que han sabido evolucionar transformando sus modelos productivos, basados en fuentes contaminantes como el carbón o el gas, a energías verdes renovables con un balance muy positivo que han exportado a otros países.

Asimismo, organizaciones petroleras han diversificado sus negocios invirtiendo en proyectos de renovables así como en la comercialización de otros productos como electricidad y gas en el mercado mayorista e, incluso, en otras iniciativas empresariales que nada tienen que ver con su actividad tradicional.

Así, también, corporaciones aéreas están transformando sus aeronaves de pasajeros en aviones de carga, lo mismo que navieras dedicadas a los cruceros han adaptado sus barcos para mercancías, y así hasta un sin fin de grandes y pequeñas sociedades que buscan en la innovación su futuro. En definitiva, el mercado es un claro ejemplo de la importancia de la reconversión.