El ladrillo esquiva la crisis con más obra nueva y reformas

Óscar Fraile
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El sector de la construcción es una de las excepciones dentro de una tónica general de destrucción de empleo y prevé que el futuro inmediato mejorará gracias a las ayudas del Gobierno incluidas en el Plan de Recuperación

La rehabilitación de viviendas y las pequeñas reformas atraviesan un buen momento, igual que la obra nueva. - Foto: Jonathan Tajes

La construcción parece estar mostrando en esta pandemia la fortaleza de la que careció en la anterior crisis, que estalló en 2007 a raíz, precisamente, de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Según los datos del Ministerio de Trabajo, este sector tiene 1.966 personas paradas en Valladolid, 140 menos que antes del inicio de la pandemia. No es una bajada muy significativa, pero es un descenso de parados, algo muy inusual en mitad del tsunami económico provocado por la covid-19.

La alegría, o la decepción en este caso, va por barrios, y unos sectores han sido más afectados que otros. Pero la tónica general no es buena. Por ejemplo, en la industria la cifra de desempleados en Valladolid se ha disparado de los 3.058 de antes de la pandemia a los 3.695 actuales, un 20,8 por ciento más. El mal momento que atraviesa la automoción ha contribuido a ello. Lo mismo ha sucedido con el sector servicios, que ha pasado de 22.108 a 25.029 parados gracias, sobre todo, a las dificultades que atraviesan los sectores de hostelería y turismo, entre otros. Y en la agricultura el paro también ha subido, de 2.158 a 2.735 desempleados. Además, según los datos de la Encuesta de Población Activa, las personas ocupadas en la construcción han pasado de 15.700 a 18.700 en Valladolid entre el primer y el últimos trimestre de 2020.

¿Por qué la construcción parece ajena a este fenómeno? Hay varios factores que lo explican. Uno de ellos es el aumento del ahorro de las familias y, por lo tanto, su capacidad de invertir en vivienda. Se trata de un fenómeno que se repite en toda Europa. El consumo se ha reducido radicalmente en los últimos meses por la incertidumbre y la disponibilidad de liquidez ha aumentado. Evidentemente, no en todos los ciudadanos, porque hay muchos que han sido duramente golpeados por la crisis. El vicepresidente de la Asociación Vallisoletana de Empresarios de la Construcción (Aveco), Manuel Brizuela, incide en que «la capacidad de ahorro ha aumentado mucho» y eso ha provocado que haya «mucha obra nueva en Valladolid», en zonas como El Peral, Parquesol y la prolongación de Puente Jardín, entre otras. También en el centro y semicentro, donde la demanda ha crecido mucho en los últimos años.

Ese factor se ha unido al descenso de precio que ha experimentado la vivienda en los últimos años, aunque en los más recientes se ha estabilizado. Según los datos del Ministerio de Fomento, el metro cuadrado de vivienda libre se situaba en el cuarto trimestre del año pasado en 1.229 euros, por debajo de los más de 1.400 de hace una década y muy lejos de los casi 1.700 que llegó a costar poco antes de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Una evolución del precio que tiene que ver con que «los solares ahora cuestan una décima parte que durante el anterior boom».

Fondos de capital-riesgo. Brizuela asegura que en los últimos meses han «desembarcado» en Valladolid varios fondos de capital-riesgo para poner en marcha nuevas promociones. «Todo lo que se está construyendo se vende como no se había hecho en la vida», dice. Incluso teme que el sector se esté asomando a otra pequeña burbuja. Y pone como ejemplo su empresa, donde cerca del 70 por ciento de los pisos de una promoción ya tenían dueño a los tres meses de iniciar la comercialización.

Otro fenómeno que ha generado la pandemia es un incremento de la demanda de espacios al aire libre. Por ejemplo, de viviendas con un pequeño jardín cuando están alejadas de la capital. Y en los entornos urbanos, la terraza es lo más solicitado. De hecho, Brizuela asegura que todas las viviendas que está construyendo tienen alguna de al menos doce metros.

El secretario general de Aveco, Benjamín Hernantes, también destaca el buen funcionamiento de las pequeñas reformas y la rehabilitación de edificios. Sobre todo después de que el confinamiento haya obligado a muchos ciudadanos a estar en casa más horas de las habituales. «Hay mucho movimiento ahí, alguno derivado de compras de viviendas de segunda mano que deciden reformar», señala.

Y todo hace indicar que esta actividad cobrará más importancia en los próximos meses, después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciase esta semana que el Ejecutivo invertirá 6.820 millones en la rehabilitación de edificios para hacerlos más eficientes. «Todas las ayudas son bienvenidas», se felicita Hernantes.