Del Pegaso rojo al bus eléctrico en cuatro décadas

R.G.R
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Una exposición conmemora el 40 aniversario del nacimiento de Vatusa, la sociedad limitada que dio paso a Auvasa. Algunos de los trabajadores más veteranos recuerdan cómo fueron aquellos inicios

Instalaciones de Auvasa.

La empresa Hermanos Carrión comenzó a gestionar el transporte urbano de Valladolid en el año 1971, desde el Camino Viejo de Simancas. Lo hizo hasta que en el año 1982 se puso en marcha Vatusa (Vallisoletana de Transportes Urbanos S.L), la empresa creada por el Ayuntamiento de Valladolid, bajo la Alcaldía del difunto Tomás Rodríguez Bolaños, para la gestión municipal de las líneas de autobús. Fue una comisión formada por un concejal de cada uno de los partidos que formaban la corporación municipal la encargada de llevar a cabo la negociación con la empresa privada para cerrar la operación. 

Este año se cumplió en el mes de junio el cuarenta aniversario de Auvasa, pero ha sido esta semana cuando ha abierto sus puertas una exposición sobre la amplia trayectoria de la empresa pública. Cuarenta años desde que los vallisoletanos comenzaran a disfrutar del autobús municipal al módico precio de una peseta y media antes de las nueve de la mañana y a tres si se sacaba el billete más tarde. 

En 1982, con la creación de Vatusa, el Ayuntamiento adquirió 28 autobuses de doce metros de largo que situaban a la empresa a la vanguardia del transporte. Al menos así lo recuerda José Luis Ribote, que era jefe de Inspección de la compañía y que continuó en su puesto hasta su jubilación, en el año 2006. Relata de forma nítida cómo eran los autobuses de entonces, en los que no era fácil para los conductores comunicar cualquier tipo de incidencia a la central, ubicada entonces en el Camino Viejo de Simancas. «Entonces, todo el mundo tenía teléfono en sus casas o en los bares y los conductores cuando se estropeaba una autobús, acudían a un establecimiento o donde podían para hacer una llamada», explica. Se activaba entonces un protocolo de actuación para que otro coche acudiera al rescate de los viajeros.

Taller mecánico de Auvasa. Taller mecánico de Auvasa. Hubo que recolocar a los cobradores de la empresa Carrión, ya que los concuctores-perceptores se empezaron a encargar de expedir los billetes ordinarios (los bonobuses llegaron más tarde). Algunos se prejubilaron, aunque otros se reconvirtieron y comenzaron a formarse y a conducir en prácticas para obtener «el carné de primera». Fue el propio Ribote el encargado de enseñarles. «Conducía y había un asiento al lado para ellos».  

Había dos tipos de líneas. Aquellas que iban de los barrios a los polígonos industriales para llevar a los trabajadores y las que iban desde los barrios al centro de la ciudad. Fue el gerente José Luis Martín Palacio el encargado de llevar a cabo una reestructuración de los servicios con el objetivo de que las líneas comenzarán a unir los barrios entre sí. No se trataba solo de ir desde las diferentes partes de la ciudad al casco histórico, sino que los usuarios pudieran hacer otro tipo de recorridos entre barrios. En el año 82 eran 24 las rutas existentes que, con el paso de los años, se fueron ampliando. 

Vatusa dio paso en poco más de año y medio a Auvasa y desde entonces no se ha parado de buscar nuevas tecnologías y métodos para mejorar el servicio. Uno de los grandes avances llegó el 13 de octubre de 1983, con la inauguración de las actuales instalaciones del polígono de Argales, aumentando la flota hasta los 87 autobuses. «Otro de los grandes avances llegó con el primer sistema de ayuda a la explotación», comenta Begoña Estébanez, que trabajó desde 1982 hasta  noviembre de 2019 como administrativa en la empresa municipal. Recuerda que este sistema permitía por primera vez que los conductores estuvieran en permanente contacto con la central. «Comenzamos a saber dónde estaban los autobuses y podíamos hablar con los conductores si pasaba algo».

Camión perteneciente a Auvasa. Camión perteneciente a Auvasa. primer ordenador. Fue en los años 83-84 cuando entró el primer ordenador a las instalaciones de Auvasa. «Yo comencé a trabajar con ese ordenador, era el primero que entraba en la sede», recuerda Estébanez. Poco a poco, la empresa se fue encargando de cubrir las necesidades de transporte de los vallisoletanos. Se implantaron aquellos conocidos bonobuses de papel, que se picaban en la máquina en cada viaje. 

Fue en el año 1995 cuando también llegaron como novedad los servicios Búho por la noche y dos años más tarde, las nuevas líneas para los polígonos de Argales y San Cristóbal. Fue en 2010 cuando se instaló un nuevo sistema por el que los vallisoletanos comenzaron a ver en las marquesinas los minutos que restaban para que llegara un autobús de una determinada línea. La implantación de la tarjeta ciudadana de servicios ha sido otro momento importante para la compañía. 

Más fotos:

Flota de Auvasa en la Plaza Mayor.
Flota de Auvasa en la Plaza Mayor.
José Luis Ribote y Begoña Estébanez, junto a una parada de Auvasa.
José Luis Ribote y Begoña Estébanez, junto a una parada de Auvasa. - Foto: Jonathan Tajes

Ahora, Auvasa está inmersa en pleno proceso de recorversión hacia Movasa, que englobará los nuevos servicios de movilidad. «Lo que siento de haberme jubilado es no ver esto y las nuevas instalaciones de la empresa», concluye Estébanez.