"Cuando acabo una novela pienso en qué aburrida es mi vida"

María Albilla (SPC)
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"Cuando acabo una novela pienso en qué aburrida es mi vida"

África de las Heras fue espía, pero no una espía cualquiera. Fue la espía soviética más importante del siglo XX, una matrioshka de carne y hueso de la que salieron decenas de identidades para servir a su patria, la URSS, pese a que ella había nacido en Ceuta. De las Heras, o María de la Sierra en México, María Luisa de las Heras en París y Uruguay, o la subcomandante Yvonne en Ucrania, fue una mujer con mil y una caras cuya apasionante e intensa vida novela la escritora Reyes Monforte en La violinista roja (Plaza & Janés), su último y más ambicioso libro. 

África de las Heras es un personaje muy ambicioso a quien califica como la espía soviética más importante del siglo XX. ¿Por qué se merece ese superlativo?

Es un personaje muy carismático que no era muy conocido, pese a que montó desde Uruguay la mayor red de espías soviéticos que operó en todo el mundo durante 20 años. Estoy convencida de que solo conocemos una mínima parte de lo que hizo porque tanto la Unión Soviética entonces como la Federación Rusa hoy no han dado muchas explicaciones. Y conociendo su falta de transparencia no creo que esta tónica cambie y mucho menos con una espía. 

Es muy significativo de ella que nunca sufrió una purga estalinista, como les pasó a sus compañeros e incluso superiores por poner en duda algunas de las órdenes o por dudar del comunismo y su manera de llevar a cabo la revolución. África siempre acató las órdenes. Siempre tuvo un sí para la Unión Soviética. Por eso fue tan importante.

¿Qué le puso sobre la pista de esta mujer?

Conocí a África hace 10 años, cuando estaba preparando la documentación de otra novela y tropecé con ella. Pensé que tenía una historia de película: una espía soviética, pero que era española -nació en Ceuta en 1909-, que venía de una familia acomodada de militares y se casó con un capitán de la legión, pero se convirtió en comunista... ¡cómo se pasa de una cosa a otra! Estuvo en todos los escenarios históricos importantes del siglo XX, conoció a Orwell, a Hemingway, a Trotsky, a La Pasionaria, a Frida Khalo... Ahí tenía que haber una gran historia.

Abre el libro con unas citas muy reveladoras: «Nada está completo sin su sombra», de Pedro Salinas, y «Tal vez descubra la verdad al comparar las mentiras», de León Trotski.

Es que África fue la sombra de todos los grandes acontecimientos del siglo XX. La otra, la de Trotski es una frase inmortal. Está de actualidad en cualquier momento de la Historia que la leas.

Los hechos y personajes que desfilan en esta trama son reales y entiendo que la labor de documentación para estas casi 800 páginas habrá sido compleja.

Sí lo ha sido, pero es un proceso que me encanta, lograr que todas las piezas encajen y darlas un sentido. Es cierto que de África de las Heras conocemos lo que conocemos porque no nos han querido contar más, pero de la Historia del siglo XX y del quién es quién de la crème de la crème de su tiempo se sabe mucho y eso me ha ayudado a novelar su vida. 

Por ejemplo, cuando ella fue destinada a los bosques de Ucrania en la Segunda Guerra Mundial todavía no era espía como tal, pero lo que otras personas dejaron por escrito me ha permitido novelar a la protagonista. Quienes la conocieron, muchos guerrilleros españoles y algún que otro ucraniano, hablaban de la subcomandante Yvonne. En Uruguay, cuando se supo quién era, sus conocidos no daban crédito a su verdadera identidad, entre otras cosas porque decían que odiaba la política y todo lo que tuviera que ver con lo ruso y con Iósif Stalin. Esto demuestra que fue una gran espía.

De hecho, dice que siguió siendo una buena espía hasta después de muerta. ¿Por qué? ¿Cómo es que no se supo hasta años después de su fallecimiento su identidad?

En España creo que fue a los ocho años de su muerte o algo después, y falleció en 1988, cuando Cambio 16 publicó por primera vez un artículo sobre África. Como ella misma decía, 'el mejor espía es el que no se sabe que existe'.

A Howard Hunt, que llegó a ser director de la CIA en Uruguay, le traía de cabeza aquella mujer porque no sabían cómo era, cómo hablaba, cómo se vestía... solo conocía de ella que era una mujer que siempre llegaba 10 minutos antes que él y que le echaba por tierra sus misiones. La verdad es que el resultado de sus misiones fue siempre positivo. Que fueran correctas o no es una cosa en la que no entro en la novela, claro.

¿Es casual que la protagonista de este nuevo libro vuelva a ser una mujer?

Es totalmente casual. Te aseguro que no está premeditado... Lo que busco son buenas historias, protagonistas potentes independientemente de que sea un hombre o una mujer. A mí me gustan las vidas al límite, así que cada vez que acabo una novela pienso que qué aburrida es mi vida...

Hace no mucho el CNI estaba buscando aspirantes a...

