La covid y el frío recrudecen la situación de los sin techo

M.Rodríguez
-

El Ayuntamiento y las entidades con programas específicos (Cruz Roja y Cáritas) atienden a menos indomiciliados, pero alertan de que esta crisis agudiza su marginación e invisibilidad

La covid y el frío recrudecen la situación de los sin techo - Foto: Jonathan Tajes

Son las grandes olvidadas de la sociedad: personas invisibilizadas que buscan cobijo en los parques, en cajeros o en espacios recónditos y abandonados de la ciudad. Los sin techo, transeúntes o indomiciliados, ven como se agrava su situación de exclusión con la llegada del frío, pero sobre todo con el impacto de la segunda ola de la pandemia. El Ayuntamiento de Valladolid, Cruz Roja y Cáritas, las organizaciones que tienen programas de atención específicos para ellos, ya han reforzado sus servicios para intentar cubrir sus necesidades, además de adaptarlos a la normativa sanitaria impuesta para frenar la expansión del virus.

 

ATENCIÓN MUNICIPAL
El Ayuntamiento, administración que tiene las competencias para su atención, ha destinado en lo que va de año más de 1,1 millones de euros para programas específicos con este colectivo, y presupuestado una partida específica para la próxima ampliación de entre 10 y 12 plazas en el albergue municipal en el paseo del Hospital Militar. Este espacio está cerrado desde el inicio de la pandemia porque sus habitaciones son múltiples y con literas «El albergue se cerró porque no se podía cumplir la nueva normativa sanitaria y se han habilitado varias alternativas más espaciosas donde sí se garantizar su seguridad», detalla la concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero. La Concejalía ya ha iniciado el proceso para la remodelación, que utilizará el espacio que antes pertenecía al servicio médico municipal. La ampliación permitirá pasar de las 58 plazas actuales a 70, distribuidas en habitaciones dobles y no dormitorios corridos como hasta ahora. «Se firmará un contrato de 660.000, al que no se ha presentado Cruz Roja, que actualmente gestiona el albergue, para prestar un servicio 24 horas en las nuevas instalaciones. Se trata de mejorar el servicio para que la gente no duerma en la calle». 
Durante el confinamiento, el Ayuntamiento puso en marcha un centro en el Pinar, pero la distancia del centro hizo que se optara por habilitar el espacio del Centro Integrado de La Victoria, con capacidad para entre 60 y 70 ocupantes, explica la edil. En estos once meses han pasado por este servicio municipal  392 usuarios. «Hay más gente que otros años, aunque hay menos movilidad. Pero tenemos más gente viviendo allí», detalla la edil. Además, este espacio ahora está abierto 24 horas los siete días de la semana.
Además, la Concejalía de Servicios Sociales también tiene concertadas habitaciones en distintas pensiones de la capital para las personas que no disponen de un hogar estable. A lo largo de este año este servicio ha sido utilizado por 139 usuarios y ha supuesto un desembolso para las arcas municipales de 146.959 euros. «El problema que nos estamos encontrando es que están cerrando muchas pensiones porque sus dueños se jubilan, pero también por causa de la crisis de la covid-19», lamenta Romero.
El comedor social también se cerró en el primer estado de alarma, que se reabrió cuando finalizó en junio. «Es una instalación espaciosa y allí se pueden mantener las distancias de seguridad», detalla Romero. Aunque ha variado el funcionamiento:a los sin techo se les ofrece el servicio de catering en el centro de la Victoria, y el comedor atiende al resto de usuarios, entre los que se incluyen muchos a los que la actual crisis ha dejado sin recursos. El comedor da unas cien comidas diarias y se ha atendido a 565 usuarios, 35 más que el año pasado. Esto supone que se han servido, en lo que va de año, 30.296 comidas, con un coste de más de 317.000 euros.

 

«Se ha mejorado el presupuesto y hay nuevos servicios» 

La concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero, destaca que en los últimos años se ha incrementado notablemente la aportación presupuestaria para los programas de atención a personas sin hogar. «Cuando llegó el PSOE se destinaban 155.000 euros al albergue y se subió a 220.000 para poner en marcha el centro de día. Y ahora se va a firmar un convenio nuevo de 660.000 euros para ofrecer un servicio 24 horas e intentar que estas personas no vivan en la calle», explica. Además, apunta que  la pandemia ha servido para «mejorar» la atención, y destaca que se ha conseguido que muchos sin techo accedan a la cartilla sanitaria para recibir atención médica. «Nos han ayudado mucho desde el centro de salud de La Victoria», resalta. Los servicios sociales también están facilitando la tramitación de las peticiones de ingreso  mínimo vital de estas personas. «Hemos desarrollado mucho trabajo, aunque queda mucho por hacer, pero se han dado pasos importantes, sobre todo gracias al apoyo incuestionable del alcalde para que tengamos financiación».
Una visión que no comparten desde el PP, que acusa al equipo de Gobierno de «improvisación».
El comedor social del Ayuntamiento de Valladolid, en Huerta del Rey, está atendiendo a personas que la crisis ha dejado sin trabajo. /

