68.000 vallisoletanos se van a trabajar a Madrid en 10 años

Óscar Fraile
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La cifra no ha dejado de crecer de los 5.334 que se fueron en 2012 a los 8.547 del año pasado. Los castellanos y leoneses crean una asociación en la capital para exigir medidas que faciliten su regreso

68.000 vallisoletanos se van a trabajar a Madrid en 10 años

La escasez de oportunidades laborales en la provincia es la principal razón por la que los jóvenes, y los no tan jóvenes, se ven obligados a hacer la maleta. Una vez tomada esa decisión, buena parte de las miradas se dirigen a Madrid, por ser el principal foco de empleo de España y por la cercanía que tiene con Valladolid. Además, la inauguración a finales del 2007 de la línea de AVE entre ambas ciudades reforzó la posibilidad de trabajar en la capital y seguir viviendo en Valladolid, aunque se trata de una opción demasiado cara para la mayoría de los interesados.


Las cifras dicen que cada vez hay más vallisoletanos que deciden hacer ese camino. El año pasado fueron 8.547, según el estudio Datos Básicos de Movilidad publicado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Este organismo publica todos los años un informe sobre la movilidad interprovincial de los trabajadores. De los últimos diez se desprende que el número de trabajadores que se han ido a Madrid entre 2009 y 2018 es de 67.980 personas. Es decir, un volumen superior a toda la población de Arroyo de la Encomienda, Medina del Campo y Laguna de Duero juntas. Además, los datos del SEPE demuestran que es una tendencia que va a más, porque la cifra de trabajadores no ha dejado de crecer desde los 5.334 de 2012 a los 8.547 del año pasado.

 

Después de Madrid, los otros tres principales destinos de los vallisoletanos para trabajar están dentro de Castilla y León, según los datos del SEPE del año pasado. Palencia, con 4.241 contratos, es la segunda, una posición que se explica por la presencia de la planta de Renault allí, donde trabajan muchos vallisoletanos. Segovia es la tercera, con 4.229, y Burgos, la cuarta, con 2.003. En quinto lugar está Barcelona, con 1.627. Por el contrario, las provincias que más trabajadores envían a Valladolid son Zamora (3.459), Palencia (3.427) y Ávila (2.604). El análisis de la última década refleja que se han ido 303.400 personas y han llegado 252.265. Es decir, un balance negativo de 51.135 trabajadores en diez años.

 

Las estadísticas también demuestran que la tasa de movilidad de la provincia (el peso que las entradas y salidas tiene en relación con el número de personas que permanecen en ella) es más alta entre los hombres, 17,1 por ciento, que en las mujeres, 12,2 por ciento, y aumenta entre las personas con titulaciones superiores (21,2 por ciento).

 

Raúl Rico (ingeniero de Telecomunicaciones): «La mayoría de ‘telecos’ estamos en Madrid o fuera de España»

Cuando acabó la carrera de Ingeniería en Telecomunicaciones, Raúl Rico no tuvo excesivos problemas para trabajar en Valladolid. Primero lo hizo con una beca en Telefónica I+D, después trabajó para SHS Polar y más tarde en GMV, una multinacional con sede en Boecillo dedicada a ofrecer sistemas inteligentes para el transporte, donde llegó huyendo de un empleo «demasiado monótono y poco gratificante». Pero en 2008 le surgió la posibilidad de ir a la capital para trabajar en Metro Madrid. «Era una gran oportunidad, con mejora salarial y jornada continua en una empresa grande, con estabilidad y muchas cosas que aprender», asegura. Actualmente es jefe de proyecto, «una mezcla de ingeniero de mantenimiento y de  data scientist». Es decir, análisis de datos que proceden de diferentes fuentes. Aunque no tuvo problema en trabajar en Valladolid, se fue a Madrid porque allí las condiciones eran mejores. «En mi caso, y en el de muchos compañeros de promoción, es una cuestión de oferta de trabajo», dice. Rico explica que «la mayoría de los ‘telecos’ de Valladolid están en Madrid o fuera de España» porque en Valladolid, «fuera de GMV y Telefónica hay poca cosa».
Por eso considera que volver a su ciudad natal será complicado. Puede que se lo planteé «a muy largo plazo». «Pero mi mujer es alicantina, y esa región también podría ser una opción», concluye.

