"Ante una persona que sufre hay una llamada al cuidado"

D.V.
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"No somos dueños de nuestra propia vida", recuerda a los católicos el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello - Foto: E.P.

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Valladolid, monseñor Luis Argüello, habló hoy de la defensa de la vida que hace la Iglesia y se pronunció sobre la eutanasia y recordó el posicionamiento de la institución religiosa, especialmente a los católicos. "Cuando una persona está sufriendo, lo primero, es tierra sagrada. Entiendo que tenemos que ser todos muy comprensivos con la situación de cualquier persona, pero les subrayaría que ante una persona que sufre lo que hay es una fuerte llamada al cuidado, al acompañamiento, al respeto y a animar a vivir su propia existencia sabiendo que nosotros no somos dueños de nuestra propia vida".

Argüello, que impartió una conferencia en León en el Ciclo de Formación Permanente de la Diócesis tras ser recibido por el obispo Luis Ángel de las Heras, incidió -a preguntas de los periodistas- en el mensaje de que "hay personas que son incurables pero no incurables. Hay personas que sufren y hay que atender el sufrimiento y no únicamente abrir la puerta de la muerte como única solución. Ese subrayado, esa línea roja de la vida es un punto firme de apoyo para la construcción del bien común".

Las personas, añadió, no son individuos aislados, forman parte de una trama de relaciones, tienen vínculos y las decisiones que adoptan afectan a los demás. Es comprensible, afirmó que una persona que sufre diga "que quiere audodeterminarse sobre su propia existencia, pero eso es un punto importante para caer en la cuenta de el derecho a la libre decisión no es un valor absoluto sino que hay que ponerlo siempre en relación con aquello que se decide y con las consecuencias que tiene para otros en la trama de relaciones de la que todos formamos parte y que constituye, seguramente, lo mejor de la vida porque parte de un don que recibimos de esa misma trama de relaciones".