"Me parece un retroceso que se permita fumar en las terrazas"

R.G.R
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Artemio Domínguez presidente de la Asociación Española contra el Cáncer en Valladolid - Foto: Jonathan Tajes

Calmado y con un sembrante alegre, como siempre. Habla sobre el cáncer como una enfermedad que se cura cada vez en un porcentaje más elevado y anima a los vallisoletanos que sufren esta temible enfermedad a afrontarla con entereza. Afirma que la investigación avanza y que el objetivo es que siete de cada diez pacientes la superen en 2030. Muestra también su carácter reivindicativo para pedir a las administraciones que potencien las partidas económicas, tanto para la prevención como para investigación. Lo hace de forma firme y contundente, pero de igual forma se muestra especialmente orgulloso sobre el papel que juega Valladolid en la lucha contra la enfermedad. 

Este domingo es la undécima edición de la Marcha del Cáncer. ¿Se daría por satisfecho si se alcanza la cifra de los 60.000 participantes? 

Estamos en números importantes. Quedan unos días (la entrevista se hizo el miércoles) y ya casi tenemos 37.000 inscritos y creo que vamos a pasar de los 44.000 del año pasado. Estaremos cerca de los 50.000. Estos números deben hacernos reflexionar. En la provincia este verano, en varios pueblos se han organizado marchas y fueron casi 20.000 personas las que ya salieron. Al número de 50.000 que podamos tener, deberíamos sumar otros 20.000. Son cifras para estar muy orgullosos. ¿Qué pasa en Valladolid con el cáncer? Existe un orgullo de pertenencia a este movimiento social.  Es una fiesta familiar y así se concibe. Es una cuestión extraordinaria que hemos conseguido en Valladolid. 

¿Es un trabajo de muchos años? 

Evidentemente. Se ha trasladado a la ciudadanía que la investigación es clave. A más investigación, menos cáncer. Y la sociedad de Valladolid está apostando por la vida porque sabe que los seis euros que se donan por participar van a que se investigue más. El año pasado aportamos 450.000 euros a la lucha contra la enfermedad y este año seguro que la cantidad será mayor. 

¿Se están registrando muchas aportaciones con dorsal cero, solo con el objetivo de ayudar en la lucha contra la enfermedad? 

Sí, mucha gente y todos ellos no aparecen en las estadísticas. Incluso, hace unos días se ha realizado, por ejemplo, una aportación de 1.500 euros. Nos llegan aportaciones voluntarias de cantidades elevadas. 

¿En qué se basan las líneas de investigación que se desarrollan desde la Asociación en Valladolid a las que se destinará la recaudación? 

La Asociación Española contra el Cáncer está perfectamente organizada. Será la sección científica la encargada de seleccionar, después de un estudio, dónde van dirigidas las aportaciones a la investigación. En Valladolid somos prioritarios, gracias a Javier Arrroyo, en dotar  becas predoctorales. Se elige a los mejores para que las donaciones vayan a proyectos de gran valía. 

Lleva más de dos años y medio como presidente de la AECC en Valladolid. ¿Qué balance hace de este periodo?  

Es una prolongación de lo que había. Llegó por un tema estatutario. El anterior presidente no podía continuar. Mi labor ha sido continuar con su programa. Tengo además una junta extraordinaria. Intentamos hacerlo lo mejor posible para aportar a las personas con cáncer y sus familiares lo mejor. 

¿Cuál ha sido el momento más duro al que se ha tenido que enfrentarse desde que es presidente? 

La pandemia nos va a marcar a todos. Si todos lo hemos pasado mal, ¿cómo lo han pasado las personas con cáncer? Ha sido muy duro, incluso cuando José Ángel, miembro de esta asociación, cogió el virus y se fue en una semana. 

¿Y el más bonito?

Cuando una persona con cáncer te dice: «No sabes lo que me ha ayudado la asociación». Las gracias continuas son algo muy gratificante. 

¿Las personas del medio rural sufren de forma diferente el cáncer que aquellas que residen en la ciudad?

No podemos tener hospitales en todos los pueblos. Eso está claro. Y sí, lo sufren diferente. Pero en Valladolid se están dando pasos a seguir. En el caso del cáncer de mama, se implantó un convenio con la Diputación y la Junta para que las personas que vienen desde el pueblo hasta Valladolid vengan acompañadas de personal de la asociación contra el cáncer. Aquellas que tienen un diagnóstico positivo están siempre acompañadas por personal especializado. Es algo que estamos mejorando. 

¿Aún le resta cuerda para rato tras dos años y medio de mandato? 

Ahora mismo no sé lo que querrán mis compañeros. Estoy con mucha ilusión. El domingo espero que nuestro presidente nacional venga a Valladolid porque todos necesitamos recibir energía y esas 50.000 personas que vienen a la marcha te dicen que tienes que continuar. La energía que recibes es enorme y te ayudas a seguir hacia delante. 

¿Se están cumpliendo los objetivos marcados para este mandato?

El objetivo principal es aumentar el número de socios y hemos pasado de 10.000 a 13.000, que nuestras actividades sean cada vez más y que seamos más conocidos en la sociedad. Y eso creo que lo estamos consiguiendo. Esta sociedad cuando rema en la misma dirección, y aquí todos remamos en la misma dirección, consigue objetivos. 

¿Qué supondrá el nuevo nombramiento como representante de la Asociación Española Contra el Cáncer en Castilla y León? 

Mi intención es colaborar y reivindicar a las administraciones, en este caso a la Consejería de Sanidad. Hay dos verbos a aplicar. Colaborar y exigir. 

