«La digitalización está muy bien, pero cuando todo funcione»

Alfonso G. Mozo
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Entrevista con la decana del Colegio de Procuradores de Valladolid

Mar Abril, decana del Colegio de Procuradores de Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Reconoce que «nunca en la vida» imaginó que llegaría a ser decana de los Procuradores de Valladolid; sobre todo, porque jamás quiso serlo. Hasta que «un día antes de las votaciones» se enteró de que había un grupo de compañeros que apostaban por su experiencia para suceder a Cristina Goicoechea ante la ausencia de candidaturas. La democracia abierta hizo el resto y, tras casi cuatro décadas de ejercicio profesional y siendo hermana y madre de procuradores, Mar Abril (61 años) se convirtió en diciembre en la nueva decana: «Yo solo tenía en mente un proyecto que era ser abuela, pero aquí estamos, lista a trabajar por los procuradores con todas las ganas». Y en su listado de prioridades está en lo más alto el darle un impulso a una profesión que languidece –en los últimos ocho años solo se ha colegiado una persona en Valladolid–, para lo que quiere ‘fichar’ procuradores en las universidades y reivindicarse en sus funciones, también ahora con la digitalización judicial. 

¿Cómo fue aquello de convertirse en la nueva decana del Colegio de Procuradores sin presentarse?

No se presentaba nadie. Cristina (Goicoechea) estaba ya cansada tras ocho años de ejercicio y como no se presentaba ninguna candidatura y los estatutos prevén que, entonces, sea a través de democracia abierta, pues ahí surgió mi nombre, porque tenía que ser una persona con diez años de ejercicio... Me enteré de que había un grupo de gente que me proponía un día antes.

¿Qué balance hace de estos dos primeros meses en el cargo?

De momento estoy muy contenta. Al principio fue un susto, porque hasta el final no se tiene claro que vaya a salir y, sinceramente, yo no quería. Pero una vez que te eligen, a por todas, claro. Y lo cierto es que empiezas a vivir experiencias muy gratificantes y a conocer a gente que no conocerías y que es estupenda. También es agobiante, porque se tienen muchos actos y reuniones, que te roban mucho tiempo; y yo ya tenía un despacho que me exigía tiempo.

¿Cuál es el estado de salud de la profesión?

Los procuradores estamos aquí desde hace ya siglos y se trata de una profesión que siempre ha ido evolucionando, pese a tener sobre la cabeza la espada de Damocles. Con el tiempo y la digitalización, seguimos siendo fundamentales en la Administración de Justicia, porque somos una garantía extra para el proceso. Para que la tutela judicial efectiva conserve todas las garantías, es fundamental el papel del procurador. Al justiciable se le dan unas garantías en momentos en los que suele haber nerviosismo porque no se está acostumbrado a verse en esas.

Pero siguen teniendo el hándicap de la escasa colegiación...

Sí, eso está claro. En los últimos ocho años solo se ha colegiado una persona en Valladolid. Hay gente que pregunta, que se informa... pero nada. Una vez que se obtiene la carrera, hay que hacer el Máster de Procura –igual que los abogados– o curso de formación, y superar un examen de capacitación.

¿El problema está en la profesión o en las universidades?

En las facultades de Derecho todos quieren ser abogados, políticos, jueces... pero es que hay muy poca gente que sepa realmente lo que hace un procurador y que esto es una salida profesional también. Queremos relacionarnos más con la Universidad, que los alumnos de Derecho sepan que esta profesión existe y tiene futuro. Tenemos que adaptarnos a las nuevas demandas de la sociedad y ampliar nuestras  competencias.

¿Por dónde se podría ir?

En ejecución seríamos magníficos, igual que ya ocurre en Portugal, donde los solicitadores pueden ser agentes de ejecución. Además, se liberaría enormemente de carga a los juzgados. Sería otra forma más de colaboración con los juzgados.

¿Los procuradores son el gran desconocido en la Administración de Justicia?

Sí, así lo decía yo en mi discurso de toma de posesión y que quiero que la gente sepa la cantidad de cosas que hacemos, dar a conocer esta profesión. Un procurador no para en todo el día, porque aparte de la representación procesal, también hay una función pública aún más importante de colaboración con los juzgados, para que el proceso vaya adelante. Somos los primeros que detectamos si hay errores, los que recibimos las notificaciones, los que nos relacionamos con los funcionarios, con los jueces... los procuradores estamos en primera línea de un servicio esencial y que necesita de mucha garantía; y el procurador supone una garantía añadida.

¿Cuáles son los retos de futuro en esta profesión?

Tenemos que tratar de avanzar en la conciliación porque es un tema fundamental. No puedes cogerte una baja porque no tienes quien atienda tus asuntos y eso se podría solucionar a través de un servicio de guardias para atender ese tipo de bajas circunstanciales.

Además tenemos el problema de la territorialidad, suprimida con la Ley Ómnibus y permitiendo que se ejerza ya en toda España, pero que me parece un atraso. Yo creo que el procurador tiene que trabajar en la plaza, porque es donde está en el día a día y sabe cómo se funciona.

Y está sobre la mesa acometer una liberalización aún mayor para que los abogados puedan asumir ya las funciones de los procuradores...

Eso todavía no está aprobado. Los procuradores tenemos un informe del Consejo de Estado que es muy favorable a la idea de seguir con la separación de competencias, por mucho que en otros países de la Unión Europea –como Alemania– se funcione sin procurador.

