Frenazo a una actividad vital para los hoteles

Óscar Fraile
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La mitad de los ingresos de estos negocios dependen del turismo de congresos algunos meses. El sector cree que será imposible retomar la normalidad antes de mediados de 2021

Recepción de un hotel de Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Valladolid tiene potencial para convertirse en un referente nacional del turismo de congresos y reuniones». Son las palabras que dijo la concejala de Turismo, Ana Redondo, durante la constitución en 2016 de la Red de Ciudades de Congresos en Ibiza. Y en esa línea ha trabajado el Ayuntamiento desde entonces, consciente de que la cercanía con Madrid y la conexión con AVE con la capital juegan a favor de Valladolid para presentarse como alternativa a la capital.

Y lo cierto es que este tipo de turismo ha mantenido una evolución positiva desde entonces, tal y como reflejan los informes anuales que publica la Oficina de Congresos del Ayuntamiento. El indicador más claro es el retorno económico que obtiene la ciudad, que es la suma de lo que gastan los asistentes y los organizadores. El año que la concejala hizo esas declaraciones, 2016, el retorno fue de 29,4 millones, que pasaron a ser 36,9 un ejercicio más tarde. En 2018 volvió a subir hasta los 41,7 millones y el año pasado ya fueron 55,4. Es decir, la pandemia ha supuesto un freno a una actividad que atravesaba por un buen momento. Y todo ello, pese a que en 2019 se celebraron 555 congresos, bastantes menos que los 647 de 2018, una bajada que se compensó con un importante incremento del gasto medio de los asistentes, que pasó de 169 a 260 euros.

Si hay un sector damnificado por el desplome de esta actividad, es el hotelero. Aunque los ingresos son cambiantes en función del mes, en los más importantes estos turistas pueden llegar a aportar la mitad de la facturación del negocio, tal y como reconoce el presidente de la asociación Hoteles de Valladolid, Francisco Posada. Y lo peor es que el sector duda que se pueda retomar la actividad con total normalidad antes de mediados del año que viene, por mucho que haya organizadores que están intentado ‘reubicar’ lo suspendido en el primer semestre de 2021. De hecho, puede que para entonces el turismo haya cambiado tal y como se concebía hasta ahora. Al menos el de congresos, porque la generalización del teletrabajo y las reuniones telemáticas se ha convertido en otra amenaza para los hoteles. 

Además, hay que tener en cuenta que lo excepcional de esta situación ha hecho que Valladolid ya no se pueda beneficiar de los congresos por los que Madrid no suele pelear, los de tamaño medio y pequeño. Posada dice que ahora hay que pujar por ellos con las grandes ciudades, que ya no descartan ninguna cita, por pequeña que sea.

Desplome generalizado

Y lo peor para los hoteles es que ahora mismo no hay una actividad que pueda compensar el descenso de otra. La caída del turismo es casi total, tal y como demuestra el pésimo nivel de ocupación media que han tenido los hoteles de Valladolid en verano. Entre el 20 y el 25 por ciento, en función de su ubicación, pero, en cualquier caso, muy alejados del 60 por ciento al que se solía llegar en estas fechas.

Además, hay que tener en cuenta que la situación sanitaria ha empeorado desde que los hoteles retomaron su actividad tras el parón por el estado de alarma. Esta misma semana la consejera de Sanidad, Verónica Casado, reconocía que la situación en Castilla y León es «muy grave» y cada uno de estos anuncios tienen un efecto demoledor para el sector. Aunque Posada comprende la necesidad de ser transparente con estos datos, también pide un poco de empatía con los efectos que tienen en el sector turístico. «Cada noticia de este tipo nos entierra un poco más», dice. Y, según él, el sector ya está en una situación más que difícil. «Dudo que algún hotel de Valladolid supere ahora mismo el 25 por ciento de ocupación», añade. De hecho, hay «cinco o seis» que están cerrados y el presidente de la patronal vallisoletana teme que haya otros que tengan que tomar la misma medida durante las próximas semanas si la situación sanitaria empeora y, como consecuencia, se endurecen las medidas restrictivas y la movilidad.

Los expedientes de regulación temporal de empleo han sido hasta ahora una tabla de salvación para estos negocios, como para otras tantas empresas, pero, aunque mantengan a parte de la plantilla dentro de los mismos, los hoteles tienen una infraestructura que les obliga a tener un mínimo personal, entre mantenimiento, recepción, camareras de piso, etcétera. Unos gastos de personal que son inviables de mantener en el tiempo con este volumen de clientes. «Los hoteles están pensados para funcionar con un nivel de ocupación de al menos el 60 por ciento, y ahora hasta parece que hay algunos empresarios que van a tener que poner dinero de su bolsillo», lamenta Posada.