El paro del transporte deja la economía al borde del colapso

Óscar Fraile
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La automoción, parte de la industria agroalimentaria y la construcción se ven lastradas por la falta de suministros hasta el punto de detener su actividad

170322JT_0233.JPG - Foto: Jonathan Tajes

La huelga del sector del transporte ha dejado muy tocados a algunos sectores económicos que todavía arrastraban los efectos de la pandemia y se estaban enfrentando a los de la guerra de Ucrania. Esta 'tormenta perfecta' ha puesto contra las cuerdas a muchas empresas que tienen dificultades no solo para recibir materiales, sino para dar salida a su producción, dado que su capacidad de almacenaje es limitada.

El Gobierno llegó en la madrugada de este viernes a un acuerdo con las asociaciones mayoritarias mediante el cual se destinará un paquete de ayudas valorado en 1.050 millones de euros al sector, que se traducirán, entre otras cosas, a subvencionar el combustible con 20 céntimos por litro. Sin embargo, la Plataforma en Defensa del Sector del Transporte, colectivo que convocó los paros, seguirá adelante con las protestas, puesto que considera que esta ayuda son «migajas». Además, uno de los primeros puntos que reclamaba para dar marcha atrás era que el Ejecutivo se reuniera con ellos, una opción que el Gobierno no contempla al no considerar a esta asociación lo suficientemente representativa.

Lo cierto es que hasta ahora los efectos de este paro han sido muy preocupantes. Varias grandes empresas han tenido que detener su actividad y muchas otras siguen funcionando con muchas dificultades y con la amenaza de tener que dejar de hacerlo en cualquier momento. La automoción, uno de los sectores capitales para Valladolid, es el mejor ejemplo. Renault e Iveco tuvieron que parar el miércoles, y la firma francesa lo volverá a hacer a principios de la semana que vienen. Lo mismo sucederá este fin de semana en Michelin, según informa la Agencia Ical.

Una situación que se traslada a las empresas auxiliares. Por ejemplo, Industrias Maxi, una firma dedicada a la fabricación de bienes de equipo y maquinaria. Su director general, Ángel García, reconoce problemas para la recepción de acero, aluminio y componentes electrónicos. Y no solo para recibirlos, sino también para trasladar los equipamientos que fabrican a las empresas. De hecho, aparte de ponerse en contacto con los transportistas que estos días sí que han trabajando, han recurrido a furgonetas para el traslado de este material. «Hay transportistas que no pueden entrar en las empresas», señala García, quien reconoce que hasta ahora no han sufrido incidentes en estas rutas. Eso sí, el directivo, que dice entender los motivos de los transportistas para la huelga, pide un acuerdo cuanto antes, porque, de seguir así la situación, Industrias Maxi tendría que empezar a pensar en cerrar a partir del 1 de abril. Lo mismo sucede con Lingotes Especiales: «tenemos problemas tanto para recibir como para expedir, así que, si no se endereza la situación, nos veremos obligados a parar», avisan fuentes de la compañía.

La alimentación. Otro de los sectores más golpeados es el de la alimentación, con el agravante de tener entre manos, en muchos casos, productos perecederos que se pueden echar a perder. El presidente de la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León (Vitartis), Pedro Ruiz, asegura que este conflicto se ha sumado al de la guerra de Ucrania. «Estamos sufriendo unos costes desproporcionados», señala. Algunas industrias ya han tenido que parar líneas de producción por no poder dar salida a su producción o por no tener capacidad de recibir más materias primas. Ruiz se muestra muy crítico con el papel que está jugando el Gobierno en esta crisis. «La sensación que tenemos es que se está riendo de nosotros, porque esto no es un problema solo de la industria agroalimentaria, sino de toda la sociedad», señala. Según él, el Ejecutivo debería haber dado «una respuesta inmediata a este problema». Además, censura las declaraciones que han salido de miembros del Gobierno porque han servido «para incendiar más» la situación.

Algunos ejemplos de 'damnificados' dentro de este sector son la fábrica de quesos que Lactalis tiene en Peñafiel y la bodega Hijos de Alberto Gutiérrez, en Serrada. En el primer caso, fuentes de la empresa reconocen que «la situación en Castilla y León (tienen otra planta en Zamora) se ha complicado mucho en los últimos días», hasta el punto de tener que ralentizar la actividad. «Tenemos problemas con la llegada de materias primas necesarias para envasar el queso: cartón, palés, film...», reconoce la compañía. Lo mismo sucede con los ingredientes necesarios para la elaboración de este alimento.

Esta situación genera un problema en toda la cadena de valor, porque si las fábricas de leche y queso no pueden dar salida a sus productos, tampoco pueden recoger la leche de las granjas, ya que su capacidad de almacenaje de producto es limitada. Y si los ganaderos no pueden entregar esa leche, tienen que tirarla, con las pérdidas que esto supone: «Lactalis siempre está comprometida con la recogida de la leche, pero sin camiones que saquen los productos terminados ni que traigan los envases, no se puede trabajar con normalidad». Otro ejemplo dentro del sector es el de la bodega Hijos de Alberto Gutiérrez. La gerente de esta empresa, Carmen San Martín, reconoce problemas para dar salida a las botellas que ya están listas para llegar al mercado, así como para recibir los materiales necesarios para hacer más embotellamientos. Aparte de las propias botellas, que llevan meses escaseando por el descenso de actividad en los altos hornos, también precisan cápsulas, palés, corchos, etiquetas, cajas, flejes, etcétera.

Más movilizaciones. Tal es el cabreo de la industria agroalimentaria que el representante de Vitartis no descarta movilizaciones si esta crisis no se cierra con acuerdo satisfactorio. Una opinión que está en línea con la del presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, Jaime Fernández.

Por su parte, el sector de la construcción también ha visto cómo estos problemas logísticos se han sumado al incremento de los precios de los materiales, que ha sido constante en los últimos meses. El presidente de la Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción (Aveco), Alberto López, reconoce que hay varias obras que están al borde de tener que parar. «Tenemos problemas de abastecimiento y el incremento de costes logísticos se une al de materiales», señala. Estas paradas supondrían un retraso que, además, implicaría más costes financieros. «La huelga de transporte ha sido la gota que ha colmado el vaso, porque todos los precios se van de madre».