El denominado "trabajo decente" tiene una de sus principales expresiones en la primacía que el empleo "debe tener sobre el capital", ha afirmado este martes el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, también secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE).

"La prioridad del trabajo sobre el capital es una de las claves de la transformación de la economía y de los estilos de vida, para lo cual se precisa conversión y acción", ha explicado Argüello tras citar el contenido de 'Laborem exercens', la encíclica que sobre el mundo del trabajo publicó san Juan Pablo II en 1981.

Sólo desde esa voluntad de cambio y compromiso, ha añadido, resulta factible el "trabajo decente" como expresión de la dignidad "integral e irrepetible" de cada persona, ha añadido a través de un vídeo emitido por el canal diocesano, que recoge Efe, con motivo de la celebración, el 7 de octubre, de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.

Las condiciones retributivas, la seguridad laboral y la atención a la vida familiar son rasgos definitorios de ese "trabajo decente" que en su opinión choca contra uno de los postulados "de la actual gran crisis de la transformación del trabajo en esta nueva fase de la revolución tecnológica", que a su juicio "hace pensar a algunos que sobran trabajadores".

En la misma línea, Luis Argüello se ha referido a la corriente que defiende "la necesaria reducción cuantitativa del consumo para asegurar la sostenibilidad del planeta", lo cual "hace afirmar a otros que sobran consumidores, de ahí la insistencia de la Agenda 2030 en controlar y disminuir la natalidad", ha inferido.

El arzobispo de Valladolid, al hacerse de los postulados de la plataforma 'Iglesia por un trabajo decente', ha recordado de forma especial la situación de los trabajadores inmigrantes y de los "sin papeles" que "deberían ser regularizados".