Un vodevil es (según la RAE) una «comedia frívola, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede incluir números musicales y de variedades». A esto del Campus de la Justicia, camino de las dos décadas de dimes y diretes en torno al tan necesario proyecto de reunificación de sedes judiciales, solo le falta lo del picante y la musiquita para cumplir con todos los requisitos para ser un vodevil. Lo último es que una ministra y un alcalde socialistas se enzarcen en declaraciones a cuenta de una infraestructura que provoca un gasto anual de más de un millón de euros en alquileres de dependencias para unos juzgados que ya deberían llevar años unificados y que obligan al ciudadano a un peregrinaje de kilómetros.
Hace 18 años que el Campus de la Justicia forma parte de la agenda política de la ciudad. Incluso antes ya había estado sobre la mesa, pero fue en octubre de 2004, cuando el que era presidente de la Audiencia Provincial de Valladolid, Feliciano Trebolle, lo colocaba en el centro del debate y se ponía al frente de una batalla que se ha prolongado tanto que hasta la jubilación del emblemático magistrado gallego llegó antes que las obras.
Hay quien dice que estuvo muy cerca de convertirse en realidad cuando el anterior equipo de Gobierno municipal alcanzó un acuerdo para intercambiar la sede central de los Juzgados por una parcela en el barrio de Girón. Era 2015 y nadie sabe si en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que se presentó aquel otoño hubiera habido dinero para arrancar las obras...
Puente y Saravia, recién aterrizados en el Ayuntamiento, decidieron abortar ese plan y apostar por el colegio El Salvador. Hacerse con el edificio ha costado siete millones de euros e innumerables trámites urbanísticos, dilatados durante siete años, para que ahora, en el momento de la verdad, solo apareciesen 200.000 euros en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2023.
La cifra desató la ira del alcalde –y líder del PSOE en Valladolid–, que habló de «tomadura de pelo» y amenazó con destinar este viejo colegio a otros menesteres.La ministra Llop le respondió diciéndole que no se enfade y que siga adelante, pero Puente sigue en sus trece. Un vodevil que no deja a nadie en buen lugar, ya que la Justicia necesita más soluciones y menos peleas de gallos con excesivo tufillo electoral.