 

CRUZ ROJA 

La organización, además de gestionar el albergue municipal, tiene un programa específico para personas sin hogar. En lo que va de 2020 ha atendido a unos 350 usuarios, mientras que el año pasado la cifra ascendía a los 450. «Hay mucha diferencia por la pandemia, que ha reducido la movilidad», explica Magdalena Palomo, responsable del área. Yes que muchos son trabajadores estacionales, que se mueven en función de las demandas de mano de obra, mientras otros  se mueven en función de los servicios de atención de cada municipio. 
La Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja es la encargada de trabajar en la calle con ellos. «Se intenta crear un vínculo para acercarse y poder ayudarles a encontrar alojamiento o manutención, a tramitar prestaciones sociales o gestiones sanitarias. La covid-19 ha complicado mucho que puedan acceder a estas ayudas», apunta. Pero la pandemia también ha incrementado su marginación por «el miedo». «Cuanto más vulnerable se es, peor se responde a nuevas situaciones de estrés, como es la generada por el virus», apunta.

 

«La crisis provoca que más personas tengan que vivir en la calle»
La situación de las personas sin hogar se ha agravado muchísimo con la crisis de la covid-19. Estamos detectando que hay mucha gente que se ve abocada a estar en la calle porque no pueden pagar sus habitaciones en pensiones o pisos compartidos, otros se han quedado sin trabajo,...», detalla Magdalena Palomo, de Cruz Roja.
Esta organización tiene un programa específico para las personas sin hogar y una Unidad de Emergencia Social que trabaja en la calle con ellos. «Tienen que querer hacer un esfuerzo para recuperar la normalidad. Necesitan motivación, pero la crisis agrava mucho la situación y dificulta todo», reconoce. Desde Cruz Roja se ofrecen servicios de acogida y acompañamiento para «ayudar» a realizar esos cambios. Y también se facilita la tramitación de la documentación para que puedan acceder a prestaciones sociales como el ingreso mínimo vital.  «Todo se ha complicado, sobre todo por el factor miedo. Ahora tienen miedo al contacto. Y no se les puede obligar a aceptar un recurso», concreta. 
El equipo de acogida y acompañamiento de Cruz Roja cuenta con 12 monitores, tres trabajadores sociales y más de una veintena de voluntarios. Se financia con una subvención de la Junta vinculada a la casilla del 0,7% del IRPF.
La Unidad de Emergencia Social de Cruz Roja trabaja a diario en la calle con las personas sin hogar

 

CÁRITAS

La organización religiosa dispone de un programa específico para los sin techos, con un centro de día en José María Lacort, un centro de atención en la parroquia de La Milagrosa, una casa de acogida y varias tuteladas. Ahora, con la llegada del frío se ampliará la atención del centro de día a los fines de semana y festivos. «Aquí acceden a desayuno, ducha, servicio de lavandería y consigna, atención psicológica, asistente social y monitores educativos», explica Luis Miguel Rojo, delegado de Cáritas. Aunque la atención ha variado por la covid. «Ahora se convocan unos 60 usuarios a diario, distribuidos en cuatro grupos, para garantizar las medidas sanitarias. Y suelen acudir una media de 40», explica Alberto Moro, coordinador del programa de personas sin hogar. Ellos también han notado un descenso de los usuarios desde el confinamiento, aunque el perfil no ha cambiado: un hombre de entre 35 y 50 años, que sigue la ruta de los trabajos temporales o con problemas mentales o de adicciones. «Los que están en una situación más compleja se derivan a La Milagrosa, donde el grupo es más pequeño y se les puede atender mejor».

 

«La crisis agudiza la exclusión social. La pobreza se hereda»

El programa de atención a personas sin hogar de Cáritas se ha diseñado como un itinerario personal, con procesos individualizados con cada usuario para tratar de recuperar «cierta normalidad». «La crisis económica y la pandemia complica la salida de la exclusión social», apunta Alberto Diez, educador social. 
La organización, tras la experiencia del confinamiento y la organización en grupos más reducidos de los usuarios para cumplir la normativa sanitaria, se está centrando en que estas personas tengan acceso a la tarjeta sanitaria y a renovar su documentación para poder tramitarles las solicitudes para las distintas prestaciones sociales. «La covid-19 los está invisibilizando más y, además, complica toda la burocracia. Eso les genera mucha frustración , que es muy complicada de manejar», apunta Juan Alonso, anterior coordinador del programa. Además, el virus también agrava las situaciones extremas. «La  pobreza se hereda. Aquí hemos atendido a tres generaciones. Tienen un recorrido muy largo y difícil para salir», lamenta, Luis Miguel Rojo, delegado de Cáritas. Este mes también han puesto en marcha varios talleres para que aprendan a trabjar el cuero, a relalarse, y otro para decorar el centro de día..
Uno de los talleres para sin techo que acaba de poner en marcha Cáritas en el centro de día de José María Lacort.