Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Pánico

25/01/2022

Tiembla el mundo. Aunque a muchos les cueste reconocerlo, hemos entrado en una fase de pánico suscitada por palabras como guerra, confrontación, aumento de la escalada bélica. Por un lado, Rusia y algún satélite como Bielorrusia, y por otro, Estados Unidos, Europa y Gran Bretaña se están cruzando amenazas que no auguran nada bueno. China observa y calcula beneficios del más que probables desgaste de sus dos rivales en la lucha por el dominio del orbe. Todos hablan de diálogo y diplomacia, pero, a la vez, muestran su potencia armamentística, o sea, enseñan los dientes y exhiben su poderío. ¿Adónde nos conducirá todo ello? Hay que confiar en que se imponga el sentido común, aunque solo sea por la vía del miedo mutuo, del temor a que quien gane esa hipotética guerra pierda mucho: vidas humanas, destrucción de infraestructuras, ciudades y centros de investigación…Cuentan que le preguntaron al gran Einstein cuál serían las armas de la Cuarta Guerra Mundial. Y su respuesta aun estremece: el palo, la piedra y la honda. Daba por supuesto, claro, que en la Tercera habría una pérdida total de misiles, cañones, aviones, artefactos nucleares y demás «avances». En esas estamos. Es posible que las amenazas no se cumplan, pero por lo pronto Estados Unido y Gran Bretaña ya han pedido a sus ciudadanos que abandonen Ucrania en cuyas fronteras Rusia sigue acumulando tropas. ¿Y España? Como no podía ser menos, está al lado de la OTAN y de Europa, algo que parece no entender un tal Pablo Iglesias, abonado a declaraciones extemporáneas, como si quisiera demostrar que sigue en primera línea. Quizás quien fue su jefe de Gabinete, el general Julio Rodríguez, deba explicarle las diferencias entre aquella guerra de Irak, la de las armas de destrucción masiva (Aznar dixit) y la situación actual en Ucrania. A mi juicio, nada tienen que ver. Todos (o casi) estamos a favor del pacifismo, del diálogo, de las soluciones diplomáticas, pero Putin y su expansionismo parece que no. También algunos de Podemos tendrían que saberlo y actuar en consecuencia. El silencio de Yolanda Díaz es más que elocuente.