Laborda alaba el "consenso" de la Transición española

Ical
-

El expresidente del Senado clausuró en Valladolid el curso de verano de la UEMC 'Los valores de la transición española, hoy'

Laborda alaba el "consenso" de la Transición española

El expresidente del Senado Juan José Laborda clausuró hoy viernes la cuarta edición del Curso de Verano Universidad Miguel de Cervantes (UEMC) de Valladolid, celebrado desde ayer con el título ‘Los valores de la Transición española, hoy’. En su intervención, recalcó que “el consenso y el cosmopolitismo son los signos diferenciales de la transmisión española” frente a procesos como los que se experimentaron años antes en países como Grecia o Portugal.

Laborda dedicó unos instantes de censurar las teorías que “estos últimos años buscan descalificar la transición, asegurando que fue un proceso predeterminado por los militares y otros poderes oscuros”. En ese sentido, citó a la pensadora alemana Hannah Arendt para ligar esas teorías conspiranoicas con los totalitarismos, para recalcar a continuación que “la transición y el proceso constituyente español fueron legítimos e imprevisiblemente libres”.

El expresidente del Senado inició su intervención asegurando que la transición fue “un proceso histórico complejo y aleatorio”, y recordó las dos acepciones que se atribuyen a la palabra transición, y destacó que “se escribe transición con mayúscula para referirse a un periodo temporal en el que España pasó de la dictadura a la democracia”, mientras que “escrito con minúscula, la RAE lo califica como una acción y efecto de pasar e un modo de ser o estar a otro distinto”. Acto seguido, enmarcó ese periodo de la reciente historia de España entre las elecciones del 15 de junio de 1977 y el 27 de diciembre de 1978, cuando el rey Juan Carlos sancionó la Constitución Española.

Laborda se refirió a continuación a tres momentos históricos en la historia reciente de España que, a su juicio, pueden explicar lo que fueron los valores de la transición. En primer lugar, se refirió al Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959, que “permitió adaptar la economía del régimen de Franco a los patrones de las economías europeas, pasando de la autarquía al cosmopolitismo”. “Tras la entrada en vigor de ese plan, el estado franquista ya no pudo mantener su dimensión de dictadura totalitaria, puesto que se estableció una base política e institucional sobre la cual años mas tarde se pudo sustentar la constitución, a partir del modelo desarrollista. Para adaptar nuestra economía a las europeas los tecnócratas decidieron mantener la dictadura todo lo necesario y liberalizar la economía todo lo posible”, argumentó.

En segundo lugar, aludió al Contubernio de Múnich, el apelativo despectivo con el cual la prensa frnaquista se refirió al IV Congreso del Movimiento Europeo, celebrado en la capital bávara en el verano de 1962, que congregó a los opositores del franquismo que no eran comunistas. “Aquel encuentro dio a la oposición antifranquista la oportunidad de un cosmopolitismo, que impulsó tendencias a la unidad de acción de los opositores de Franco”, defendió Laborda.

En su opinión, el congreso supuso que don Juan de Borbón, heredero de Alfonso XII, “perdiese ante los europeistas su apoyo como rey que pudiese encarnar el futuro democrático de España”. “Cuando descalificó a los participantes perdió la confianza de los republicanos antifranquistas. A partir de entonces el único rey posible para instaurar la democracia era su hijo, Juan Carlos, que comprendió que lo que amalgamaba democracia con monarquía era Europa como idea cosmopolita”, esgrimió.

Por último, Laborda se refirió al Acta Única de Helsinki o Acta Final de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, que surgió como conclusión de la Conferencia de Helsinki que se desarrolló entre el 3 de julio de 1973 y el 1 de agosto de 1975. “Tras dos años de negociaciones alcanzaron unos acuerdos de forma que aquel encuentro se acabó convirtiendo en la conferencia de paz de la guerra fría, y el acta final contendría los elementos que propiciaron después el despertar del movimiento en defensa de los derechos humanos, dando comienzo a una nueva época”, explicó.

“El acta fue un ejemplo de los nuevos tiempos, definidos por la búsqueda de acuerdos y de consensos para resolver los grandes problemas en un escenario mundial. Se iniciaba así una nueva globalización, que apostaba por el uso de la ciencia y las técnicas electrónicas de la información., y la transición española a la democracia se produce dentro del nuevo paradigma internacional fruto del acta final de Helsinki”, apuntó recordando los estrechos vínculos que unen aquel documento con el segundo punto del artículo 10 de la propia Constitución Española.

“Brézhnev pensó que la conferencia había servido para consolidar su hegemonía en una parte del mundo, pero la aceptación del capítulo referido a los derechos humanos originó un movimiento social y político por los llamados disidentes, que se definían como pacifistas, que se convirtió en una de las más formidables fuerzas, que acabarían derribando a los estados comunistas años después”, remachó.