La población mayor de 70 años duplica ya a los menores de 15

R.G.R
-

La cifra de menores de tres lustros lleva más de una década descendiendo en más de mil cada año por la baja tasa de nacimientos por mujer en la provincia. El Colegio de Economistas alerta de la «insostenibilidad» del sistema

270922JT_0189.JPG - Foto: Jonathan Tajes

Valladolid tiene un serio problema demográfico. La pérdida de población tanto en la ciudad como en los pueblos está ocasionado que el efecto de la despoblación sea irreversible en muchos municipios, que ven claramente cómo sus vecinos se van marchando año tras año y ya corren serio riesgo de desaparición. Pero esta complicada situación demográfica no acaba solo en la pérdida de vecinos, sino que también se centra en el preocupante envejecimiento de la población. 

La tasa de natalidad en Valladolid es cada vez más baja, lo que ocasiona que los vecinos de la capital y los pueblos vayan envejeciendo con el paso de los años. El número de alumbramientos en la provincia ha pasado de 7,05 por cada mil habitantes en el año 2017 a 6,25 tan solo cinco años más tarde. 

 Así, los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) ponen de manifiesto que la población mayor de 70 años ya casi duplica a los menores de 15. En concreto, en 2021 residían en Valladolid 66.358 niños y adolescentes de 15 años, mientras que 122.410 eran mayores de 70. La evolución ha sido completamente contraria con el paso del tiempo, mientras que los jóvenes son cada vez menos, la cifra de personas de la tercera edad no han parado de crecer. 

El número de jóvenes va en una clara tendencia descendente cada año. Si en 2017 eran 70.208 los menores de 15 años, esta cifra descendió hasta los 66.358 en 2021. Por el contrario, los habitantes de la provincia mayores de 70 pasaron de 115.122 hace cinco años a los 122.410 de 2021. La población mayor ha aumentado en un 6,3 por ciento, los menores han bajado en un 5,4%.             

Esta circunstancia ha ocasionado que la provincia vaya envejeciéndose. Se da la circunstancia de que 170 de los 225 municipios que forman la provincia tiene menos de 500 habitantes y 64 de ellos menos de un centenar. Con una población mayoritariamente de la tercera edad y una clara ausencia de niños. Tanto es así que los últimos datos hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ponen de manifiesto que ya son trece las localidades que no tienen censado ningún menor de 14 años. Localidades que, de forma desarfortunada, están abocadas a la desaparición en un corto periodo de tiempo. 

 El Instituto Nacional de Estadística (INE) también revela que los bebés que vinieron al mundo en la provincia en el año 2020 ( último con registros oficiales definitivos) son menos que cualquier otro año desde 1941. Es decir, desde que hay registros. Los motivos son muchos y los expertos hablan de cambios de vida y de motivos económicos, y critican que una vez llegada esta situación puede convertirse en irreversible. 

El presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, Juan Carlos de Margarida, indicó que el problema demográfico de la provincia «también es un problema económico». El responsable económico destacó que se produce un doble problema debido al envejecimiento porque supone una situación de «insostenibilidad» para el sistema debido a la elevada cantidad de dinero que el Estado debe destinar «una mayor cantidad de dinero» para el pago de las pensiones, pero también más fondos para las políticas sanitarias. «Antes cuando una persona se jubilaba a los 65, la esperanza de vida se prolongaba hasta los 73, pero ahora todo esto ha cambiado y los años en los que se cobra la pensión son más, con pensiones más elevadas», indicó De Margarida. 

resurgir económico. Castilla y León y, por tanto Valladolid, además junta la característica de su extensión territorial, lo que también dificulta, según De Margarida, las posibilidades de dinamización. Por ello, apostó por el sector de la agroalimentación como uno de los motores económicos de la provincia para mejorar el desarrollo económico y, por consiguiente, atraer servicios y comercio. «Es algo nuestro, que no se puede deslocalizar, que no se puede fabricar en China y, aunque no es algo sencillo, serviría para crear nuevos puestos de trabajo». 

Por ello, De Margarida solicitó a las administraciones «una apuesta clara» por este sector para conseguir que nuevas empresas se asienten en el medio rural y se revierta el efecto de la despoblación de las últimas décadas.