La llegada del otoño en Valladolid augura un protagonismo cinematográfico, que se repite ya desde hace 65 años. La Seminci ha encabezado un idilio de esta ciudad y provincia con el cine, que hasta ahora le ha dado renombre nacional e internacional a través de las estrellas del séptimo arte -actores y directores- que han traído sus películas, documentales o cortos hasta la capital del Pisuerga. A pesar de los baches atravesados durante la última década por el festival vallisoletano, aún se mantiene entre los más prestigiosos y populares de España y cuando llega la última semana de octubre las miradas de todos los cinéfilos se vuelven hacia Pucela. Sin embargo, esto no puede quedarse en algo aislado, no podemos permitir que todo empiece y concluya en una semana, hay que prolongar este idilio a través de la industria, de las localizaciones, de los rodajes e incluso del turismo que atrae todo este mundo de ficción.
La vinculación de Valladolid con el cine viene de muy lejos, por lo que es una relación muy consolidada y muy fructífera, difícil de romper. La Seminci ha realizado una labor impagable, y aún hoy y en el futuro debe seguir siendo el foco de atracción para los protagonistas de este ámbito cultural y para los espectadores interesados en todo tipo de cine. Evidentemente, como en cualquier otro festival, el presupuesto es el que manda y cuando hay dinero existen más posibilidades de hacer algo grande que en tiempo de escasez. No obstante, el equipo de Javier Ángulo está consiguiendo mantener el prestigio y la calidad de un certamen a la altura de los mejores de España, si quieren con la excepción de San Sebastián. Sin embargo, esto no es suficiente para la capital vallisoletana, hay que ser más ambiciosos y pensar en la industria que se mueve alrededor de cualquier rodaje, en los servicios, en el empleo, en el gasto y en la promoción. Todo ello son nichos de negocio que pueden generar riqueza en la provincia.
Desde luego, las instituciones están trabajando en ello y es una oportunidad que no podemos dejar escapar. Desde hace algunos años la Valladolid Film Office (VAFO) facilita el rodaje de producciones cinematográficas con una oficina única, algo que allana la puesta en marcha de cualquier proyecto, y ofrece todo tipo de información y colaboración a quienes buscan localizaciones o escenarios para series, películas o documentales, en incluso publicidad. Este mismo camino inicia este año la Feria de Valladolid con el encuentro de 30 destinos de rodaje y 40 localizadores internacionales en la celebración de la primera edición de la Shooting Locations Marketplace. La asociación de empresas productoras Profilm calcula que la inversión en 2019 superó los 132 millones de euros en España y se realizaron casi 13.000 contratos relacionados con esta industria. Una parte de este pastel debe venir a Valladolid.
A pesar de la pandemia, el año pasado se contabilizaron 40 rodajes en la capital, más de 250 desde 2014. Uno de los últimos ha sido 'Voy a pasarmelo bien', que cuenta la historia musical de Hombres G, y que ha tenido un impacto económico de unos 400.000 euros. Todos ellos son ejemplos de lo que se puede conseguir si nos hacemos un hueco entre las grandes producciones de Netflix, Amazon o cualquier serie de prime-time en las televisiones. Al efecto económico directo hay que sumar la promoción de un edificio, de una ciudad o de un paisaje, que en ocasiones se convierte en un foco mundial de visitantes. Tan solo hay que recordar la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, un lugar turístico en Vizcaya que tras aparecer en la serie Juego de Tronos saltó las fronteras y ahora es conocido en todos los rincones del mundo.
Hay muchos ejemplos donde mirarse, pero sobre todo hay que mantener firme una línea de trabajo y apostar por ello. La innovación y desarrollo también son cruciales en este sector y ya hay un proyecto realizado por un grupo de arquitectos para poner en marcha una app de turismo de cine. Todo suma y al final hay que poner en marcha un proyecto de ciudad para que pueda haber frutos a medio o largo plazo.