Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


Ocio nocturno y descanso, derechos enfrentados

19/06/2022

Hay un debate casi permanente en algunas zonas, principalmente céntricas, de la ciudad sobre los derechos de las personas que viven en ellas y los de quienes acuden a sus establecimientos hosteleros a divertirse. Ocio nocturno y descanso vecinal son dos conceptos en disputa desde hace muchos años y en casi todos los municipios. Hosteleros, clientes y vecinos deben hacer compatibles todos sus derechos y las autoridades tienen que velar para el escrupuloso respeto a la ley. Dicho así, parece fácil pero no lo es. La acumulación de bares, pubs, restaurantes unido a la expansión de las terrazas propiciada por la covid-19 y a la llegada del buen tiempo suman un cóctel explosivo que provoca ruidos y numerosas molestias en algunas calles y plazas donde se reúnen cientos de personas, en muchos casos jóvenes, y que impide el normal descanso de quienes a esas horas ya se encuentran en su domicilio.
Todos los colectivos implicados en este problema de convivencia se están moviendo en las últimas semanas. Ayuntamiento, hosteleros, universidades, vecinos y el Consejo de la Juventud retomaron a finales de mayo una iniciativa que se inició en 2019 para hacer compatible la actividad empresarial en los bares y locales de hostelería con la diversión de los clientes y el derecho al descanso de los residentes. Por eso se insiste en la necesidad de evitar que el ruido siga en la calle después de la hora del cierre de los establecimientos. Una apuesta loable y voluntariosa en la que todos manifiestan su voluntad de contribuir a una sociedad mejor, más tolerante y, sin duda, con opciones para todas las personas. Sin embargo, ello no impedirá que la concentración de cientos de personas en lugares como la calle Macías Picavea, donde en muchos momentos se impide incluso el tráfico, o  en el entorno de la plaza Martí y Monsó (conocida como Coca) provoque problemas, no solo de ruido, sino también de suciedad y seguridad.
Todos podemos y debemos colaborar en esta tarea de mantener el equilibrio entre un ocio responsable y el respeto a los vecinos. El Ayuntamiento se ha comprometido a incrementar la presencia policial en las zonas más saturadas de locales de hostelería para hacer cumplir aún más el horario de cierre y el volumen de la música, lo que tendrá un efecto disuasorio que casi siempre funciona cuando las fuerzas de seguridad se lo toman en serio y persisten en su acción más allá de dos o tres meses. De cualquier modo, contando con la responsabilidad de los empresarios, hay que volver a apelar, como en tantas otras ocasiones, a la moderación y buen comportamiento de los ciudadanos, clientes que salen a divertirse pero que no pueden sobrepasar ciertas barreras que afectan a los derechos del resto.
Desgraciadamente soy consciente de que, aunque la mayoría tenga un comportamiento responsable,  hay una minoría que solo piensa en ellos y que necesitan de la presencia de la Policia Local para mantener una actitud respetable. Los botellones que se preparan a las puertas de algunos establecimientos o en áreas saturadas de bares son un cáncer que hay que extirpar con el cumplimiento de la normativa. El precedente de lo que fue 'el cuadro' en Paco Suárez debe hacer espabilar a hosteleros y autoridades para que ninguna otra zona llegue a esa conflictividad (ruido, inseguridad, suciedad) y para eso hay que actuar ya. Veremos el resultado de la campaña para compabilizar un ocio responsable y el descanso vecinal, pero tampoco esperemos milagros.
Hace unos meses exponía el conflicto que podría haber con la proliferación de terrazas surgidas al amparo de la covid-19, ahora esto se encona con la permanencia de los clientes en la calle gracias al buen tiempo. Hay que cambiar el 'chip' a la hora de disfrutar del ocio y ser más respetuosos con las personas que residen en el entorno, a la vez que éstos deben ser tolerantes con quienes aprovechan la noche o el fin de semana para divertirse, bailar y compartir un rato con los amigos. Cabemos todos en la sociedad.