El descontrol de la pandemia obliga a severas restricciones

A. G. Mozo
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El coronavirus avanza en Valladolid a un ritmo diario de 200 nuevos casos y cinco muertos, y con los hospitales en cifras de abril. Sacyl reconoce que se está ya en fase de transmisión comunitaria y la incidencia en la capital supera la ratio máxima

Hospital Río Hortega. - Foto: Efe

El sábado 11 de octubre, en pleno puente del Pilar, el coronavirus se encontró con el escenario perfecto para derrumbar el débil dique que se había ido construyendo durante los dos meses anteriores a base de rastreos de los contactos de cada nuevo infectado de covid-19 de esta segunda ola. Ese es el día en que los epidemiólogos creen que empezó a descontrolarse el virus en Castilla y León, el principio del fin de una resistencia que pretendía dominar cada pequeño brote que surgía y tratar de evitar que, como al final ha ocurrido, se entrase en fase de transmisión comunitaria. Ahora ya solo queda implementar más y más restricciones, acotar los horarios de los bares y limitar los contactos sociales por la vía de un toque de queda nocturno que la Junta de Castilla y León defiende como el penúltimo escenario antes de un confinamiento que se quiere evitar por todos los medios.

«Nuestras decisiones equivocadas llevan a la muerte a los demás. No pueden suceder cosas como las que están sucediendo, es nuestra responsabilidad». El vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, eleva ya el tono en busca de una reacción en la ciudadanía, en un nuevo intento de convencer a todos de la importancia que tiene la «responsabilidad individual» en la lucha contra esta pandemia. Y con el Gobierno, del que todavía no se ha logrado la declaración de un toque de queda nacional, pese a que Castilla y León lo ve como la última restricción antes de llegar al confinamiento. El objetivo de esa medida que está implantándose en cada vez más países europeos es, según defiende Igea, «restringir los contactos», ya que, las reuniones de amigos y familiares ahora «se han trasladado de los locales de hostelería a los domicilios».

La consejera de Sanidad habla también muy claro, sin poner ni un solo paño caliente y reconoce que la pandemia se ha descontrolado: «Hay muchos más casos que los vinculados a los brotes, lo que nos indica claramente que estamos ya en transmisión comunitaria». Y por eso, explica, empiezan a carecer de sentido restricciones que venían aplicándose en la región, como la del cierre perimetral de aquellas grandes localidades y capitales de provincia en que se sobrepasaba la tasa de incidencia acumulada a 14 días de 500 casos por cada 100.000 habitantes.

RIESGO DE COLAPSO SANITARIO

Es más, Verónica Casado no duda en admitir también que el riesgo de colapso hospitalario es cada vez más real, ya que ahora «la situación es muy grave, con una ocupación alta en las plantas y en las UCI» y avanzó que «la probabilidad de que empeore en las próximas semanas es alta» con la llegada del frío y el riesgo de que se incrementen esas reuniones sociales en domicilios que la Junta quiere erradicar  con el toque de queda que el Gobierno, en cambio, no se decide a aplicar en todo el país. La consejera, igual que el portavoz, apela también a la «responsabilidad individual» para respetar las «burbujas sociales» y los «grupos estables de convivencia», llevar los encuentros a la calle y siempre respetando las medidas de distancia, mascarilla y ventilación en las visitas a casas que, en todo caso, recomiendan evitar. Verónica Casado lo resume así: «Si no nos contagiamos, no hay enfermedad leve ni severa que nos lleve a los hospitales y que haya ese riesgo de colapso. Por eso es esencial que detengamos los contagios.

La situación epidemiológica de Valladolid pone cifras al panorama que describen Casado e Igea para el grueso de la Comunidad. Hace solo dos semanas la tendencia de nuevos contagios en la provincia era «decreciente», la pasada aún era «estable» y en ésta pasó ya a ser «creciente». En un abrir y cerrar de ojos, la ‘curva’ se había dado la vuelta, partiendo justo de ese puente del Pilar en que se empezó a descontrolar la situación en toda la región.

