La muerte de familias con muchos miembros, la falta de trabajo, la emigración hacia otras zonas e incluso la proximidad de otros municipios que absorbieron gran parte de la población... Muchas son las razones que han llevado a una veintena de municipios a convertirse en despoblados. Casas vacías donde ya no reside nadie o apenas cuentan con una decena de vecinos, pero que mantienen su indosincrasia, su fisionomía e incluso en algunos casos los utensilios en el interior de las viviendas.  

Algunos se mantienen casi en perfecto estado, las casas están en buenas condiciones y algunas de las calles incluso están asfaltadas a pesar de que no pasa nadie. En otros casos, el deterioro es más que evidente, los tejados se han ido cayendo con el paso de los años, la maleza y las zarzas suben por las paredes y los muros se caen sin remedio. En algunos casos, estos pueblos, llenos de vida en el pasado, se han convertido en fincas privadas convertidas en algunas ocasiones en explotaciones agrarias. 

Son 22 los 'despoblados' repartidos por toda la provincia. Dos son más conocidos por su extensión y por mantener en buen estado la mayor parte de sus edificios. Molpereces, junto a Aldeyuso, al lado de la carretera a Fompedraza. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se mantiene cerrada y su altar está tapado con un plástico. Sus casas se caen de manera irremediable y, en su interior, incluso se conservan lagares para la elaboración casera de los típicos vinos de la Ribera del Duero.