El desastre es mayor si nadie lo ve venir...

Diego Izco (SPC)
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El Barça cumple con las previsiones más pesimistas el año que debía ser optimista. Otra noche nefasta del Atlético, que de "gran favorito" de su grupo puede ser el "gran fiasco" de la primera fase

Los jugadores del Brujas felicitan a su portero Simon Mignolet (c) tras el encuentro del grupo B de la UEFA Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid, este miércoles en el estadio Cívitas Metropolitano, en Madrid - Foto: Sergio Pérez (EFE)

Xavi Hernández dejó en la sala de prensa un lacónico «el año pasado no nos llegaba, pero este...». Parpadeaba con incredulidad, tal vez pensando que el final de la frase tenía mucha más crueldad personal, tipo «… pero este año el que no llega soy yo». Sus números en Champions son los que son: tres victorias, cinco empates y cuatro derrotas. Este curso el Barça tenía equipo para volar, y volaba, pero llegó el parón FIFA, se lesionaron varios defensores y, de la noche a la mañana, los mismos zagueros que consumaron el fiasco de la 21/22 estaban defendiendo a Ter Stegen en la 22/23. Eso no lo vio venir nadie, porque era la temporada de ser optimistas después de dos o tres campañas languideciendo: la de las 'palancas', la de Lewandowski (lo único potable en otra noche infernal en el Camp Nou), la de los centrales de garantías, etcétera. ¿Por qué el conjunto que ha encajado un gol en ocho partidos de LaLiga ha concedido siete en cuatro duelos de Champions? Otro de esos misterios que atenazan en Europa a un Barcelona acomplejado, lleno de miedos que no supera. 

El lado rojiblanco

Si lo del Barça era difícil de ver (aunque las previsiones más pesimistas sí lo apuntaban por aquello de compartir el grupo con Inter y Bayern), lo que nadie esperaba es que el Atlético de Madrid estuviera con la soga al cuello siendo el gran favorito de su grupo. Esa fue la etiqueta que le colgaron tras el sorteo y la que ha sido incapaz de defender en cuatro jornadas: un solo triunfo, aquel del minuto 100 ante el Oporto. Estos dos cursos se están llevando por delante el aparente crédito ilimitado de Simeone, que escuchó como algunas monedas más se le caían al suelo cuando el público, deseando que Joao Félix hiciese algo de magia en el 0-0, vio cómo el 'Cholo' quemaba la última bala con un medio defensivo (Witsel).   

De sangre

Rüdiger parece de esos futbolistas (como dijo Baresi sobre Puyol) que meten la cara donde otros temen meter el pie. Al borde de la derrota, Toni Kroos le dijo algo en alemán a su central y este lo dejó todo para convertirse en el 'boya' dentro del área del Shakhtar. Le envió dos tierra-aire teledirigidos: el primero fue un 'casi', el segundo ya fue gol. Y 20 puntos de sutura. Y el día en que los misiles caían sobre Kiev y el campeón ucraniano lloraba en el destierro de Varsovia, casi todo el planeta fútbol (incluido buena parte de la afición madridista) sintió lástima por ese 'gol de sangre' que les impidió siquiera una pequeña alegría.  

El genio que viene

Jude Bellingham es un tipo de 19 años que juega con el entusiasmo de alguien de su edad y el poso de uno de 30. La mezcla de ambos conceptos está creando a un futbolista total, con una conducción exquisita, un disparo preciso, oportunismo y visión de juego al nivel de los mejores. Terzic ha moldeado además el carácter díscolo del inglés y ahora es el líder (y capitán más joven de la historia) del Borussia Dortmund post-Haaland. Es el único que ha marcado en las cuatro jornadas de la Liga de Campeones (le hizo otro al Sevilla el pasado martes, asegurando el empate y más de medio billete para octavos de final) y el tipo que, dicen, reventará el próximo mercado de verano. Con permiso de Mbappé, claro... aunque el francés empieza a oler más a niñato caprichoso que a jugador de época.