Pin parental: sin quejas por las charlas sobre sexualidad

Óscar Fraile
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La Junta y el Ayuntamiento no han recibido protestas de padres por unas actividades que solo se realizan en los centros que lo solicitan y que abordan temas como los modelos de familia y la identidad sexual

Las charlas sobre sexualidad no generan quejas en Valladolid - Foto: Jonathan Tajes

La propuesta de VOX en Murcia para la implantación de lo que el partido de Santiago Abascal denomina PIN parental ha generado un debate en la comunidad educativa sobre la conveniencia o no de que los padres puedan vetar a sus hijos ciertos contenidos que se abordan en las actividades extraescolares. Y la sexualidad es la que genera mayor controversia.

La Junta de Castilla y León ha descartado implantarlo en la Comunidad porque considera que no existe adoctrinamiento en las aulas y, como reconoció el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, aboga por no entrar en la libertad de cátedra de los profesores.

Lo cierto es que tampoco existe especial conflictividad con este tema en las aulas de Valladolid. Desde la Consejería de Educación y desde el Ayuntamiento de la capital reconocen que no se ha presentado ninguna queja formal por estas actividades en este curso. Una situación que se repite en el resto de provincias de la Comunidad. La única excepción que se ha hecho pública es el malestar de algunos padres de cinco colegio de Arroyo por charlas de sexualidad, aunque no consta que se hayan presentado quejas oficiales este curso.

El debate no es ajeno a los actores de la comunidad educativa de Valladolid, con opiniones encontradas. Por ejemplo, la Federación Provincial de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado de Centros Públicos (Fapava) considera que el veto parental es una «barbaridad». Su presidenta, María Capellán, considera que «vulnera el derecho a la educación de los niños y niñas». Además, lamenta que «se haya vuelto a abrir un debate sobre temas que estaban más que superados». Entre ellos, se refiere a la aceptación de otras identidades sexuales y a sentar las bases de una buena salud sexual. «Tenemos un problema con la juventud que aprende sobre sexo en las películas porno, porque ahí no se refleja lo que es la realidad, por eso hay que dar estas charlas, y darlas bien», explica. En este sentido, aboga por dejar este trabajo en manos de profesionales.

Pacto educativo. Muy diferente es la opinión de la presidenta de la Federación Católica de Madres y Padres de Alumnos de Valladolid (Fecampa), Ángela Melero, quien está de acuerdo con el veto parental como una herramienta para dar la opinión en asignaturas no curriculares «sobre temas delicados, como puede ser la sexualidad». Eso sí, Melero defiende que estas cuestiones se deberían abordar en el marco de un pacto educativo de Estado para que cuenten con un mayor consenso, en lugar de depender del color político de la comunidad o el Gobierno de turno. «Si nos piden permiso para que los niños vayan a una excursión, ¿cómo no lo van a hacer para darles información con la que podemos no estar de acuerdo?, se pregunta. De cualquier modo, desde Fapava reconocen que en Castilla y León «no hay tanto problema», del mismo modo que Melero dice no entender la polémica que ha generado esta propuesta. «Si no se mete mano al adoctrinamiento al que se somete a los niños en Cataluña, no entiendo el eco que ha tenido la propuesta de Murcia», finaliza.

Derechos fundamentales. Mucho más contundente es la posición de Abogados Cristianos, una asociación que ha publicado una web de apoyo al pin parental. Su presidenta, la vallisoletana Polonia Castellanos, pide «que se respeten los derechos fundamentales que consagra el artículo 27.3 de la Constitución», que dice que «los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». Castellanos denuncia que algunas de estas actividades no tienen que ver con la educación sexual, sino con «ideología y adoctrinamiento». La letrada considera que los colegios públicos «deben ser neutrales y dar la educación sexual desde un punto de vista biológico, y a una edad acorde». Castellanos señala que en estas charlas se dicen «auténticas barbaridades» y apela a la libertad de los padres para evitarlas. Entre esos contenidos, asegura que se les dice a los niños que «las relaciones sexuales tienen que empezar muy pronto, que es normal que vean pornografía y se masturben mientras lo hacen y se les pone cartulinas para que se intercambien los genitales». «No somos dueños de nuestros hijos, porque son personas, pero somos sus responsables», finaliza.

La asociación Dialogasex ofrece charlas sobre educación sexual en los centros escolares que lo solicitan. El contenido versa sobre aspectos como el cuerpo y los cambios fisiológicos, la imagen corporal y autoestima, la igualdad entre los sexos, la diversidad sexual, las conductas de riesgo, el consentimiento, el deseo, etcétera. Desde la asociación señalan que las principales dudas que expresan los alumnos están relacionadas con prácticas de riesgo, métodos anticonceptivos, relaciones de pareja tóxicas, diversidad de orientaciones e identidades sexuales, primeros encuentros eróticos, mitos asociados a la sexualidad, cuestiones relacionadas con la menstruación y dificultades eróticas: «Son cuestiones que no suelen abordar fuera de los programas de educación sexual, por lo que tienen muchas dudas al respecto».

Sin enfrentamientos. Dialogasex es una asociación formada por profesionales de la educación sexual y la igualdad de género que nunca ha tenido problemas con los padres de estos escolares. Es más, a veces son los propios progenitores los que piden consejos sobre cómo abordar estos temas con sus hijos.

Respecto al veto parental, opina que «parte de la idea errónea de que la educación sexual se basa en creencias, valores e ideologías», pero la asociación incide «la educación sexual se basa en una ciencia, la sexología, igual de lícita e importante que las demás».