Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Irritante oportunismo

14/05/2022

Nuevo retraso del debate sobre el Estado de la Nación. Ya van unos cuantos, y eso que se trata de un debate que en buena ley debería ser el más importante de cada año de legislatura.

Rajoy se saltó los últimos y Pedro Sánchez no ha convocado ninguno. Lleva meses fijando fechas, atrasando la convocatoria una y otra vez, primero mayo, luego junio y ahora julio. No se trata de un problema de agenda, sino de conveniencia pura y dura, de oportunismo. Sánchez coloca el debate después de la cumbre de la OTAN en Madrid, fijada para los días 29 y 30 de junio..

Cree el presidente que saldrá de esa cumbre fortalecido, fotografiado al lado de los más importantes jefes de gobierno del mundo -con la excepción de Putin y Jinping, mejor tenerlos lejos- y cree también Pedro Sánchez que estudiar los momentos que le son propicios le dan ventaja para cualquier objetivo que quiera marcarse. Hoy, el objetivo es distanciarse del fiasco de cargarse a la directora del CNI cuando no es la culpable de lo ocurrido con el espionaje a ministros; en cuanto a los independentistas, el control de Junqueras y Cia es prueba palpable de que Paz Esteban hacía bien su trabajo: eran personas a las que había que vigilar para que no hicieran una más de las suyas, dar pasos para destruir el Estado español, su Constitución, y que perdiera una parte de su territorio.

Habrá que ver si de aquí a julio, cuando se celebre el debate -en principio, con Sánchez nada es definitivo- se habrá reconstruido su hoy deteriorada figura. Habrá que verlo. Porque la mayoría de los españoles no son idiotas, saben distinguir a un oportunista de quien se toma su trabajo en serio y lo ejerce en tiempo y forma sin consultar al calendario, ni a gurus que analizan las fases de la luna.

Sánchez pone toda la carne en el asador con la OTAN y, en cambio, se fuma un puro con las elecciones andaluzas. Si creyera que Juan Espadas podía tener un buen resultado, habría aplazado a después de las andaluzas la traumática expulsión de Paz Esteban de la dirección del CNI. Expulsión, por cierto, que puede incidir en la buena marcha de la cumbre de la OTAN, aunque Sánchez salga el más guapo en la foto de familia.

Cesar a la directora del CNI tiene coste, la disminución de la confianza de los dirigentes de la OTAN. Desconfianza hacia un presidente que antepone sus intereses políticos y personales al buen funcionamiento de sus servicios de información, que mete en la comisión parlamentaria de secretos oficiales a los enemigos de la España constitucional, y que además puede iniciar la cumbre atlántica con un reciente fracaso como el que se le augura para el 19 de junio.

Todo ello indica que últimamente Sánchez no anda muy fino en cuestiones de estrategia. Aunque juegue de forma oportunista con el calendario.