María Sánchez

La voz del portavoz

María Sánchez

Portavoz de Valladolid Toma la Palabra


Le Pen y las falsas certezas

15/04/2022

El 3 de abril el ultraderechista Viktor Orban amplió su mayoría en las elecciones húngaras. Una semana más tarde, Marine Le Pen volvió a colarse en la segunda vuelta de las presidenciales francesas, como hiciera en 2017 y su padre en 2002. En toda Europa las opciones de extrema derecha están al alza y esto es un síntoma preocupante.
En momentos de zozobra, como los actuales, buscamos agarrarnos a certezas. Tenemos la sensación de que el mundo cambia demasiado rápido. Y el discurso ultra ofrece la reconfortante solución de tirar del freno de mano. De mano dura, concretamente.
El problema es que las certezas que ofrece son a base de negar la realidad. Y la niega a costa de los derechos del resto. Muchas de las cuestiones que la extrema derecha pone en la agenda como grandes amenazas son simplemente problemas que hemos dejado al margen y nos explotan ahora en la cara.
Nadie desconoce las enormes desigualdades entre países, entre Norte y Sur, pero parece que cuesta asumir que eso provoque que gente de otros credos, pieles y costumbres venga a nuestros barrios.  Nadie puede negar que la desigualdad entre hombres y mujeres es una realidad secular, pero no se acepta que las mujeres hayamos decidido sacar el tema del cajón las cosas que pueden esperar. Nadie ha ignorado jamás que existían personas con otras orientaciones o identidades sexuales, pero incomoda que salgan del armario haciendo tanto ruido. Y a nadie se le escapa que el planeta está en peligro, pero es preferible negar que se deba a nuestra forma de producir, consumir o desplazarnos que asumir cambios.
De eso va todo esto: de la necesidad imperiosa de transformar nuestras sociedades en muchos aspectos que hemos preferido ignorar durante décadas o siglos. De dejar de seguir barriendo los problemas debajo de la alfombra. A costa de intentar hacer la alfombra cada vez más grande, en algunos países como Francia, los partidos tradicionales se encuentran al borde de la desaparición.
El mundo cambia, pero eso no debe asustarnos. Es el momento de asumir las desigualdades, injusticias y despilfarro de recursos sobre los que se asienta nuestro exiguo bienestar. Como los anuncios de alarmas, la ultraderecha intenta convencernos de que necesitamos su protección para guardarnos de las amenazas externas. Pero es una pequeña minoría la que tiene algo que perder si hacemos lo que debemos. Acoger a quien huye de la guerra o la pobreza, reconocer y garantizar todos los derechos a todo el mundo, dejar de producir y consumir de forma desmedida. Lo que está amenazado son los privilegios de unos pocos; a esos es a quienes protegen Le Pen, Orban y sus socios.