Alfonso González Gaisán

No perder ripio

Alfonso González Gaisán


Gregarios

25/12/2022

Una vez más la premura del tiempo para redactar los 4.200 caracteres, y esta vez no ha sido cuestión del relativo, pues entre sesteo y sesteo de la gripe alguna reflexión cabe y siempre la duda, ¿qué contar con la que está cayendo?
Después de mi primera invitación a un baile sosegado sin pisar callos, en las fechas que corren, estos ripios solo pueden ser una invitación a la admiración, a la búsqueda de referentes, de pasiones, o no tanto, sino de modelos anónimos que con su quehacer diario.
«son buenas gentes que viven 
laboran, pasan y sueñan, 
y un día como tantos, 
descansan bajo la tierra».
Este propósito referencial a la buena gente parte de la necesidad del anonimato, las citas entrecomilladas, como no puede ser de otra manera, también serán anónimas, solo es alusivo al ejemplo de su autor.
Un hombre que no necesita gritar, ni ser virtuoso. La autoridad necesaria la extrae de su propia e inquebrantable dignidad, propone una admirable manera de estar en el mundo, atento y sensible a todo, desde la defensa a ultranza de unas pocas ideas verdaderas hasta la flexibilidad de la ironía siempre melancólica. 
A esos ignorados diarios, sufridos de la ruta cotidiana, que confían en llegar una etapa más, y luchan denodadamente para no quedar fuera de control y ser atrapados por el coche escoba. Aquí tampoco hay segundas oportunidades, o llegas en tiempo y forma o solo los tuyos, ese pequeño círculo que te venera, si existe, será tu motivo para seguir en ruta.
Hablo del gregario de lujo, sin distinciones, sin iniciativas, pero con una idea propia, el servicio, la satisfacción del deber cumplido, del trabajo bien hecho. De la aceptación de su papel en el gran teatro, ¿cuántos gregarios necesitamos?. Hasta eso tenemos, de otra forma el sistema sería insostenible.
Entonces parece que nuestras carencias vienen por la falta de líderes. Estos ripios tan necesarios en nuestra 'nueva' economía circular van como un canto a la necesidad de no perder ripio. De mantener la necesaria atención a parte de nuestra sociedad civil, siempre anónima, adormecida, conformista e incluso indolente, y sobre todo tolerante, que la convierten en la rótula de articulación en la vida social, del quehacer sumiso, del tirar para adelante casi sin referentes y sobre todo sin un líder al que venerar.
Y cuando busquemos un paladín, que todavía los hay, disfrutad, emborracharos de su sabiduría, de su generosidad con la que socializa su conocimiento e incluso su obra, su quehacer. Cómo es generoso con lo que la naturaleza, el hacedor o quien fuera puso en su ser y ellos desde su generosidad son capaces de regalarnos. Existen, los he conocido y a veces, a toro pasado, los he descubierto. Gracias maestros, seguiré bebiendo de vuestra sabiduría y en particular de vuestra esplendidez.
 Entre tanto ruido, tanta palabrería, debemos seguir atentos a descubrir en lo más próximo la brillantez. Los tíos inteligentes, sabios, cuerdos o no, únicos pero siempre prescindibles, y de alguna forma hay que hacerles líderes, exigirles que tiren del carro. Por algo son admirables, y si además son buena gente tienen esa obligación contraída de ser la punta de la pirámide. Basta de mediocres.
Es la encomienda personal para regalar obsequios en esta época. La búsqueda de ejemplos vitales a seguir y si es posible que sean cercanos, generosos y gratos, e incluso se agradecen sus capacidades docentes y decentes.
Cuando no sea así, no perdáis de vista acudir a la vida de D. Quijote y Sancho en su prólogo «El sepulcro Don Quijote» y releerlo una y cien veces, hasta casi hacerlo estribillo de canción.
Entretanto, seguimos disfrutando de estos gregarios del sistema, un verdadero lujo para nuestro quehacer diario, siempre con una sonrisa detrás de su trabajo que trasciende felicidad.
Gregarios, seguimos pedaleando, cuestas más duras se han superado. 
FELIZ NAVIDAD Y A POR EL 2023.

ARCHIVADO EN: Gripe, Teatro