«Lo peor fue la incertidumbre. Yo pensé que no salía»

A. G. Mozo
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Carlos Vaquero es catedrático y jefe de Cirugía Vascular del Hospital Clínico. Se pasó 16 días ingresado con neumonía bilateral

Carlos Vaquero, jefe de Cirugía Vascular del Clínico. - Foto: J. C. Castillo

El profesor Carlos Vaquero acumula cinco décadas de experiencia como médico, es catedrático y jefe de Cirugía Vascular del Clínico, y asegura que es el «más antiguo» de su hospital. Tiene 68 años y admite sin cortapisas que jamás había vivido algo como lo acontecido durante estos tres meses por culpa de esta pandemia, si bien lanza un mensaje que mezcla prudencia y optimismo: «Esto no está controlado, no sabemos las repercusiones que habrá en los que lo hemos tenido... pero también es verdad que todas las pandemias a lo largo de la historia han cedido. Yo creo que en septiembre a lo mejor nos hemos olvidado del virus, pero esto lo digo sin ninguna base científica. Pero esto es solo una percepción, igual que pienso que la pandemia se morirá ella sola, no porque la venzamos nosotros. Eso sí, hasta que se muera, esto va a hacer estragos».

El doctor Vaquero estuvo ingresado 16 días, con neumonía y evitando la UVI, y los preceptivos 14 días en casa, tras los que no tuvo ninguna duda de que debía volver a «dirigir el servicio», aunque dice que aun hoy «todavía percibe síntomas» de la covid-19: «Te deja baldado». 

Carlos Vaquero cree que se contagió en torno al 20 de marzo, en unos días en que se montó un punto de toma de muestras PCR en un consulta de la tercera planta del Clínico, muy cerca de donde él tiene su despacho: «Había un cola de pacientes tosiendo y tu pasabas por delante. Fue una decisión incomprensible poner ahí esa consulta... pero también pudo ser con algún paciente que vi aquellos días».

«Hay grandes héroes y también hay grandes cobardes. Yo me he contagiado en mi hospital haciendo mi trabajo y por eso no soy ningún héroe. Pero también he visto gente que se ha escondido, esas personas que ponen disculpas porque aseguran que tienen tal o cual problema; he visto gente que se ha replegado, que ha desaparecido del mapa y a algunos ha habido que sacarles porque no había más remedio. Lo curioso es que yo lo enganché y eso que no estaba en la primera línea», reflexiona.

Recuerda que él se tuvo que pedir una PCR a sí mismo porque «esto no estaba bien organizado hasta el punto de que no se facilitaban al personal sanitario». «A los tres días me llamó el médico de familia para ver qué tal estaba y me recomendó hacerme una radiografía de tórax. Vimos entonces que estaba con una neumonía importantísima que afectaba a los dos pulmones, pese a que no me había dado clínica. La analítica posterior evidenció que estaba todo alterado, con muy poca repercusión desde el punto de vista de la clínica, pero con los parámetros de una gran infección», recuerda.

Llegó el ingreso y pasó dos semanas en una habitación. «Lo peor en mi caso fue la incertidumbre, no saber mucho sobre esta infección. Sinceramente, yo pensé que no salía. Porque sabemos muy poco de este bicho y pasas de estar medio bien a estar en el cementerio», apostilla Carlos Vaquero.

El catedrático no tiene duda de que «el sistema ha hecho lo que ha podido, pero porque el sistema no estaba preparado» o, dicho de otro modo: «Todo el mundo ha hecho lo que ha podido, pero lo cierto es que no estábamos capacitados para afrontar esta situación». Alto y claro.

Y en esa falta de capacidad incluye a «un ministro de Sanidad que es licenciado en Filosofía yLetras» y «al propio Fernando Simón, que tiene una ínfima experiencia y es el que ha estado dirigiendo todo». «En España hemos tenido una de las peores gestiones y yo creo que se podían haber hecho mucho mejor las cosas. Quizá por ese desconocimiento se ha hecho solo lo que se ha podido y en malas condiciones», censura el jefe de Cirugía Vascular, quien reconoce que, pese a todo, «las cosas no han estado igual de mal en unos sitios que en otros»: «Una cosa es Madrid y otra el resto, porque, por ejemplo, en el Hospital Clínico yo no he visto a nadie utilizando bolsas de basura a modo de EPI y aquí no han faltado respiradores gracias a que aún se tenían los antiguos de la vieja REA», concluye.