La clase política española se ha empeñado en profundizar en su descrédito por todos los medios posibles y ya no se conforma con que muchos ciudadanos tengan que vivir en una sempiterna crisis mientras aguantan sus desfachateces, declaraciones vacías y el goteo de juicios por la corrupción que sembraron muchos partidos en un pretérito demasiado imperfecto. No, los políticos quieren más.
Lo peor para el españolito de a pie es tener que soportar que sus dirigentes se aticen sin ningún pudor en el ring del coronavirus, mientras la fatiga pandémica alcanza la cota máxima en esta inesperada quinta ola. Quizá lo más sonrojante es presenciar cómo entran en permanentes contradicciones con tal de atacar al contrario, aunque con ello hagan el ridículo. ¿No les da vergüenza? ¿Se piensan que la gente es tonta, que no tiene memoria? ¿O solo ejercen para contentar los oídos de sus acólitos?
Los últimos en retratarse han sido Tudanca y Barcones, dos de los líderes del PSOEen esta región. Cuando se toman restricciones duras para frenar el avance de la pandemia, que Igea es un déspota que se va a cargar todos los negocios; y cuando no se adoptan medidas contundentes, pues que Mañueco es laxo, blandito e inoperante. Y cuando ya se toman, que las han tomado tarde y sin preguntar...
Criticar por criticar delante de cualquier micro como si eso en sí mismo fuera hacer política. El ciudadano quiere soluciones de los gobiernos y las oposiciones, y no teatrillos, mientras son los jueces los que deciden las medidas de contención que valen y las que no en cada Comunidad, frente a la política de sonrisas que ha querido imponer Sánchez.
Aunque igual que hacen los socialistas ante esta bicefálica Junta de Igea y Mañueco, ya lo hicieron antes otros cuantos. Vicepresidente y presidente, entre ellos, a quienes parece que encandiló el estilo madrileño de lucha contra el coronavirus y, de pronto, pasaron de ser el poli malo a resistirse al máximo antes de adoptar unas restricciones medianamente estrictas como las de esta semana.
La coherencia es fundamental en política siempre; y ahora el ciudadano lo demanda más que nunca. Uno de los que lo ha demostrado en esta ocasión es Puente, el único socialista que no clamaba por más medidas de la Junta a pesar de que, con ello, desaprovechara la oportunidad de arrear a Igea y Mañueco.