«Hay que fijar criterios sobre la forma de procesionar»

M.Rodríguez
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Argüello asegura que se mantendrán esos cambios, con algunos ajustes para que los atascos el jueves santo por la tarde sean menores, igual que para evitar problemas como los que se registraron el miércoles santo por la noche

Luis Javier Argüello, nuevo arzobispo de Valladolid - Foto: Jonathan Tajes

¿Pueden ser las nuevas tecnologías una alternativa para suplir la falta de vocaciones y, sobre todo, para llegar medio rural?

Por supuesto. Hay pequeñas comunidades donde no se puede celebrar la eucaristía el domingo y les animamos a verla por la televisión, pero esa celebración no es vivencia plena. En un pequeño pueblo viví una cosa muy bonita con varias personas que se juntaban para ver la eucaristía por la tele. Les autorizamos a que una de ellas llevase la comunión desde la iglesia y así comulgaban en el momento de la comunión. Además, uno llevaba el café, otro la leche y otro un bollo. Cómo no voy a hacer un elogio de esto, sin embargo para poder ofrecer la comunión ha hecho falta que otro día alguien hubiera realizado la verdadera consagración.

Alerta de nuevas formas de estar en el territorio y que la forma de la parroquia ha de ser otra.

En una realidad como la de Castilla y León nos encontramos, a la vez, con comunidades parroquiales extraordinariamente reducidas, sobre todo en invierno, y con menos sacerdotes. Muchas de las realidades que hoy llamamos parroquias no lo pueden ser, en el sentido de poder vivir y ofrecer todo lo que deberían. Necesariamente ante una nueva forma de estar distribuida la población en el territorio tenemos que cuidar de respetar la realidad y la historia de un pueblo. Al mismo tiempo tenemos que animar a agruparse con las localidades vecinas para que puedan vivir una realidad eclesial que desempeñe de la mejor manera lo que es una parroquia. En eso estamos, y no es fácil.

¿El patrimonio eclesial puede convertirse en un producto cultural más, medido por su valor económico?

Un templo, en un pequeño pueblo, si no tiene suficientes vecinos es difícil que se mantenga y que esté abierto cuando alguien vaya a visitarlo. Muchos tienen un indudable valor patrimonial, cultural e histórico. Pero tienen, porque para eso se hicieron, un valor y significación religioso, espiritual y litúrgico. No son dos realidades enfrentadas, y desde ahí hay que seguir en el diálogo con las administraciones públicas para ver cómo podemos colaborar para mantener el patrimonio. Esto es algo que hasta ahora es globalmente satisfactorio. Pero también se han podido mantener hasta ahora, en gran medida, porque ha habido una comunidad. 

¿Corre también la Semana Santa el riesgo de ser principalmente un recurso turístico más?

No cabe duda de que hay ese riesgo, pero parte de un dato que es valioso. La fe es visible, se realiza a través de expresiones diversas. Y la celebración de la gran fiesta de los cristianos, con expresiones litúrgicas solemnes y de devoción popular en la calle, con diversos significados, nos parece bueno. El asunto es cómo ayudar a caer en la cuenta a todos los que participamos, de una u otra manera, en que esta historia acontece desde un acontecimiento central. El valor artístico, cultural y económico de la Semana Santa corre un riego si se niega el bien que se celebra y se expresa en imaginería, sacado a la calle por unos cofrades.

¿Plantean cambios importantes este año?

Hicimos cambios el año pasado. Las cofradías y la Junta de Semana Santa están revisando el resultado, pero globalmente el programa de este año será muy similar al del anterior. Se mantendrán esos cambios, con algunos ajustes para que los atascos el jueves santo por la tarde sean menores, igual que para evitar problemas como los que se registraron el miércoles santo por la noche. 

¿Se está elaborando un libro de estilo para las cofradías?

Es una cosa que he lanzado a las cofradías. En los últimos años se ha dialogado sobre la influencia de Andalucía. Y se trata, en la medida de lo posible, si podemos ofrecernos un libro de estilo, con algunos criterios sobre la forma de procesionar, el coloquio entre música y silencio,… No es lo mismo la procesión general del viernes que las nocturnas de lunes o el martes y hay otras en las que su estilo conlleva que se resalte de una manera más singular el silencio que en otras. 

Se trata de la estética procesional, que hay que ajustarla con la espiritualidad. También hay una dimensión cultural y, por lo tanto, la belleza estética es importante, pero debe tener una raíz espiritual en la que la verdad del acontecimiento que se celebra no se olvide. Hay cosas fáciles de entender: en una procesión tiene que haber una armonía entre el título, la imagen que se procesiona, y el acto llamado penitencial que se hace. Hay una armonía interna en la procesión que es fácil de describir y que hay que tener cuidado para que se cumpla.