Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Investigar lo conocido

24/01/2020

Por exigencia de Ciudadanos, las Cortes han creado una comisión con el fin de investigar el destino y eficacia del dinero gestionado por la Junta en la fallida reconversión minera. Con el fin de no herir susceptibilidades, los ahora socios del gobierno regional del PP prefieren hablar de análisis y apostillan que el objetivo no es tanto buscar culpables como aprender del pasado.
La comisión nace coja y falta de ambición. El problema del proceso de reconversión minera llevado a cabo en los últimos 30 años no se puede circunscribir a los mil cien millones de los planes de la Junta, sino que deberían ser incluidos también los treinta mil millones empleados por el Gobierno central. Precisamente es el inoperante entramado de las administraciones uno de los factores que provocó unos gastos inversamente proporcionales al objetivo esencial, la creación de un tejido empresarial en sectores de futuro como alternativa a los empleos perdidos por el cierre de las minas.
Nadie lo desconoce. Cientos de millones se entregaron a buitres llegados de fuera que mantuvieron las empresas únicamente hasta la prescripción de las subvenciones percibidas. Saben también los comisionados cuáles fueron las prioridades políticas: Mantener la paz social en el proceso de reconversión, atentos a prejubilar mineros con 45 o 50 años con sueldos de picadores en activo, paquete en el que se colaron personas que no conocían ni el color del carbón, y tener satisfechos a los empresarios más guerreros con beneficios superiores a los que podrían obtener con las minas en producción. Paz también entre el resto de la población, cuya inquietud fue acallada con empleos de compensación tan improductivos como escasamente exigentes y gastos desproporcionados en edificaciones, símbolos ahora del fracaso de poblaciones vacías y entonces ostentación del éxito de alcaldes inalterables. Hubo corrupción con los planes mineros. Sin duda. Pero acaso sea igualmente censurable la desfachatez de políticos de antaño y de relevo que pretenden enterrar el pasado con el consabido método de la palabrería.