Los hospitales de Valladolid suman ya 1.735 ingresos covid en lo que va de 2022 y una cuarta parte de ellos se han acumulado solo durante el último mes, el primero desde que el Gobierno abolió la obligación del uso de mascarilla en espacios interiores. Así, desde el 20 de abril, Clínico, Río Hortega y Comarcal de Medina del Campo han tenido que ingresar en planta a 487 pacientes con un positivo en coronavirus, un 80% más de los contabilizados en el mes previo; entre el 20 de marzo y el 19 de abril, cuando todavía era obligatoria la mascarilla en todos los espacios cerrados, fueron solo 270.

Este incremento de la presión hospitalaria es aún más evidente en las áreas UCI de los hospitales vallisoletanos, donde los covid se han duplicado desde el pasado 20 de abril, al pasar de los ocho que habían entrado en el último mes previo al fin de la mascarilla, a los 22 de este periodo (casi el triple).

Pese a todo las cifras siguen en unos parámetros de cierto control, con un pico de 143 ingresados en planta anotado el pasado 10 de mayo que está por debajo de los 192 que llegó a haber en lo peor de la sexta ola, a mediados del pasado mes de enero, y mucho más lejos de los 435 que hubo en enero de 2021, en plena tercera ola. En UCI, la situación es aún más halagüeña, toda vez que esta séptima ola ha dejado dos picos de once infectados (a 8 y 17 de mayo), por los 34 del pasado 17 de enero.

El consejero de Sanidad viene repitiendo un mensaje de calma en el que asegura que el coronavirus no está trastocando ya el día a día de los hospitales, al distinguir entre los que están con covid (pero por otras patologías) y los que, en efecto, llegaron solo por culpa del virus.

Pero las propias cifras absolutas de hospitalizaciones que va dejando 2022 alertan de una situación que, a priori, no sería tan buena. Los 1.735 ingresos covid se traducen en una media de doce diarios, igual que en todo 2020 y tres más que en 2021, pese a lo cruentas de algunas de las olas vividas durante los dos primeros años.

LA SÉPTIMA OLA

Valladolid habría pasado ya el teórico pico de su ola número siete, si es que la última fase pandémica se puede considerar que alcanza ese nivel. Al final de la mascarilla se han ido uniendo Semana Santa, la fiesta de Villalar, el puente del 1º de Mayo y, ahora, el de San Pedro Regalado, un periodo que ha dejado ese 580 por ciento más de ingresos covid, pero, en cambio, solo un leve repunte del 10% de los contagios (poco más de 7.000) y hasta un ligero descenso de las muertes covid (las de aquellos pacientes con un positivo en los últimos tres meses), al bajar de las 80 del primer sin mascarillas a las 87 del periodo anterior.

La incidencia acumulada a 14 días (entre mayores de 60 años y vulnerables, que es la única que se registra desde finales de marzo, cuando entró en vigor la 'nueva estrategia') también está ya en la fase de desescalada de la séptima ola, dejando atrás el pico de 1.284 puntos del pasado 10 de mayo y con una reducción de más de cien puntos en la última semana.