Abuelos a los 75, entre la alegría y el reto

EFE
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Los mayores se sienten más jóvenes cuando tienen que cuidar a sus nietos y ven también esta tarea como un gran alivio a la soledad

Abuelos a los 75, entre la alegría y el reto - Foto: vía Pixabay

¿Cómo es ser abuelo con más de 75 años? «Ser abuelo es una satisfacción y una alegría muy grande, una segunda oportunidad para disfrutar con la gente más joven», responde Pepe Manzano, de 91 años, aunque también confiesa que con su edad ya no tiene «la misma energía de hace unos años». Con motivo del Día de los Abuelos, que se celebra hoy, son muchos los testimonios que muestran las luces y las sombras de lo que supone tener un nieto a edades avanzadas.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que desde 1980 la edad media a la que las mujeres tienen su primer hijo se ha retrasado ocho años; de los 24 a los 32. Y esta tardanza en la maternidad afecta directamente a los abuelos. «Es distinto ser abuelo a los 65 años que tener nietos con más de 80, donde tu debilidad te va a impedir tener una vida participativa con ellos por razones obvias», comenta el presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), Ángel Rodríguez Castedo.

Sin embargo, la realidad actual muestra que hay numerosas personas que física y psicológicamente llegan bien a estas edades.

Según el Barómetro de Mayores de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), la mayoría considera que ayudar a sus hijos y familia contribuye a mantenerles «activos y sanos» y combate un problema recurrente en la tercera edad, como es la soledad. «Los niños acompañan mucho, estando con ellos no me siento sola, me dan vida», argumenta María Isabel Cabrera, de 80 años de edad.

Ella fue abuela por primera vez con 40 años, una época en la que, tal y como recuerda, no disponía del tiempo suficiente para estar con sus nietos, pues trabajaba y al mismo tiempo también cuidaba de su hijo menor de cuatro años. Ahora, con 80 ya cumplidos y ya jubilada, agradece poder disfrutar aún de la alegría de los más pequeños. «Son la alegría de mi vida», subraya.

Rafael, por su parte, define el ser abuelo como «cumplir con satisfacción todas las etapas de la vida y formar parte activa en el crecimiento de los pequeños porque son el brazo largo de la familia».

La distancia, algo que se ha generalizado en los últimos años, puede ser un problema. Es el caso de Luci, de 86 años, que no puede visitar a sus dos nietos menores de ocho y cuatro años, ya que ella reside en León y ellos en Granada, lo que hace que solo los pueda ver en verano cuando se junta la familia en la casa común del pueblo.

En un intento de estimular estas relaciones y de permanecer más conectada con el resto de la familia, las hijas de Luci le regalaron una tablet, que está «castigada» en un mueble porque no sabe utilizarla.

Gloria, sin embargo, sí utiliza las redes sociales como WhatsApp, mediante las cuales habla con sus hijos y nietos e incluso les felicita los cumpleaños.

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