Para las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, el día D, en el que se produciría el desembarco en el continente, se jugó el futuro de Europa. Este martes Pedro Sánchez y su equipo se juegan su prestigio como dirigentes y demostrarán su capacidad para meter en cintura a sus coaligados, Podemos.
Ione Belarra e Irene Montero les han plantado cara con una ley que, en palabras del propio presidente de gobierno, es necesario reformar porque su aplicación ha sido nociva para aquellos a quienes se trataba de proteger, las víctimas de violaciones y abusos sexuales. Cuando llega el día, este martes, en el que el Congreso de los Diputados aprobará la reforma, se acercan a 800 los condenados que han visto reducidas sus penas, y el diez por ciento de ellos han sido excarcelados. La ley se aprobó con informes contrarios del Consejo de Estado, del Consejo General del Poder Judicial y del Ministerio de Justicia. Sin embargo, el gobierno le dio vía libre y la aprobó el grupo parlamentario socialista.
Se comprende la inquietud de Pedro Sánchez ante el desaguisado provocado por una ley que nunca se debió llevar al Congreso sin el análisis previo de los expertos; se comprende también su preocupación por sus devastadoras consecuencias y. además, se comprende que el presidente de gobierno haya entrado en pánico ante el hecho de que esa ley es la prueba palpable de que es incapaz de imponer su criterio a varios miembros de su gabinete. Mal asunto para un supuesto líder que en unas semanas se enfrenta a unas elecciones.
Las instrucciones que ha dado para que se intente convencer a Belarra y Montero para que acepten la reforma de la ley, para que se las presiones por tierra mar y aire, se siguen con atención máxima. Es Félix Bolaños, como siempre, el encargado de la delicadísima operación de negociar con la plana mayor de Podemos y que apoyen la reforma de la polémica ley; y también se ha pedido mediación a Yolanda Díaz, supuestamente la responsable de Podemos en el gobierno, y a la que corresponde la difícil papeleta de demostrar si efectivamente pisa fuerte en esa formación en la que no acaba de estar del todo ni tampoco estar fuera del todo.
La votación, si a lo largo de este lunes y la mañana del martes no se convenciera a Podemos, es difícil que se pierda, porque el PP ya ha anunciado que votaría a favor de la reforma o se abstendría, en ningún caso dejaría el camino expedito para que los condenados por abusos sexuales rebajen sus condenas gracias a una ley que, en sus términos, no existe en ningún país democrático. Pero es lo peor que le puede ocurrir a Pedro Sánchez: que salve la cara gracias a que el PP le echa una mano y pueda así reformar una ley que su gobierno jamás debió presentar … ni aprobar.