Santiago González

CARTA DEL DIRECTOR

Santiago González

Director de El Día de Valladolid


El comercio afronta una larga travesía del desierto

20/11/2022

El sector comercial no pasa por una buena racha. La travesía del desierto iniciada casi con la llegada del siglo no termina y aún no se ve un oasis que permita al comercio recuperar fuerzas para afrontar un futuro lleno de incertidumbres. El goteo de cierres de establecimientos que no han podido resistir ha sido constante en la última década, contabilizándose más de 1.300 los que han echado la persiana hasta el 1 de enero de 2021, nueve meses después del inicio de la pandemia, según los datos del estudio realizado por la Facultad de Comercio de la Universidad de Valladolid. Y esto hace temer unos daños mucho mayores, pues tan solo incluye los primeros nueve meses de la pandemia, cuyos negativos efectos se prolongaron durante todo el ejercicio 2021 y se encadenó a la crisis posterior por la inflación y la guerra en Ucrania. Todo ello ha dejado el sector muy dañado y con perspectivas de una complicada recuperación.
Las dificultades del comercio de proximidad, en manos de autónomos y pymes, se ahonda por la disminución de la capacidad de consumo de los ciudadanos. Ciertamente, las fechas navideñas, cuyo pistoletazo de salida se marca la próxima semana con el encendido del alumbrado y la celebración del Black Friday, son propicias para la compra y un buen periodo para los comerciantes, que en muchos casos ingresan casi un 30 por ciento de la facturación anual. Por ese lado, el sector debe aprovechar el esfuerzo municipal para atraer visitantes al centro de la capital, tanto de fuera de la provincia como de otras zonas de la ciudad o municipios del alfoz, con un buen número de actividades y una iluminación atractiva de las principales calles.
No obstante, hay otros factores que influyen en la caída persistente de una actividad que ha sufrido cambios muy profundos en las últimas décadas. La actividad comercial ha evolucionado e incluso se ha incrementado con una mayor capacidad de consumo por parte de los ciudadanos, sin embargo la forma de comprar no se parece mucho a la que había hace tan solo 20 o 30 años. La llegada de los centros comerciales y las grandes superficies, primero, y la implantación de las nuevas tecnologías con la aparición de los gigantes Amazon y Alibaba, después, han ido restando clientes y cuota de mercado al comercio de proximidad. Y ahí nos encontramos, sin que las tiendas de barrio e incluso las pequeñas cadenas locales hayan encontrado aún su lugar en el nuevo escenario. Y deben tenerlo porque son auténticos dinamizadores de la vida local en ciudades y pueblos de nuestro mundo rural, algo que saben perfectamente quienes viven en pueblos que se han quedado sin tiendas o en barrios que han visto casi desaparecer su tejido comercial.
Un sector que genera el 9 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, que ocupa a 140.000 empleados y que cuenta con 35.000 empresas comerciales en Castilla y León debe contar con la aportación de todos los tipos de establecimientos. Grandes superficies y centros comerciales son necesarios y tienen un poderoso atractivo sobre el consumidor, pero los comercios de proximidad son imprescindibles en el centro de la ciudad, en los barrios y en los municipios. Ninguno de ello se librará de las poderosas plataformas de venta por internet, donde precisamente menos pueden competir los establecimientos pequeños, pero éstos tienen que buscar su diferenciación basada en su cercanía, en el trato, en el servicio, en la decoración… cada uno debe saber cuál es su fuerte y explotarlo al máximo.
La sociedad no quiere y no puede excluir ningún formato de sus hábitos de consumo, que irán modificándose en función de lo que cada uno le aporte en cada momento. Debe haber espacio para todos, pero hay que luchar duro, ser amables con el cliente, facilitar las compras con más horarios y días de apertura, etc. Indudablemente, la pelea por la cuota de mercado es muy desigual, pero cada uno deberá utilizar sus armas lo mejor que sepa y pueda. La travesía por el desierto continúa y no está claro cuándo finalizará. Hay que aguantar.