Otro caballo de batalla del sector pasa por mejorar las condiciones en que se presta el Turno de Oficio, ¿los procuradores están aún peor que los abogados?

Los procuradores desarrollamos una labor muy importante, todos tenemos el derecho a solicitar el auxilio de la justicia, incluso los que carecen de suficientes recursos, ya que es un servicio esencial para la sociedad y los procuradores lo hacemos con gusto. Sabemos que no está suficientemente pagado y aunque claro que nos gustaría que nuestro trabajo estuviera mejor retribuído, entendemos que es un derecho fundamental y siempre los procuradores estaremos del lado del ciudadano que necesite nuestra intervención. En el Turno de Oficio estamos 60 de los 126 colegiados, se llevaron 8.282 asuntos en 2019, un 21% más que en 2018 (6.834).

¿La irrupción en la Justicia de la digitalización es un impulso para los procuradores o una sentencia de muerte?

Podría existir un riesgo, porque los abogados también reciben en sus cuentas de Lexnet notificaciones, porque hay asuntos en los que no se requiere procurador, pero aún hay muchísimos abogados que prefieren trabajar con procurador y yo lo entiendo porque somos una garantía. Cuatro ojos ven más que dos y hay procesos que exigen una garantía mayor para que todo vaya como la seda. ¿Hay cosas que las puede hacer solo el abogado? Sí, pero si el abogado está haciendo el trabajo intelectual, entrando en el fondo del asunto, pues lo suyo es que dejen la labor procesal a los procuradores, que somos los que sabemos cómo va el proceso en el ámbito administrativo.

Pero también puede ser una vía de negocio...

Sí, hay que aprovecharlo. El Consejo General de Procuradores ya está creando herramientas para crecer. Por ejemplo, tenemos ahora una plataforma de certificación de envíos que es buenísima, con lo que se convierte en un burofax. Y tenemos un portal de subastas, ya que desde que se modificó la forma de subasta de bienes y pasó todo a digital, ahí hay otra vía. Ahora se hace desde el portal del BOE y son subastas electrónicas en las que se interviene desde un ordenador. Pero como el Consejo de Procuradores es también entidad especializada, se pueden organizar esas subastas.

El salto a lo digital, la llegada del ‘papel cero’... ¿fue tan dura como se dice?

El cambio ha sido tremendo, ya que antes tocaba hacer fotocopias de todo y ahora casi trabajas desde el móvil. En Valladolid hemos sido un poco los conejillos de indias, ya que fue uno de los primeros sitios en los que empezó Lexnet (el sistema de notificaciones digitales judiciales del Ministerio) y el proceso fue muy duro porque al principio era algo que no funcionaba nada bien, por lo que se terminaba por imprimir todo igualmente. Yo recibía todas las notificaciones por Lexnet, pero luego las imprimía. Aún así, es muy inseguro, porque se te escapan más cosas en una pantalla que al tacto. Igual es cuestión de edad y quizá las nuevas generaciones estén más acostumbradas a esa manera de operar. Es muy fácil cometer algún error con un teclado y una pantalla: hace unos días, por ejemplo, me notificaban una cosa que no tenía nada que ver con lo que me debían notificar, porque es cuestión de que un funcionario pulse otra tecla y te remita otra cosa que no tiene nada que ver con tu asunto.

¿Cómo está la cosa en los juzgados de Valladolid, tras tanto problema con el proceso de digitalización?

Ahora al fin va más o menos bien, pero hay cosas mejorables, como la ampliación de capacidad que te permite Lexnet, que sigue siendo de solo 30 megas y que te obliga a seguir llevando pruebas físicas a los juzgados. El día que esto funcione como la seda, que se pueda enviar un vídeo por Lexnet, que toda la documentación vaya ya a través de Lexnet... pues será una maravilla. Pero mientras tanto, con esos 30 megas no vamos a ningún lado y yo todos los días estoy presentando anexos a la documentación que se envía digitalmente. Está claro que la digitalización judicial está muy bien, pero cuando funcione todo perfectamente. Por supuesto que hemos avanzado mucho, ya que ahora no te tienes que mover tanto y se puede trabajar desde el móvil. Recuerdo que cuando yo empecé tenías que recorrerte todos los juzgados de Valladolid y había montañas de papeles en cada uno, y tenías que buscar tu notificación.

Y eso que no había la dispersión judicial que hay ahora... ¿Son los grandes perjudicados?

Por supuesto, porque ahora ya no vas a por notificaciones, pero sí vas a vistas. Yo he estado esta mañana en tres vistas en Nicolás Salmerón, tenía otra en Angustias a la que ha tenido que ir mi hermano y, claro, si no tienes más compañeros en el despacho, a ver cómo lo haces.

Parece que al fin el proyecto del Campus de la Justicia en torno a la plaza de San Pablo va adelante...

Eso parece y tiene buena pinta. A ver cuándo se dota de presupuesto y al fin sale adelante. «Yo nunca me había planteado que llegase a ver en Valladolid una sede única judicial y ahora parece que al fin va a poder lograrse».

¿Siguen adelante con la idea del anterior equipo de vender la sede del Colegio de Procuradores?

Es una buena idea y es un buen momento, porque este inmueble sería ideal para los juzgados, para que puedan ampliar servicios. Ya en diciembre vino gente del Ministerio a mirarlo y quedaron en estudiarlo. Esto se nos queda grande, porque parece que los procuradores vamos a menos, aunque desde el Colegio vamos a hacer todo lo posible para que cambie esa tendencia.