Los Rolling no pasaron por Valladolid

Jesús Anta
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Valladolid iba a protagonizar el evento mas importante que jamás había acogido, pero fue cancelado el mismo día del concierto

Los Rolling no pasaron por Valladolid - Foto: J. Tajes

Un caluroso 14 de agosto de 2006 -han pasado 15 años-, se iba a celebrar en Valladolid un concierto de los Rolling Stones. Pero el concierto se canceló ese mismo día. Fue un drama. 

La prensa venía dando una inusitada cobertura al concierto. Publicaban reportajes que levantaban una enorme expectación. El Día de Valladolid, por ejemplo, escribió: «El escenario donde actuarán sus Satánicas Majestades estará inspirado en los palcos del Globe, el famoso teatro londinense donde Shakespeare representó sus primeras obras».

Ochenta medios de comunicación de varios países europeos y de muchas ciudades españolas estaban acreditados para seguir el concierto y sus prolegómenos. Hasta las colas para comprar las entradas y para acceder al estadio eran un espectáculo en sí mismas, por el colorido, por el ambiente del que mucha gente disfrutaba: eran festivas, de convivencia.

Por todo ello, la noticia de la suspensión fue un bombazo del que se hicieron eco todos los periódicos nacionales y de provincias, así como los corresponsales extranjeros: la prensa, radios, televisiones, cadenas musicales… todos llevaron a noticia destacada el ‘no concierto’ de los Rolling.

Desde hacía varios días llegaban a la ciudad numerosos fans venidos desde lugares tan dispares como Tenerife, Sevilla, Zaragoza, Francia, Italia o Bulgaria. Gente durmiendo en los alrededores del Estadio José Zorrilla. Incluso muchas personas habían planificado sus vacaciones veraniegas en función del concierto.

Valladolid estaba incluida en una gira que los Rolling habían comenzado en 2005 en EEUU, y que iba a recorrer Europa: cuatro conciertos en España: Barcelona, Madrid, Valladolid y El Ejido. Los de Barcelona y Madrid se habían suspendido por el accidente que sufrió Keith Richards al caerse de un cocotero en las Islas Fiyi. Así que Valladolid cobraba un protagonismo que nunca se imaginó: se convertía en la capital mundial del rock por unas horas.

Se trataba de una cita para la historia: Valladolid se disponía a protagonizar el evento más importante que jamás había acogido la ciudad (bueno, a excepción de la exposición de las Edades del Hombre en 1988): un millón de vatios de luz, la pantalla de vídeo más grande jamás exhibida en un concierto, un gigantesco escenario, 38.000 espectadores y una ciudad volcada con el concierto.

Pero unas pocas horas antes de comenzar, se suspendió por una laringitis de Mick Jagger a raíz del concierto que un par de días antes habían dado en Oporto, tal como comunicó su representante desde Londres.

La noticia de la suspensión fue un mazazo tremendo: gente llorando, jóvenes y mayores abrazados entre sí desolados, indignados fans exigiendo que alguien diera la cara, rabia por el nuevo desplante de la banda, espectadores cada vez más nerviosos viendo cómo se desmontaba el escenario. No faltaron gritos llamando vejestorios o robaperas a los Rolling. En el entorno del Estadio había una enorme tensión, hasta el punto que el subdelegado del Gobierno, Cecilio Vadillo, se temió lo peor y dio instrucciones para que todo el dispositivo de seguridad que se había montado para el concierto se mantuviera en sus puestos para prevenir posibles incidentes. Pero el público, a pesar de su fenomenal cabreo, reaccionó con responsabilidad y mesura.