Imelda Rodríguez

Punto cardinal

Imelda Rodríguez

Especialista en Educación, Comunicación Política y Liderazgo


Preludios

15/12/2019

Siempre me ha fascinado este concepto. Por la trascendencia que puede llegar a provocar. Me gusta, incluso, cómo suena. El preludio ha sido uno de los nombres más usados a lo largo de la historia de la música o la literatura, pero no se conocen los orígenes que permitan clasificar su auténtica naturaleza (el atractivo del misterio). Los preludios musicales anticipaban una obra más extensa en sus orígenes y hasta 1448, inserto en las piezas para órgano de la tablatura de Adam Ileborgh, no adquirieron la categoría de forma musical como tal. Y, a partir de aquí, podemos disfrutar de preludios musicales rabiosamente evocadores. Porque los preludios anticipan lo que va a llegar, en ocasiones, con máxima precisión. Otras, quizás no tanto. Y en esta línea de anticipación destaco el simbólico nuevo gobierno finlandés, liderado por su Primera Ministra, Sanna Marin, quien ha ocupado todos los titulares porque, con 34 años, es la mujer más joven del mundo en ocupar este cargo y porque ha formado un gabinete compuesto por 10 mujeres y 5 hombres, en coalición, además, con cinco partidos dirigidos por féminas. Más allá de la anécdota de su edad y otros datos de su vida personal, la clave está en que nadie cuestiona su lucidez. Ni tampoco la de su gabinete, que es todo un ejemplo para las nuevas generaciones. Fíjense, además, hace años, el Ministerio de Educación finlandés entregó a todos los alumnos de 15 años un ejemplar de la emblemática obra de la escritora Chimamanda Ngozisu que versa sobre el verdadero valor del feminismo. Han conseguido crear una espiral cultural en torno a la Igualdad que permite activar símbolos poderosos, como lo demuestra este nuevo Gobierno. Lo deseable, ahora, es que provoque un efecto dominó. Porque esta dinámica de Finlandia, hacia la vanguardia total, es un preludio evidente de que la cultura de la Igualdad, desde el talento, sí es posible. Porque brinda resultados sobresalientes.
Esta realidad de progreso que marca Finlandia, pionera en ámbitos como el educativo, genera un fuerte contraste con las sacudidas de ofuscación que vivimos en nuestro país. Me explico. ¿Cómo puede aglutinar tantos comentarios subversivos la conversación distendida que mantuvieron Pablo Iglesias, Iván Espinosa de los Monteros e Inés Arrimadas en la celebración del Día de la Constitución (justamente en este día, cuyo espíritu no es otro que el del consenso)? ¿Acaso todos no recordamos imágenes históricas de encuentros cordiales entre políticos como Manuel Fraga y Santiago Carrillo o entre Dolores Ibárruri y Adolfo Suárez? Me pregunto cómo vamos a construir la cultura de la concordia sin comenzar por afinar el tono correcto, por ejemplo, asumir como positivo que políticos de partidos dispares puedan departir amigablemente sin que una parte de la opinión pública lo considere desleal. ¿Qué mensaje estamos trasladando a nuestros hijos cuando se pierde el sentido común? Este hecho puntual, que puede parecer un chascarrillo insustancial, es un claro preludio de la congestión general a la que está sometida la sociedad española, ante los niveles actuales de inestabilidad política. Un preludio inquietante, como mínimo. Porque la concordia imaginada se construye desde la concordia de los pequeños detalles. Y como hacia este estadio nos conviene llegar, finalizo proponiéndoles dos piezas musicales que me maravillan: Air, de Bach o Sueños de amor, de Liszt. Armonía que acaricia. Pues que la música nos conmueva para movernos en la dirección correcta, agudizando además nuestra capacidad para discernir los preludios de barro de los que apuntan hacia la luz. Discernir: lo más importante que deben aprender nuestros estudiantes. Discernir hasta encontrar la belleza. Qué reto apasionante.