El caníbal que viene

Diego Izco (SPC)
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Evenepoel entra triunfal en la meta de Wollongong para proclamarse campeón del mundo. - Foto: DEAN LEWINS (EFE)

El niño descarado que concentra energía en estado puro en 172 centímetros y entra en la línea de meta con el dedo índice en los labios aventaja en más de dos minutos al que se llevó la medalla de plata. Es un prodigio de técnica, de potencia, de inteligencia sobre la bicicleta, y solo le falta pedalear estirando un chicle o llevando el audio del móvil a todo trapo para recordarnos que sigue siendo un crío abandonando la adolescencia: acaba de culminar su gran obra, manda callar al personal y solo tiene 22 años, la edad en la que los ciclistas de anteriores generaciones estaban aún 'haciéndose', según los cánones académicos de la preparación. 

Remco Evenepoel ha llegado para romperlo todo. De entrada, ya ha destrozado el discurso conservador de quienes acusaban a sus mentores y directores de equipo de subirlo «demasiado pronto» al World Tour. Aquellas críticas por un salto «precipitado» que iba a «quemar a uno de los corredores más prometedores del momento» son ahora papel mojado: el muchacho se ha saltado tres o cuatro 'cursos', ha conquistado el mundo y su nombre ya no podrá quitarse de ninguna quiniela de favoritos. Corra lo que corra: un día o tres semanas. 

El 'nuevo Merckx'

La comparación con Eddie Merckx es inevitable casi desde su nacimiento, en las afueras de Bruselas, a apenas una hora de Meensel-Kiezegem, donde nació el 'Caníbal' el 17 de junio de 1947. El deporte siempre ha buscado pioneros y después herederos, por eso la crítica siempre ha sido muy exquisita a la hora de elegir al 'nuevo Merckx': nadie había sostenido ni las formas ni la potencia ni la voracidad del corredor más dominador de la historia. Para cuando los propios belgas (idólatras de Merckx) han otorgado el título de «heredero oficial» a Remco Evenepoel, es que han detectado 'algo' en él. 

Ese 'algo' tiene mucho que ver con la nacionalidad y con un estilo arrollador, brutal, pero también el palmarés fija una coincidencia: Evenepoel acaba de proclamarse campeón del mundo con solo 22 primaveras... las mismas con las que Merckx ganaba el maillot arcoíris por primera vez en 1967 (luego lo conquistaría en otras dos ocasiones). 

Con el oro mundial en Australia, Evenepoel se convierte en el cuarto corredor de la historia que logra en la misma temporada uno de esos 'tripletes mágicos' reservados a los elegidos: Campeonato del Mundo, una gran vuelta y uno de los 'monumentos' de las clásicas. El joven ciclista del Quick-Step conquistó la Lieja-Bastoña-Lieja y se llevó la Vuelta a España antes de coronarse en Wollongong. Y sí, Eddie Merckx también lo consiguió (aunque con 26 años) en 1971 (con el Tour de Francia). El gran Alfredo Binda fue el primero (1927, con 25 años) adjudicándose el Mundial con Giro y Lombardía; y Bernard Hinault (1980, con 26) había sido el último con Giro y Lieja. La dificultad de la empresa eleva a Evenepoel al podio de los elegidos. 

Volver a nacer

En plenitud, solo Evenepoel puede ganar a Evenepoel. De Lombardía 2020 surgió un vendaval: aquel día, un 15 de agosto, el belga sufría una brutal caída en la entrada a un puente. Las imágenes eran sobrecogedoras:salvó la vida gracias al casco, pero se fracturó la pelvis. ¿Volvería igual el joven prodigio de Aalst a ser el mismo? Seis meses después se subió a una bicicleta y lo demás, devorar contrincantes y kilómetros. Con todo el futuro por delante y Patrick Lefevere (su director de equipo) mimando cada paso, provoca lo que el viejo Eddie: miedo en sus rivales.