Más de 120 días cerrados. O mejor dicho, obligados a estar cerrados. Eso acumulan ya los centros deportivos de Valladolid, que se ven como un sector «olvidado y perjudicado». Las cifras hablan por sí solas, con un descenso de entre el 40 y el 50 por ciento de los usuarios (en función de gimnasio), una caída de la facturación del 53 por ciento e informes que hablan de que el 44% de los centros deportivos cerrarán si la situación se prolonga los próximos seis meses. A estos números, se añaden los que les ponen en el ojo del huracán, ante la posibilidad de ser foco de contagios. La respuesta la dan los propios gimnasios: «Apenas un 0,28% de los brotes están ligados a la actividad deportiva. Nos dicen que haciendo deporte se exhalan muchos aerosoles y que es un riesgo; para eso llevamos la mascarilla en todo momento, desde que entramos hasta que salimos del centro».
«Nuestro futuro es incierto. Todos los días estamos viendo empresas que cierran definitivamente y en nuestro caso estamos acumulando pérdidas ya durante muchos meses que no sabemos cuánto tiempo podremos mantener. Estamos peleando por seguir siendo una empresa local, pero somos el único centro deportivo de estas características que no está respaldado por una multinacional o un fondo de inversión y esto nos deja aún más desamparados ante esta crisis», señala desesperado Paco de la Fuente, dueño del Cdo Covaresa y del Cdo Almendrera (en Arroyo), con 120 trabajadores actualmente en ERTE.
Tras abrir sus puertas el 22 de junio las tuvo que volver a cerrar el 5 de noviembre, y ya sabe que cumplirá el mes cerrado: «Nuestra sensación actual es de pesimismo porque la incertidumbre es total y porque estamos viendo que todos los esfuerzos que hemos hecho en estos meses desde la reapertura han sido en vano». Él, junto a otros centros, protagonizó el pasado 6 de noviembre una protestas del mundo del deporte: «Nos están criminalizando y mandando a la sociedad un mensaje muy negativo sobre nuestro sector; en la calle piensan que si nos cierran es porque habrá habido contagios, pero no es así y esa impotencia es muy frustrante. Los centros deportivos no somos el problema, sino que somos parte de la solución».
El Xperience Calderón, sin usuarios. «Nadie nos ha comunicado cuáles son los motivos por los que nos han obligado a cerrar de nuevo», grita.
Como él, David García del Xperience Calderón y Sotoverde: «Somos un sector olvidado y perjudicado como el que más, fuimos los primeros en cerrar y los últimos en abrir y ahora hemos sido los primeros en volver a cerrar, sin ningún tipo de ayuda por parte de la administración». Con el primer cierre ya perdió un 40% de clientes y cree que con éste perderá todo lo recuperado los meses de septiembre y octubre: «Un tercer cierre tras la navidad sería una sentencia de muerte para el sector».
Desde el Palero y Go Fit parecidas opiniones. «Nosotros estamos preparados para reabrir en el momento en que se nos permita», señalan en Supera. «Queremos que la gente haga ejercicio físico seguro para que su capacidad inmunológica sea mayor», apunta Alfonso Arroyo, adjunto a la Presidencia de Go Fit, que reconoce pérdidas económicas al «estar varios meses cerrados y aumentar el gasto en seguridad», aunque apunta que su pérdida de usuarios es menor.
Solo otras tres comunidades autónomas han cerrado los centros deportivos
Además de Castilla y León solo otras tres comunidades, Cataluña, Asturias y Aragón, han decretado el cierre los centros deportivos en esta segunda ola. «Creemos que tenemos argumentos suficientes para garantizar que el deporte es seguro y que además aporta salud física y mental en el momento en que más la necesitamos», añade Paco de la Fuente del Cdo. Ampliación del servicio de limpieza, material de desinfección antiCovid, inversión en mamparas, controles de temperaturas, señalización, dispensadores de geles, Epis para las plantillas han sido algunas de las medidas que han ido tomando los centros deportivos, sin recibir ayudas de las administraciones, ni contar con un plan de choque para el sector. Pero no solo están sufriendo el cierre las grandes superficies, también las ‘pequeñas’, como Proporción A. «Desilusionado y muy triste. El mayor problema que la sensación es que son medidas sin coherencia y sin una base científica», señalaba Nacho González.