La estación de mercancias entra en la 'autovías' ferroviarias

M. Rodríguez
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La red de nodos intermodales estratégicos, proyectada por el Ministerio de Transportes, incluye a Valladolid. Su puesta en marcha permitirá multiplicar la cantidad de mercancías transportadas por ferrocarril

La estación de mercancías.

La nueva estación intermodal, que ya se está construyendo en la zona del Páramo de San Isidro, convertirá a Valladolid en un eje fundamental en la gestión nacional del transporte ferroviario de mercancías. De hecho, en junio de 2022, cuando se anunció su licitación, el alcalde de la capital aseguró que era «probablemente una de las noticias más importantes del siglo y con un calado fundamental» para la capital.

Todo esto por la Estrategia de Movilidad Segura, Sostenible y Conectada 2030, del Ministerio de Transportes, que tiene por objetivo elevar la cuota modal del 5% actual al 10% en 2030. Un plan en el que juegan un papel fundamental los siete nodos logísticos, entre los cuales se ha colado el de Valladolid. Eso implica que el nuevo complejo ferroviario, que ya está en una fase avanzada de la redacción del proyecto de la segunda fase, se beneficiará de las inversiones previstas y las actuaciones que se desarrollarán bajo la iniciativa Mercancías 30, con la que el Gobierno de España pretende impulsar la cuota del tren en el transporte de mercancías.

La futura terminal de mercancías, que contará con una inversión de 32 millones de euros, de los que 19 los paga Adif y el resto, la sociedad Valladolid Alta Velocidad, ya tiene muy avanzadas las obras de su nueva playa de vías y este mes se pondrán los carriles. Tendrá siete vías sobre balasto de más de 750 metros de longitud en el interior del complejo, para la recepción y expedición de trenes, además de otra playa de vías para carga y descarga de contenedores de 750 metros, con dos vías adyacentes sobre balasto de 750 metros de longitud. Esto es fundamental porque estos convoyes de longitud interoperable son la base para ganar cuota al transporte por carretera. Este era uno de los grandes déficit  hasta hace poco en España porque la longitud máxima era de 450 metros, lo que reducía la competitividad. Con  la terminal de gran capacidad se podrán superar las 200.000 unidades transportadas al año.

La estación de mercancías entra en la ‘autovías’ ferroviariasLa estación de mercancías entra en la ‘autovías’ ferroviariasLa construcción de la playa de vías forma parte de la primera de las seis fases del proyecto, que concluirá con la construcción de la terminal y las nuevas instalaciones de Redalsa, que abandonarán su actual emplazamiento junto el polígono de Argales.

Este futuro nodo logístico requiere de una remodelación integral de la red ferroviaria y las terminales. Un proyecto beneficioso para la capital porque dispondrá el próximo año de una estación intermodal totalmente adaptada a las exigencias de futuro. En este sentido, ya encaran la fase final las obras de la variante este ferroviaria, de 17,5 km de longitud y que está diseñada para que los trenes puedan circular a una velocidad de 160 km/h. Esta infraestructura arrastra un retraso muy importante, pero los fondos europeos han conseguido darle un último empujón. 

Actualmente se está trabajando en la electrificación del tramo. Por un lado, está en construcción la subestación eléctrica de tracción de Fuente Amarga y se están rehabilitando las subestaciones de El Pinar de Antequera y Cabezón de Pisuerga. Las instalaciones eléctricas de tracción alimentarán (en 3.300 V en corriente continua) a la variante y al nuevo complejo ferroviario.

Por otro, ya se está colocando el carril (5.810 toneladas), balasto (160.000 toneladas) y traviesas monobloque de ancho polivalente (6.930 unidades) en la variante desde el Pinar de Antequera hasta su cruce con la carretera de Madrid (Pinar de Jalón). Esto permitirá la circulación de trenes tanto de mercancías como de viajeros. Para eso se montará una doble vía de ancho ibérico sobre balasto, entre el inicio de la variante este y la conexión del ramal de acceso a la factoría de Renault España, incluyéndose un desvío para la conexión con la línea de ancho ibérico Madrid-Hendaya con la estación de Valladolid-Campo Grande, en el entorno de El Pinar de Antequera.

Esta variante permitirá también el acceso al nuevo complejo ferroviario de Valladolid, en el que se emplazarán todas las actividades ferroviarias que actualmente se realizan en otros centros de Valladolid, a excepción de las vinculadas a la estación de viajeros, nuevo taller de Renfe, terminal de servicios logísticos y Redalsa. Una vez entre en servicio, la Variante acogerá el paso de todos los trenes de mercancías, lo que representa el 25 por ciento del tráfico ferroviario actual de la estación de Valladolid-Campo Grande. Estas obras están presupuestadas en 39,3 millones.

La actuación contempla, asimismo, el montaje de vía en ancho convencional del tramo comprendido entre el túnel de San Cristóbal y el final de la variante, donde enlaza con la línea Madrid-Hendaya. Actualmente se trabaja en la señalética e iluminación del interior del mismo.

Además, está en fase de tramitación, por valor de 41 millones de euros, las instalaciones de señalización y telecomunicaciones de la variante este, además de su electríficación.

Mercancías 30. En este documento también se detalla que es necesario definir un nuevo modelo de gestión de las terminales y nodos logísticos. Un modelo que en Valladolid se acompaña de la propuesta municipal de crear junto a la estación una plataforma logística y agroalimentaria. Un proyecto en desarrollo, que ya tenía definido inicialmente su desarrollo urbanístico, pero que se ha pausado ante la posibilidad de incrementar las 200 hectáreas inicialmente previstas.

Un proyecto en línea con el del Mitma, que concibe el nuevo complejo de mercancías como un nodo con una cadena logística, donde concurran mercancías que pueden ser transferidas entre los distintos modos de transporte. Y que tiene financiación europea para aplicar la premisa de la reducción de costes, sobre todo los medioambientales, que se basa en fomentar la «descarbonización» del transporte.