¿Se implican suficiente las administraciones en la lucha contra la enfermedad?

Estamos pasando por un momento complicado por la pandemia. Comprendo la situación, pero creo que se debe invertir más en investigación. Es trascendental. Por eso, tendremos que decir a las administraciones que inviertan más en investigación porque es la que da la vida. Está demostrado que la supervivencia ha aumentado por la investigación. Ahora, está sobre el 50 por ciento para hombres y 60 por ciento para mujeres. Queremos conseguir un 70 por ciento en el año 2030 y solo se puede lograr investigando. 

¿Cómo va el proyecto para la implantación de más espacios sin humo tanto en la capital como en los pueblos?  

Hay una cuestión fundamental en el tema del cáncer, que es la prevención. Es indudable que se debe hacer vida saludable. Hay que pasear, hacer algo de ejercicio, comer adecuadamente y no fumar. La repercusión del tabaco en diversos cánceres es indiscutible. Soy abuelo y se debe pensar en las siguientes generaciones. Por eso, estamos contactando con ayuntamientos para que creen espacios sin humo. El Campo Grande en Valladolid es muy simbólico y es un espacio sin humo. También, algunos clubes de fútbol han firmado acuerdos con nosotros para que no se puede fumar en sus instalaciones. Por eso, me parece un retroceso que se permita fumar en las terrazas otra vez. Ya nos habíamos acostumbrado y no es necesario que un policía esté todo el rato detrás de nosotros. Se debe concienciar a cada uno de que hay espacios sin humo y a los adolescentes también les debemos concienciar de lo malo que es el tabaco.  Nadie de la Consejería de Sanidad nos dijo nada, ni nos pidió opinión. Nos enteramos como los demás. 

¿Cómo ha afectado la pandemia tanto a la investigación como a la prevención de la enfermedad? 

Muy negativamente. Durante los tiempos más duros de la pandemia no se hicieron pruebas diagnósticas y las consecuencias las vamos a ver ahora. No se diagnosticaron a tiempo posibles cánceres y lo vamos a ver ahora. Por cierto, en este caso las mujeres nos están dando ejemplo. La asistencia a las mamografías es muy alta y, sin embargo, en el caso del cáncer de colon los hombres no acuden en el mismo porcentaje. En esto también queremos colaborar con la Junta para ver cómo entre todos podemos concienciar a las personas para que cumplan con los programas de cribado. 

¿El miedo de la población, especialmente la de mayor edad, a los centros hospitalarios por culpa de la covid ha mermado la posibilidad de detección precoz en algunos casos?

Es indiscutible que esto ha ocurrido, pero creo que lo estamos superando. Igual que teníamos miedo a compartir espacios cerrados con personas, también existía ese miedo a los centros de salud. La pandemia nos ha traído muchas desgracias, pero también alguna enseñanza. Tenemos que invertir en investigación, eso parece muy claro y más después de las vacunas. La sociedad ahora valora mucho más el tema de la salud. La pandemia la vamos a superar, pero el cáncer va a seguir estando ahí. 

La prevención tiene un papel muy importante en la lucha contra el cáncer. ¿Piensa que faltan campañas de concienciación sobre el tema? 

Sabemos lo que está mal, pero no tenemos conciencia de lo que debemos de cambiar. Hay que recordarlo, pero todo el mundo sabe que se debe comer de forma saludable o andar a diario. 

A día de hoy, ¿qué necesidades tiene la AECC?

Que la sociedad nos conozca. Estamos los 365 días aquí a través del teléfono 900100036. En cualquier momento que se llame habrá una persona recomendando qué hacer. 

¿Qué relación de colaboración mantiene la AECC en Valladolid con los hospitales de la ciudad? 

Estamos presentes en los hospitales. Y miramos a ver cómo se puede mejorar esa relación. La Atención Primaria, donde llega la primera situación de una persona que tiene cáncer, es fundamental. Por ello, queremos hacer un convenio para que las personas con cáncer sepan que existimos. Para que les den la información.  

¿Eso no se hace? 

Creo que se hace en general, pero vamos a formar un protocolo para que se lleve a cabo. 

¿Qué se puede hacer para que la lucha contra el cáncer esté aún más presente en la sociedad?

Da gusto ver cómo a lo largo del año las camisetas verdes están presentes. Pero es necesario que la gente sepa los servicios que tenemos. Cedemos camas, sillas..., tenemos un banco de pelucas... ?

 ¿Piensa que la incertidumbre económica que parece acercarse puede afectar de nuevo a la enfermedad?

Sí, por supuesto. Nosotros tenemos el servicio de prestación de ayudas sociales. La persona con cáncer y sus familiares sufren una gran repercusión económica. En época de crisis ese efecto es mayor. A nosotros nos puede afectar mucho más. 

El cáncer se ha visto tradicionalmente como una enfermedad muy difícil de curar. ¿Cómo lo percibe ahora la sociedad?

El 55 por ciento de los hombres se mantiene con vida cinco años después del diagnóstico y el 61 por ciento de las mujeres. Queremos que en 2030 este porcentaje se eleve hasta el 70 por ciento. Poco a poco se cambia la idea de que cuando llega la palabra cáncer uno se da por perdido. El cáncer de mama supera el 90 por ciento de supervivencia.  

¿Ve posible una futura generación alejada del tabaco? 

A eso aspiro. Somos optimistas y creo que seguro que los conseguiremos.  

¿Y una cura del cáncer?

Espero que esta asociación tenga que desaparecer porque ya no seamos necesarios. Pero, por desgracia, todavía nos queda.