Un restaurante como un castillo

D.V.
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140622JT_0132.JPG - Foto: J.T.

Un restaurante de ensueño. Algún Lugar, en Trigueros del Valle, nace como la consecución de un amplio bagaje detrás de los fogones tanto de Uri Méndez como de Yolanda Recio. «El nombre del establecimiento lo soñó mi mujer», aclara el cocinero entre risas. La pareja procede de Madrid, donde cocinó en diversos restaurantes hasta que decidió llegar a Valladolid, donde también permanecieron durante varios años entre fogones. Pero Uri Méndez quería más. Un local y una cocina propia, donde mostrar sus creaciones.  

 Conoció la oportunidad de abrir su negocio en Trigueros del Valle y no lo dudó. Hicieron un lavado de cara de un local situado en la Plaza Mayor y se pusieron en marcha hace unos tres meses. La aceptación está siendo muy buena, tanto por parte de los vecinos como de clientes llegados desde la capital y otros pueblos de la zona. 

Se podría decir sin temor a equivocarse que esta joven pareja está introduciendo en la cocina rural vallisoletana nuevos conceptos al mezclar el estilo tradicional con ciertos aires de alta cocina. Una mezcla que ha caído completamente de pie y que está atrayendo a comensales en plena simbiosis con el pueblo. 

Trigueros ha encontrado un fuerte aliado en Algún Lugar y viceversa. Tanto es así que el restaurante ha cambiado sus horarios con el objetivo de adecuarse a los clientes y también a los visitantes que llegan hasta el pueblo, en especial durante los fines de semana, para visitar el Castillo Encantado. 

El propio Uri Méndez destaca que algunos de los platos del restaurante llevan la coletilla de personajes que se pueden ver en el recorrido por la fortaleza. Se trata, sin duda, de un restaurante como un castillo. Los comensales pueden encontrar platos tradicionales de carne y pescado, pero siempre con un toque distintivo. Esta misma semana ha cambiado la carta para ofrecer siempre variedad. «Lo tenemos pensado hacer de forma periódica para los clientes que vienen con más frecuencia, para que no se cansen». 

La pareja está completamente integrada en el pueblo, hasta tal punto que incluso han alquilado una vivienda y casi son ya nuevos vecinos de la localidad. Y eso se nota también en el producto. Los vinos de la zona, del pueblo mejor dicho, están presentes en la carta, con un claro predominio de la DO Cigales, aunque el resto de denominaciones de la provincia también están incluidas. Lo mismo ocurre con el resto de productos, como la morcilla de Cigales, con una apuesta manifiesta por la proximidad.

Uri pone en algunos de sus platos toques chinos o mejicanos debido a su formación como cocinero. Algo tan exótico, como tradicional es el cocido, el de los jueves. Desde su apertura, ha cocinado cocido todas las semanas bajo pedido, pero ahora con la llegada del calor ha decidido cambiar el plato semanal al arroz. Los hace con diferentes ingredientes también con reserva. «Lo hacemos en la búsqueda de atraer a clientes de entresemana». 

Su plato estrella son los ravioli de rabo de toro con crema de calabaza. Una elaboración a fuego lento, con verduras y algún que otro ingrediente secreto que se ha convertido en el más demandado del establecimiento. Además, se ha atrevido a introducir platos fuera de carta dependiendo de los productos de temporada, algo que irá fomentando con el paso de los meses.

Su vinculación con el Castillo Encantado de la localidad irá a  más con el paso de los meses, pero de momento la cocina de autor acompañada de los fogones tradicionales de los campos de Castilla se encuentra en Trigueros del Valle. Para no perdérselo.