La covid-19 condena al comercio a sus peores rebajas

Óscar Fraile
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La asociación Fecosva cifra la caída de ventas en un 50 por ciento respecto a un año «normal» y Avadeco dice que se está vendiendo «sin margen comercial» para los negocios. Ambas patronales reclaman más ayudas directas por parte de la Administración

El comercio sufre las peores rebajas de su historia. - Foto: Miriam Chacón (Ical)

El inicio de las rebajas de verano, hace un mes, inyectó algo de esperanza en un sector, el del comercio, acostumbrado a afrontar una y mil crisis en los últimos años. Pero el balance de las cuatro primeras semanas no es nada positivo. El coronavirus también parece haberse llevado por delante uno de los periodos más prósperos para el sector. Desde la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva) sostienen que los primeros días fueron prometedores, pero al final se convirtieron en un espejismo y en la antesala de las peores rebajas de la historia, con la mitad de ventas que en una temporada normal. Su presidente, Jesús Herreras, reconoce que los primeros días la situación «remontó algo», aunque «nada comparado con los años normales». Fue un pequeño repunte, pero, como las expectativas eran tan malas, llegó caído del cielo.

La crisis sanitaria forma parte de una tormenta perfecta que ha golpeado la caja de casi todos los negocios. De entrada, para el sector textil la temporada de primavera casi no ha existido, debido al cierre obligado durante la fase más dura de la pandemia y la llegada del calor sofocante poco después de abrir. Tampoco se ha vendido prácticamente nada relacionado con la campaña de bodas y comuniones, dado que la mayor parte de estos eventos se han aplazado o suspendido. «Esto mueve mucho dinero en muchos sectores, tanto en el textil, como el calzado y los complementos, además de la hostelería», explica el presidente de Fecosva.

Herreras sí que reconoce que hay sectores que después del cierre obligado tuvieron un pequeño ligero repunte de ventas, como el menaje del hogar y la ropa y calzado de niño. «Pero luego se estabilizó», añade.

No obstante, la tónica general es mala, pese a que casi todos los comercios recurrieron a ofertas y promociones para atraer a clientes. Pero la incertidumbre económica parece haber pesado más. También intentaron desarrollar el comercio electrónico y la estrategia de promoción en redes sociales, pero no es una tarea fácil dado que esa estrategia es una carrera de fondo que no siempre da resultados a corto plazo.

Por su parte, la Asociación Vallisoletana de Comercio (Avadeco) no ha percibido que la caída de ventas haya llegado al 50 por ciento. Es más, considera que se está vendiendo al mismo nivel de otros años, pero con descuentos mucho más agresivos que están dejando a los negocios sin margen comercial. Por eso coinciden en que se trata de las peores rebajas de la historia. «Estamos viviendo una situación muy extraña que no puede compararse a nada», asegura su presidente, Alejandro García Pellitero. Según él, en estas rebajas se están ofreciendo descuentos tan agresivos como los del Black Friday, el periodo que se suele llevar la palma en este sentido. «Todos han salido a vender lo que se pueda, con rebajas más fuertes que en otros años, cuando esperaban a la segunda quincena de julio para ello», añade. García Pellitero señala que la principal competencia siguen siendo los grandes centros comerciales, «que han vuelto a vender más» en este periodo porque, a su juicio, tienen capacidad para hacer campañas de publicidad mucho más fuertes que las del pequeño comercio.

Ambas asociaciones reclaman más apoyo de la Administración en momentos tan delicados. Pese a que agradecen la iniciativa del Ayuntamiento con los bonos-descuento, recuerda que el presupuesto de la Mesa del Comercio es el mismo, solo que se ha destinado por completo a esta iniciativa. Respecto a la Junta, García Pellitero cree que la ayuda de hasta 300 euros para sufragar intereses de los créditos ICO es insuficiente. «Echamos en falta más ayudas directas», señala.

Los comercios.

Desde la tienda Deportes Halcón, situada en la plaza de Madrid, reconocen que el descenso de ventas es «cercano al 50 por ciento» respecto al año pasado. «El movimiento de gente todavía no se ha recuperado al cien por cien», señala Leticia Platón. Esta crisis también ha hecho que algunas marcas no puedan hacerles llegar todo el material, de modo que la oferta también se ha resentido, hasta el punto de recurrir a modelos de otras temporadas. Pese a todo, Platón asegura que en junio y en la fase dos de desescalada «fue muy bien», pero ahora, con el inicio de las vacaciones, la situación está muy complicada, aunque todavía no ha afectado al empleo. Este negocio se ha adaptado a las medidas higiénicas con desinfección de los probadores cada vez que alguien los usa y ‘cuarentena’ de 48 horas para las prendas que alguien se prueba y no compra.

Incluso algunos negocios que se podría pensar que se han visto beneficiados por la pandemia, han perdido facturación. Es el caso de Mundo Informático, en la calle Toreros. Pese al incremento del uso de equipamiento tecnológico, la facturación «ha bajado un montón», reconoce Valentín García. Y eso, pese a que este negocio permaneció abierto como servicio esencial, ya que realiza reparaciones a empresas y muchas de ellas se han visto obligadas a implantar el teletrabajo. De hecho, las ventas solo suponen el 25 por ciento de su negocio.

No obstante, todas las reglas generales tienen sus excepciones.  Y una de ellas es Sancarlos, una tienda de equipamiento del hogar situada en Teresa Gil. Su estrategia de estirar las segundas rebajas de invierno hasta junio les ha funcionado. «Nos está yendo bastante bien, al menos mejor de lo que esperábamos», asevera Sara Veganzones. Este negocio incluso está «superando objetivos del año anterior». Según ella, «el confinamiento hizo que muchos quisieran renovar el equipamiento del hogar», y ese es uno de los factores que puede haber influido, además de unas rebajas de verano que, en su caso, llegan hasta el 70 por ciento en algunos artículos.