El futuro en el corto y medio plazo al que se enfrenta la Unión Europea viene marcado por los efectos derivados de la invasión de Ucrania por Rusia, que está llevando a la economía comunitaria a una crisis profunda de consecuencias y duración impredecibles.
En este contexto, la Comisión Europea anticipó ayer que recortará sus estimaciones de crecimiento para la eurozona y la Unión Europea este ejercicio y, sobre todo, el siguiente, al tiempo que incrementará sus proyecciones de inflación en las previsiones macroeconómicas que publicará este jueves.
Tanto el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario, Valdis Dombrovskis, como el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, se expresaron en esta línea a su llegada a la reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) en Bruselas.
«El crecimiento está demostrando ser bastante sólido este año pero, a pesar de ello, se pueden esperar revisiones a la baja para este año e, incluso, más el año que viene, porque hay mucha incertidumbre y riesgos. Y, desafortunadamente, la inflación sigue sorprendiendo al alza», expresó el político letón.
Gentiloni precisó que los países deben adoptar medidas «específicas y temporales de apoyo y abandonar la fase de grifo de gasto abierto provocada por la pandemia» para hacer frente a una crisis «totalmente diferente», producto de la guerra rusa en Ucrania.
«El mensaje es que los países diferencien sus políticas fiscales según el nivel de deuda y concentren las medidas y reformas en aquellas específicas y temporales.
En la última actualización de sus previsiones, Bruselas ya rebajó hasta el 2,7% su estimación del PIB de la eurozona y de la UE, en ambos casos 1,3 puntos menos que su cálculo anterior. Para 2023, esperaba una expansión del 2,3% en la dos zonas.
Con respecto a la inflación, la UE estimaban en mayo que el año cerraría con un alza medio de los precios del 6,1% en la zona euro y del 6,8 % en el conjunto del bloque.
En relación al aumento de los precios, Dombrovskis apuntó a la energía como el «factor principal», aunque también nombró otros, como el coste de los alimentos o los «problemas continuados» en las cadenas globales de suministro.
Por su parte, Gentiloni subrayó que los valores de la energía son «muy volátiles», y resaltó que lo que más afectaría al escenario económico comunitario sería un corte total del suministro de gas al bloque por parte de Rusia.
Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro defendieron que se promuevan las inversiones a medio plazo en energías renovables y en eficiencia energética en lugar de aplicar alivios fiscales para hacer frente al alza de los precios de la energía.
Además, teniendo en cuenta el contexto económico, convinieron que las políticas fiscales no deberían destinarse a apoyar la demanda general sino que deberían centrarse en la protección «a los más vulnerables» de la zona euro.
Cese de ayudas
Así, el Eurogrupo decidió abandonar la política de ayudas fiscales generalizadas asegurando que ha llegado el momento de dejar atrás esta estrategia con la que respondieron a la pandemia en favor de medidas temporales para los hogares y empresas más vulnerables al aumento de la inflación y la guerra en Ucrania. Además, acordaron que estas reformas deben ajustarse a las circunstancias económicas y presupuestarias de cada Estado.
Mientras, la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, indicó ayer que España se está preparando «para cualquier eventualidad de cara al otoño», en relación a un posible corte total del suministro energético ruso.
«Hemos aprobado un segundo paquete de medidas y estamos preparando un plan de contingencia, como pidió la Comisión Europea a todos los Estados miembro. Estamos preparándonos para cualquier eventualidad de cara al otoño», declaró Calviño a su entrada a la reunión en Bruselas.