El heredero ya pide paso

Diego Izco (SPC)
-

El heredero ya pide paso - Foto: ALBERT GEA

España ha sido cantera de muchos y muy buenos tenistas, pero el pionero, la leyenda y el futuro se escriben con una sola vocal, la 'A': Santana, Nadal… Alcaraz (añadiendo 'Arantxa' por el lado femenino de la casualidad).   

España, igualmente, es un país con mil peculiaridades y signos distintivos, y uno de ellos es el de temernos 'lo peor' mientras 'lo mejor' sigue ocurriendo. Llevamos 'enterrando' a Nadal mucho tiempo a pesar de que matarlo (sus rivales lo saben, Medvedev el último en aquella final del Abierto de Australia) es prácticamente imposible. Así que en 'lo peor' miramos alrededor buscando herederos, algo rayano en lo imposible si has tenido al más grande de todos los tiempos. Y sin embargo, Alcaraz parece perfecto para llenar ese hueco. El vacío que quede cuando el balear cuelgue la raqueta, claro…

El tópico dice que ese 'futuro', el del chico, ya es presente. Y el presente dice que 'Carlitos' es un misil rumbo a la gloria. «Me veo en el 'Top 20' en tres años», dijo a comienzos de 2022. Ya es noveno. En un solo año ha subido 110 puestos en la clasificación de la ATP… y no se pone límites. Quizás no los tiene. La casualidad quiso que ese ingreso en el 'Top 10' se produjera en la misma fecha (25 de abril) en la que Rafa Nadal lo consiguiera con 18 años, 10 meses y 22 días. Alcaraz lo logró con apenas 29 días más que el manacorí. De hecho, habría que remontarse tres lustros para encontrar a dos menores de 20 años metiéndose entre los 10 mejores: Novak Djokovic y Andy Murray en 2007. 

La evolución

Alcaraz parece volar y acertar en todo lo que hace, pero detrás de esa sensación de niño que juega, gana y se divierte hay un trabajo concienzudo de su padre Carlos (que fue subcampeón de España de tenis) y Juan Carlos Ferrero, algo más que un entrenador para el muchacho, casi «un segundo padre». En Villena, donde 'Ferri' tiene la academia, conviven a diario desde hace cuatro años, puliendo a un futuro campeón que almorzaba y merendaba viendo a Nadal, su ídolo junto a Federer, por televisión. El de Manacor le dedicó unas palabras que describen la senda del éxito: «Carlos tiene todos los ingredientes, la pasión, la humildad, el talento y el físico, lo que me recuerda mucho a mí cuando tenía su edad» 

La pandemia ralentizó lo inevitable: su irrupción en la élite. 2021 fue el año de la preparación: conquistó su primer título ATP 250 en Umag (Croacia) y, a final de temporada, ganó el  Next Gen Finals, que reunió a los ocho mejores sub'21 del año. Y finalmente, 2022 está siendo el año de la explosión. Ya tenía mente de ganador, pero ahora su evolución física acompaña: 1,83 metros y 77 kilogramos de puro músculo y explosividad que le han permitido llevarse el  ATP 500 de Río de Janeiro  (venció a Diego Schwartzman en la final), el  Masters 1.000 de Miami (triunfo sobre Casper Ruud, octavo del mundo entonces) y, el pasado fin de semana, el ATP 500 de Barcelona (Trofeo Conde de Godó), superando en el último encuentro a su «hermano mayor», Pablo Carreño. 

La impresionante racha del murciano ha puesto en alerta a los sospechosos habituales del circuito, y las casas de apuestas ya le señalan abiertamente como uno de los favoritos (junto a Nadal) para imponerse en Roland Garros. Habrá que esperar para ver si el heredero puede reinar donde ya hay rey... De momento, el público español volverá a disfrutarle ahora en el Mutua Madrid Open, cuyas semifinales se juegan el día (5 de mayo)en que el este 'niño maravilla' cumplirá tan solo 19 años.