Antonio Casado

CRÓNICA PERSONAL

Antonio Casado

Periodista especializado en información política y parlamentaria


Frankenstein en deconstrucción

02/06/2022

El presidente del Gobierno presume de "haber devuelto el conflicto catalán al terreno de la política", mientras sus amigos independentistas le ven como el principal responsable de la "España de las cloacas", en palabras de Gabriel Rufián, que es quien pastorea los trece escaños que Sánchez necesita para apuntarse en el poder.

Esa reseña inicial del comentario viene referida al pleno del Congreso del jueves, 26 de mayo, donde se trató del informe "Pegasus". Retrata el discurso obsequioso de Sánchez con sus aliados y la mordedura de estos en la obsequiosa mano del Gobierno de coalición PSOE-UP.

Nada nuevo. Es el contradiós que habita en el "bloque de investidura" formado tras las últimas elecciones generales (noviembre de 2019). Una fórmula "Frankenstein" en deconstrucción y una coalición de Gobierno "progresista y plurinacional" devenida en fuente de desencuentros entre los tres vectores del Consejo de Ministros: socialistas de Sánchez, podemitas de Belarra y el acertijo de Yolanda Díaz.

Un permanente olor a bronca de los ministros entre sí, del Gobierno con el bloque de aliados parlamentarios, y de estos entre sí. Suficiente para desaconsejar la celebración del cuarto aniversario de la llegada de Sánchez a la Moncloa después de tumbar a Rajoy en una moción de censura (180 síes, 169 noes y 1 abstención).

Pero fue en enero cuando Sánchez encontró la postura, gracias a la coalición con Unidas Podemos arropada por partidos independentistas. Por cierto, todos ellos, aliados de dentro y de fuera del Ejecutivo, declarados enemigos del Estado, el "régimen" del 78 y la monarquía parlamentaria. Todos convencidos de que España no es una democracia plena porque persigue las ideas y espía incluso a los amigos del poder.

Peor todavía es el desbarajuste dentro del propio Gobierno, en relación con el volantazo de Sánchez en el conflicto saharaui, el extravagante pacifismo de Podemos por la guerra de Ucrania, la figura del rey emérito, la ley audiovisual, el tratamiento legal de la prostitución, etc. Y ahora, las discrepancias en vísperas de la próxima cumbre de la OTAN, a celebrarse en Madrid a finales de este mes.

"Discrepancias testimoniales", sostiene Pedro Sánchez. Pero el discurso oficial, que también habla de inflación "puntual" en un país que sigue avanzando -eso dicen en Moncloa-, no nos redime de la imagen que España está ofreciendo a los miembros de la Alianza Atlántica convocados para la histórica cita de Madrid. Se preguntan, con razón, cómo es posible que, con el voto en contra de una parte del Gobierno, este se ofrezca a organizar un acontecimiento de esta envergadura.

Atentos a la pantalla.