Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Un debate en el aire

19/04/2022

El anuncio por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez de que el debate sobre el estado de la Nación se celebrará en lo que resta del actual periodo de sesiones, no puede sino ser acogido como una buena noticia, dado que lleva sin celebrarse desde el año 2015, y ya es hora de que se asista a una puesta al día con visión general de los problemas que atraviesa el país y las soluciones propuestas por todos, aunque finalmente la inercia de la actualidad condicione su desarrollo.

La serie de vicisitudes políticas ocurridas desde la última ocasión en la que debatieron Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, desde repeticiones electorales a mociones de censura, más elecciones, y dos años de pandemia, han impedido que se celebrara un debate que es un instrumento de reforzamiento y regeneración democrática y una práctica política saludable que, por el hecho de no estar regulada de ninguna forma, queda al albur de los intereses políticos del propio presidente y de su partido, a la espera siempre de un momento favorable para colocar sus mensajes de recuperación económica, para salir triunfante en las resoluciones que se aprueben sin dejarse demasiados pelos en la gatera durante su negociación y en la búsqueda de alianzas para sacarlas adelante. .

La celebración del debate, sin embargo, pende del hilo de la convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas andaluzas, que Moreno Bonilla debe anunciar en breve si quiere que se celebren en el próximo mes de junio. En este caso hay posibilidades que la oferta quede relegada porque se convertiría en el primer acto de una campaña electoral que no pinta bien para los intereses del PSOE, condicionada además por una inflación desbocada y la presión para que se bajen impuestos, con la crisis del Sáhara cerrada por el lado de Marruecos, pero abierta por el lado de Argelia, y con los precios de la energía aún sin embridar. La celebración en Madrid de la cumbre de la OTAN, en el mes de junio, es otro de los acontecimientos que acota el periodo para que tenga lugar el pleno del Congreso en el que el presidente del Gobierno se somete al control parlamentario por extenso.

El anuncio de la celebración del debate sobre política general también pilla a contrapié al Partido Popular, que bajo la dirección de Pablo Casado no dejó de demandar su convocatoria. Ahora Pedro Sánchez juega con la ventaja de que el nuevo líder de los populares Alberto Núñez Feijóo, no es diputado y por tanto no podrá participar desde la tribuna del Congreso. De esta manera no podrá apuntalar 'el efecto' que su elección ha generado en las expectativas electorales de su partido. Tampoco para Sánchez será un paseo triunfal porque tiene problemas dentro de su casa dadas las divergencias que existen en el seno del Ejecutivo en relación con la guerra de Ucrania, la ley de vivienda o la subida de impuestos, más los encontronazos con la estrategia de Unidas Podemos que puedan surgir hasta su celebración.

No hay duda que el debate sobre el estado de la Nación necesita de una regulación que obligue a que se produzca en tiempo y forma, que lo aleje de los intereses del Gobierno. Pero se convertiría en una nueva norma que el gobierno de turno no dudaría en incumplir cuando le conviniera.