No en vano, hace apenas diez días la provincia era la única de Castilla y León con el denominado índice de reproducción del virus (Rt) por debajo de 1, que es el nivel que índica un cierto control del virus, y ahora ya está en el 1,22

Y es que la realidad de los datos pone de manifiesto que ya durante todo el mes de octubre se venía apreciando un evidente cambio de tendencia, a pesar de acumularse los confinamientos en la provincia (Medina del Campo, Pedrajas, Íscar, Pesquera...), que debían de rebajar las cifras de positivos; y a aquellas tres semanas de restricciones de septiembre en la capital, que tan buen resultado tuvieron. La cosa iba claramente a más. En lo que va de mes (son datos al cierre de esta edición, el día 22) se han declarado 4.251 nuevos casos, a un ritmo que supera ligeramente los doscientos diarios y que hará que el próximo fin de semana se cierre octubre con algo más de 5.000 nuevos positivos notificados, que son más incluso que todas las infecciones comunicadas entre marzo y julio; a 1 de agosto, eran 4.704 contagios confirmados por PCR en Valladolid.

El brutal aumento de los casos no solo ha tenido su fiel reflejo en el incremento de la presión sobre los hospitales, tal como advertía la consejera de Sanidad, sino también en un repunte de la mortalidad. En lo que va de octubre han fallecido 114 personas con covid-19 en la provincia vallisoletana, 78 en los hospitales y 36 en las residencias sociosanitarias de la provincia, en donde el coronavirus ha vuelto a colarse. Ya son más que en  todo mayo (100).

EL 75% DE LOS FALLECIDOS, MAYORES DE 80 AÑOS

La Junta admite 897 fallecimientos por la pandemia desde marzo en Valladolid, de los que 673 (75%) eran pacientes que superaban los 80 años, y otros 147 (16%) estaban entre los 70 y los 79 años. Pero esta es una enfermedad que también afecta a personas más jóvenes: 54 tenían entre 60 y 69 años; once, de 50 a 59; nueve, entre 40 y 49 años; y tres, de 30 a 39. Por ahora, no se ha dado ni un deceso entre menores de 30 en la provincia, aunque en la segunda ola de la pandemia sí ha crecido el porcentaje de contagios entre los jóvenes.

El gran problema se encuentra en que en muchos de esos jóvenes suele cursar sin síntomas, pero sí lo transmiten igual que un paciente crítico. Sanidad asegura que dos de cada tres contagios, se producen en encuentros de tipo familiar o social.

Una tormenta perfecta que ha hecho que los brotes también se hayan disparado durante un mes de octubre que arrancó con solo 52 focos activos, que vinculaban a 563 infectados, y que en poco más de veinte días casi se han triplicado. El último dato recogido habla de 138 brotes en Valladolid, con 1.227 contagiados, una cifra que, como admite la consejera, está muy lejos de la realidad de la pandemia en Valladolid, ya que los equipos de atención primaria estiman que se podría estar ahora por encima de los 7.000 casos activos.

Transmisión comunitaria que ya obliga a los hospitales a atender a más de trescientos pacientes con covid-19, con tasas de ocupación muy elevadas y que en el caso de la UCI del Río Hortega roza el límite, mientras que en el Clínico ya lleva varias semanas activada la ‘UCI extendida’ para poder atender a casi el doble de pacientes de lo que es su capacidad funcional. Situación que, pese a todo, se ha conseguido estabilizar en lo relativo a críticos con coronavirus, pues llevan todo el mes de octubre en la franja de los 40-45.

No así en los bloques covid de hospitalización, donde ha habido un repunte muy evidente, al pasar de los 186 ingresados que había el 1 de octubre a los 282 actuales.

EL CASO DE LA CAPITAL

Pero quizá el paradigma de la pésima evolución epidemiológica está en la capital, que había conseguido regatear el confinamiento en el que cayeron sucesivamente Palencia, León, Salamanca y Burgos (además de Aranda, Miranda, Medina del Campo...), al mantenerse siempre por debajo de esa tasa de 500 casos por 100.000 habitantes a catorce días, pero que, en poco más de una semana, ha visto dispararse los contagios hasta arrojar una ratio de 560 a día 21; solo en esa jornada se declararon 280 nuevos positivos en Valladolid capital.