La abdicación de Tsonka

A. G. Mozo
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La 'Reina del speed' se enfrenta a 8 años de prisión como líder de la facción vallisoletana de una trama de narcotráfico internacional que se sienta en el banquillo desde el lunes. Los abogados buscan pactos para reducir los 251 años para 28 acusados

Parte del material intervenido en la Operación Drache. - Foto: Ical

Tsonka V.Z. fue durante años la 'Reina del speed' de Valladolid. El apelativo no se lo adjudicaron los policías que la apresaron por primera vez en 2018 con diez kilos de 'su' droga estrella, sino que se lo ganó a golpe de papelina entre sus 'vasallos'. Fue esa abundante clientela la que encumbró a esta búlgara de cuarenta y tantos como la mayor proveedora vallisoletana de sulfato de anfetamina. 

Ella era la 'reina' y aquel primer golpe policial contra su imperio se denominó Operación Queen en su honor, aunque en el juicio fue su marido el que quiso arrogarse el papel de rey. Lyudmil dijo ser el único cabecilla de esa incipiente banda que en realidad lideraba su mujer y se llevó una condena de seis años de prisión que le envió directamente a una celda mientras que Tsonka, pese a los cuatro años y un día que asumió en el pacto con la Fiscalía, seguía en libertad.

La búlgara adoptó un perfil bajo y dejó de tocar la droga. Ya había tejido una red de contactos de la entidad suficiente como para poder mover el 'speed' sin necesidad de mancharse las manos. En su afán por pasar desapercibida a los ojos de la Policía y demostrar a la Justicia que había cambiado de vida, hasta empezó a trabajar como cocinera en un restaurante de la N-122.

Pero nada había cambiado en su vida. Una investigación de simple menudeo en El Nuevo Rincón del Cómico, un 'after' del barrio Belén, iba a llevar a confluir en Tsonka a los agentes antidroga del Grupo VIII de la Brigada de Policía Judicial y a los del EDOA de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Valladolid.

11 personas a sus órdenes

La 'Reina del speed' ya no tocaba la droga, ni la guardaba en una lúgubre habitación realquilada de un piso de la calle Bailarín Vicente Escudero, ni la vendía desde su piso de la calle Pólvora. El reino de Tsonka había crecido, hasta el punto de que en 2019, cuando aquella investigación la puso en el punto de mira, tenía ya una red de once personas a sus órdenes. 

La búlgara contaba con nueve machacas y dos guardadores. Uno afincado en un piso del barrio de La Victoria, donde la banda tenía montado un incipiente laboratorio para el corte y preparación de las dosis de 'speed' (se intervinieron tres kilos y medio de esta droga); y otro en Esguevillas de Esgueva, que se encargaba del almacenaje de la heroína (allí se encontraron 105 gramos). Además, la organización tenía en Cigales otro laboratorio, tipo 'indoor', de marihuana.

Tsonka 'abdicó' en la última fase de la Operación Drache, aunque fue su hilo el que llevó a la Policía y la Guardia Civil hasta la cúspide de una compleja trama de narcotráfico internacional de la que Ibon A.M. era la piedra angular. Este narco bilbaíno exportaba a Alemania y Holanda su marihuana 'skunk', muy apreciada por su 'pureza' y elevado contenido en THC. La 'subía' desde Sevilla en un camión 'caleteado' de una empresa de transportes que hacía portes legales a Europa y en uno de esos viajes se intervinieron 140 kilos de 'skunk', iniciándose la explotación de la Operación Drache; sus tráiler regresaban cargados de heroína turca y 'speed' holandés que vendía a organizaciones como la de Tsonka. Cuando Ertzaintza, Guardia Civil y Policía concluyeron el golpe a esta trama, se habían aprehendido de 200 kilos de droga.

Pactos con la Fiscalía

La Audiencia de Valladolid sienta en el banquillo desde el lunes a los 28 narcos implicados, para los que se solicita un conjunto de penas que se van hasta los 251 años de cárcel, si bien sus abogados se encuentran en negociaciones con la Fiscalía para abordar posibles pactos que rebajen las condenas a cambio de una confesión que evite el juicio.