Pues igual perdí una oportunidad... Tendré que estar más atenta para la próxima, aunque a estas edades ya no sé qué decirte... 

Regresa también al «alma rusa»...

Es que me gusta ese alma rusa, esas vidas tan al límite, como contaba Tolstoi; lo que narraba Dostoyevski, ese alma rusa que, por ejemplo, en Doctor Zhivago se ve tan bien. Los rusos van muy al límite, son capaces de matar y de matarse a sí mismos con tal de vivir algo. Y esto es muy literario. Además, es que tienen una Historia extensísima y brutal.

Hay una tercera cita en el libro que podríamos traer a la actualidad. Es de Napoléon Bonaparte y dice: «Un espía en el lugar adecuado vale más que 20.000 hombres en el campo de batalla». 

No te quepa duda de que ahora mismo hay más espías trabajando entre Rusia y Ucrania que hombres en el campo de batalla. 

No es nuevo que Rusia y Ucrania se lleven fatal. Acuérdate de la hambruna que provocó Stalin en Ucrania en los años 33-34. Murieron seis millones de personas como poco cuando dejó a Ucrania sin trigo, y entonces ya era el granero de Europa. Los ciudadanos se llegaron a comer a sus familiares muertos, las hormigas, los gatos, los perros, las cortezas de los árboles... Y estamos hablando de hace un siglo. Ese conflicto lleva demasiado tiempo enquistado.

Vamos a jugar un poco… ¿Qué papel podría estar desempeñando ahora mismo en el tablero internacional De las Heras?

Sería la espía que está en el sitio correcto en el momento adecuado para cumplir sus misiones.

En mi cabeza es la espía que estaría intentado matar a Volodomir Zelenski.

Ella ya estuvo en la operación Utka para matar a Trotski en México en 1940 cuando este era el enemigo número uno de Stalin. Le costó años conseguirlo. Putin ha dicho que el mayor enemigo de Rusia es Zelenski... así que sí, por ahí podría estar África haciéndose pasar por cualquier figura o como lo que era, violinista, que es como se llamaba a las operadoras de radio rusas. Podría estar perfectamente interceptando mensajes.

En aquel momento dice que ser mujer era el mejor disfraz para ser espía.

En aquel momento, sí. África es solo un ejemplo de las grandes espías que hubo y no solo soviéticas. Británicas, estadounidenses, italianas... todas utilizaron su condición de mujer y, además, siendo conscientes de ello. Aquello sí era usar sus armas de mujer para conseguir su objetivo. ¿Quién iba a sospechar de una venerable anciana que hacía tartas? ¿O de una mujer con tres hijos que era dependienta de una librería infantil? Pues nadie...

¿Está justificada la fama de mataharis con la que alguna ha pasado a la Historia?

África desde luego usó su feminidad en esa trampa de miel que fue conquistar a Felisberto Hernández. Le engañó y le embaucó con esas armas de mujer que te decían antes para casarse con él e irse a Uruguay, desde donde organizó una red de espías de la Unión Soviética.

¿Él llegó a saber a qué se dedicaba su amantísima esposa?

Teóricamente él nunca lo supo, pero digo teóricamente porque hay un cuento, Las hortensias, que le regaló el día de su boda a María Luisa que habla de espías, de engaños, de rusos, de muñecas que cambian de aspecto y de peluca... África sospechó de que él supiera su identidad, pero cuando se conocieron él ya había empezado aquel libro... La versión oficial es que Felisberto no lo sabía porque además él era anticomunista y odiaba a la Unión Soviética, a Stalin y lo comentaba en la prensa de la época. Por eso les interesó él. Nadie iba a sospechar de la mujer de un anticomunista... 

¿Espían diferente las mujeres que los hombres?

En el fondo espían igual o por el mismo objetivo, pero hombres y mujeres son diferentes física y emocionalmente... Estoy pensando en Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, y en que él también usó la conquista amorosa para engañar a la hermana de una de las secretarias de Trotsky... Los espías utilizan su atractivo independientemente del género, igual que si tienen que matar al enemigo lo hacen sean hombres o mujeres.

 ¿Qué influencia tiene en la actualidad lo que crearon mujeres como ella?

Gracias, o como consecuencia, de aquellos trabajos tenemos el orden mundial que conocemos hoy. No creo que África cambiara el mundo, pero que participó en su nuevo orden, definitivamente sí. La caída del telón de acero, la invasión de Corea del Sur, Bahía de Cochinos (Cuba), en 1961, la operación Arquero capaz... En todos estos escenarios ella fue captando personas y haciéndose con información que enviaba a Moscú firmando sus informes como Patria, el alias que ella eligió, no como homenaje a España... sino a la Unión Soviética.

Sin embargo cree que De las Heras ha sido silenciada por la Historia...

Ha sido silenciada por el país que la acogió por el hecho de ser una espía. Su biografía está silenciada por la Unión Soviética y hoy por la Federación Rusa, pero no por ser mujer ¡eh!, por ser espía. Se sabe poco de ella, pero lo que se sabe es tan jugoso...