Patricia Blanco (empleada de banca): «En Valladolid los puestos son los que son, y para ascender había que venir a la capital»

Hace solo seis meses que Patricia Blanco dejó Valladolid para mudarse a Madrid. En su caso no lo hizo para buscar un nuevo empleo, sino porque después de un ascenso en el que tiene, era necesario trasladarse a la capital. «En Valladolid los puestos son los que son y para poder promocionar había que irse a la capital», señala. Pese al sacrificio personal que implica un cambio de estas características, Blanco considera que ha merecido la pena. «Laboralmente estoy muy contenta porque llevaba diez años haciendo lo mismo y, aunque sea dentro de la misma empresa, he cambiado la actividad, y eso está muy bien», explica. Tan satisfecha está con su nuevo cometido que ya no tiene tan claro como al principio eso de volver a Valladolid. «Nunca se sabe», dice.
Blanco no tuvo excesivos problemas para trabajar al principio en su provincia de origen. Aunque al poco de terminar la carrera lo tuviera que hacer en una tienda de móviles y un estanco mientras las prácticas le abrían puertas laborales. «No se me cayeron los anillos», asegura. Para ella, el principal problema de la despoblación en Valladolid es «la falta de trabajo cualificado y bien remunerado». Además, opina que «si el AVE fuera más barato, la gente iría y vendría a trabajar, porque la calidad de vida en Valladolid es impresionante, ya que tienes casi de todo sin el agobio de una gran ciudad».

David Olivar (ingeniero industrial): «Vine a trabajar a Madrid mientras buscaba algo en Valladolid... y aquí sigo»

David Olivar se fue a Madrid pocos meses después de acabar la carrera de Ingeniería Industrial. «Surgió la posibilidad y me fui a una consultora para coger experiencia mientras seguía buscando cosas en Valladolid», recuerda. Pero esa búsqueda no arrojó los resultados que esperaba, de modo que los años fueron pasando y asentó su vida en Madrid. «Aunque durante la primera etapa no estuve mucho en la ciudad porque tenía un trabajo que me obligaba a viajar mucho y, además, todos los fines de semana iba a Valladolid porque allí estaba mi novia», sostiene. Durante ese tiempo viajó a su ciudad para hacer alguna entrevista de trabajo, pero ninguna con los resultados que esperaba. Finalmente, su pareja también se desplazó a Madrid para trabajar en una agencia de viajes, aunque ambos siguen mirando de reojo las posibilidades que tienen de volver a su ciudad. «Sigo buscando, nuestra idea es volver», reconoce. Y eso que allí no le ha faltado nunca trabajo. Pero la calidad de vida es peor. «Valladolid es una ciudad más cómoda y aquí es más complicado moverse», dice. Pese a ello, él ‘solo’ tarda 20 minutos en moto a su trabajo y 35 cuando va en transporte público. Después de pasar por varias empresas, actualmente trabaja para Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (Isdefe), una empresa del Ministerio de Defensa. Él se encarga de la gestión de compras de repuestos para el Ejército del Aire.

Lourdes Muñoz (recepcionista): «Será difícil volver a Valladolid porque los sueldos por allí,  por lo general, son más bajos»

Lourdes Muñoz se fue a Madrid hace casi 14 años porque a su novio de entonces, hoy marido, le ofrecieron un empleo en una fábrica de Tres Cantos. Primero se fue él, mientras ella buscaba trabajo en Madrid e iba regularmente a la capital a hacer entrevistas. No le costó mucho conseguirlo. «Lo encontré primero en una residencia de ancianos y al poco tiempo cambié para trabajar en la secretaría de un colegio», recuerda. Allí estuvo dos años antes de pasar de realizar labores administrativas en la empresa en la que sigue hoy en día. «Desde que me vine a Madrid no he estado nunca en el paro, he dejado empleos teniendo ya el siguiente», señala. Han pasado ya casi 14 años desde ese punto de inflexión en su vida, y hoy en día considera que es muy complicado desandar el camino recorrido. «Valladolid me gusta mucho, voy a menudo porque mi familia vive allí, pero sé que volver será difícil porque los sueldos, por lo general, son más bajos y ya tenemos aquí la vida, nuestra casa, los niños, el trabajo...». Además, tiene la suerte de no verse obligada a recorrer grandes distancias para ir a su puesto de trabajo, algo muy habitual en Madrid. «Seré de las pocas personas que puedo decir que voy andando porque tardo doce minutos, aunque tengo compañeros que tardan cada día de hora a hora y medio, algo incomprensible para los que somos ‘de provincias», finaliza.