Cumbia, salsa, merengue y mucho autotune

M.B
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Cumbia, salsa, merengue, baile funk con autotune y bases 'made in' Valladolid

Chacho Cósmico, con una keytar en la plaza de la Universidad. - Foto: Jonathan Tajes

Chacho Cósmico es un proyecto personal con el objetivo de pasármelo bien, de experimentar con música que me gusta, de reírme de mí y de hacer música divertida, que la gente se lo pase bien». Santi Sierra es Chacho Cósmico y quién mejor que él para explicar qué es. Vallisoletano de 28 años, lleva la música en vena gracias a sus padres. Estudió piano y saxo, hasta que a los 17 o 18 años dio un giro a su vida: «Dejé a un lado la clásica y empecé con la urbana, tocando el saxo en Tasca, una banda palentina de música jamaicana».

Tras probar con el rap y con la electrónica, y pasar por otros proyectos y grupos, a finales de 2020 empezó a dar forma a lo que verdad le gustaba, la cumbia, la salsa y el merengue: «Fui haciendo unos temas sin ninguna pretensión. Llegué a los once y decidí grabarlos». Así surgió su primer disco, titulado 'Nueve Canciones de Amor y Dos Cumbias Castellanas'. Entre medias, en una reunión en Cantarranas con un grupo de amigos, nació el nombre: «Lo dijo una colega en alto y me gustó. Chacho es una palabra muy de Valladolid y lo de cósmico viene genial por el tema espacial, sideral y de sintetizadores».

Así que este músico y compositor se lanzó a un proyecto personal cien por cien, aunque cuente con colaboraciones, «en algunos conciertos», de Alba y Alicia, de Cabeza de Gallo, «porque también busco hacer un show».

La cumbia es el principal eje de su disco y del Chacho Cósmico, pero también hay salsa, merengue, baile funk e influencia del reggae: «Y autotune a tope». A nivel nacional se puede parecer al gallego Ortiga, uno de sus referentes y con el que ya ha estado encima de los escenarios; o a los madrileños Tremenda Jauría. 

Chacho Cósmico presentó su disco en octubre del año pasado en Asklepios, y ya ha pasado por los dos Espacios Joven de la capital, por el Kafka, la Sala Cientocero, Tordesillas, Palencia y eventos privados... en junio estará en el Festival Rural Internacional de Circo de Ciruelos de Cervera en Burgos y tiene en cartera otros dos o tres conciertos, a punto de cerrarse, pero que aún no pueden revelarse. Él mismo, que es un apasionado del teatro, estudió dos años en una Escuela de circo en Portugal, «algo que me ayuda mucho en los directos».

Precisamente esos directos buscan ser una fiesta y asegura que el feedback del público está siendo fantástico: «Quiero que la gente se divierta cuando me ve». Por eso, encima de los escenarios no pueden faltar los samples, aparatos eléctricos, el saxo, sintetizadores, autotune y bases: «Y a veces una guitarra y un bajo». Por el momento su disco se puede adquirir por 8 euros en internet, en sus conciertos y en la tienda Disconautas, en la calle Torrecilla.