"El curso de cine es referencia nacional e internacional"

M.R.I.
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El director de la Cátedra de Historia y Estética de la Cinematografía destaca que la UVa ofrece en agosto un ciclo de cine seleccionado de gran calidad en versión original

"La Universidad es una pieza clave en la ciudad" - Foto: Jonathan Tajes

Javier Castán no conoce lo que son unas vacaciones en agosto desde que hace casi una década fuera nombrado director de la Cátedra de Cine de la Universidad de Valladolid (UVa). Es un apasionado del cine, de hecho confiesa que ve una media de cinco películas a la semana y que muchas veces lo hace solo en algunas de la salas de la capital. Una pasión que compartirá este mes de agosto con los alumnos de la 56 edición del Curso de Cinematografía, que comienza este lunes y ofrecerá 21 seminarios y conferencias, que pasarán de la risa de la screwball comedy al horror del Holocausto con parada en el cine de Àgnes Varda (quien falleció este año), Bertolucci o Kubrick, entre otros.

El curso de cine se ha convertido en una referencia en los cursos de verano de la UVa. ¿Cuál es la aportación más importante dentro de la oferta educativa estival?

No solo es un curso de referencia en Valladolid. Somos referencia a nivel nacional. Y es más, hay compañeros de la universidad que se han desplazado a EEUU y alguna de sus universidades le han preguntado por este curso. Tiene una trayectoria tan larga y lógicamente ha alcanzado a muchas personas, que lo recuerdan y lo trasladan a sus estudiantes. Tenemos, de hecho, personas que han venido desde EEUU o Gran Bretaña a cursarlo. Y se lleva a cabo en Valladolid, que es vocacionalmente y desde muy pronto una ciudad relacionada con el cine. Primero fue la Seminci y muy en paralelo al compás del festival se crea la primera cátedra universitaria de España y la segunda de Europa, tras la de Pisa. La idea era llevar los estudios de un arte que se barruntaba que no era un mero entretenimiento sino que era un elemento de expresión artística a las aulas universitarias.

¿Cómo se ha ido adaptando esta titulación propia de la UVa a todos los cambios educativos y la evolución del cine?

El que el curso se lleve a cabo en verano no significa que sea un curso de verano más sino que desde que se creó estaba destinado a que los docentes se prepararán para utilizar la herramienta del cine en su carrera académica. Uno de los directores de la cátedra de cine fue el padre Staehlin, miembro de la compañía de Jesús, que fue el que oficialmente introdujo el cine de Bergman en España, pero también era uno de los censores del Régimen. Era una persona que estaba muy vinculada con el cine y muy preocupada por el papel bueno y malo que el cine podía jugar. Y cuando nosotros acudimos a los listados de estudiantes de los primeros cursos, que eran muy numerosos, vemos que un porcentaje altísimo eran sacerdotes y monjas. Eran personas que durante el año daban clases en sus respectivos colegios y en verano aprendían de cine y cómo utilizar el cine en sus estrategias académicas. Y eso es lo que ha hecho no moverlo nunca del mes de agosto. De hecho, ahora seguimos teniendo docentes que si el curso fuera en otras fechas no podrían venir y sí en verano.

¿Cuál es el perfil tipo del curso?

Hay perfiles muy variados, que van desde personas relacionadas con el cine desde el punto de vista de la docencia a profesionales del cine, y por eso en el programa hemos incorporado profesionales del guión, la fotografía y el montaje. El curso no enseña a hacer cine, lo que hace es estudiar la historia y la estética del cine, pero para valorar estéticamente una película no se puede dejar de lado cómo está la fotografía, por ejemplo. El curso atrae también a cineastas a los que les interesa lo que se ha hecho hasta ahora y las principales corrientes. Hay muchos profesionales del cine que han pasado por aquí primero como alumnos y después como profesores. 

¿Qué es lo que ofrece el curso?

Ofrece que como título propio tenemos a postgraduados, personas que han estudiado una carrera universitaria y tienen este título propio como título de postgrado y a profesionales de cine a los que no pedimos el título universitario sino una experiencia acreditada en el campo de la técnica cinematográfica. Por otro lado, le damos una categoría de curso de extensión universitaria para que cualquier aficionado al cine pueda venir, no se piden requisitos previos pero tampoco obtienen el título propio. En este grupo hay gente joven, que cada vez hay menos que piensen en dedicar el mes de agosto al curso, pero hay unos cuantos apasionados; también hay jubilados y gente de todo tipo. Aquí tenemos como profesores a los primeros espadas. Si se echa un vistazo al programa se ve que tenemos catedráticos y profesores de universidad, críticos y escritores cinematográficos, directores de filmoteca, guionistas,... algo que en un máster no se podría tener.

Con toda esta oferta, ¿han recuperado el  nivel de matriculación de la etapa dorada del curso?

El curso en sus años dorados, los años 70, llegó a tener 150 alumnos. Por un lado, el cine estaba en una etapa que no podemos obviar porque no teníamos dispositivos en casa ni pantallas grandísimas para ver películas como las vemos ahora. Ahora hay un número de alumnos muchísimo menor, que va en paralelo al número de espectadores que tienen las salas de cine. Nos estamos manteniendo estables entre 20 y 30. Pero este es un curso que no es de números.

¿De qué es?

Lo más relevante de este curso es el número de profesores y su categoría. Pero al analizar los números basta con analizar las salas de cine que había antes en la ciudad y las que hay ahora. El cine en casa ha ganado terreno y las llamadas nuevas tecnologías han permitido que a través de plataformas se pueda ver el cine el casa. A la vez que ha decaído el público al que le gusta ver películas en pantalla grande el curso ha perdido alumnos. Pero a eso hay que añadir que las carreras universitarias, porque nos nutríamos de estudiantes y profesores de universidad, están en activo hasta el 31 de julio. Y el único mes de vacaciones es agosto cuando antaño era julio, agosto y si no les quedaba nada parte de septiembre. Y se podía dedicar un mes al descanso y otro al cine. Ahora te lo tienes que pensar. Tienes que ser muy, muy cinéfilo para dedicar tus vacaciones al curso de cine.

¿Estos cambios influyen a la hora de programar la temática de cada edición?

El criterio es universitario. Somos la Cátedra de Cine y proyectamos cine en versión original, algo que solo existe en la ciudad en Seminci y en algunas salas que proyectan alguna sesión, el resto es cine doblado. Nosotros tenemos que darle a esto la seriedad que tiene que tener. Y me gusta recordar que llenamos la sala, pero el año pasado con la película ‘Fresas Salvajes’ de Bergman 40 personas se quedaron fuera y eso que tiene un aforo de 300 butacas. A la hora de programar no pensamos en lo que puede gustar más al público, pensamos qué temas y cinematografías conviene recuperar o descubrir. Nosotros queremos enseñar, proponer. Nuestros alumnos son personas que vienen a aprender cine y, por lo tanto, están ávidos de ver y conocer. 

Por otra parte, la propia UVa a través del Centro Buendía lo que se plantea es que las proyecciones del curso las quiere abrir a la ciudad porque si las proyectamos a puerta cerrada para nosotros tendría un coste diferente al que tiene. Al abrirlas requiere que la UVa dedique mayores esfuerzos y lo hace pensando que nosotros como cátedra vamos a programar bien y lo quiere ofrecer como oferta cultural importante para la ciudad. La Universidad es una pieza clave y ofrece un ciclo de cine seleccionado de calidad en versión original. 

Desde la cátedra califican este curso como uno de los grandes hitos culturales de la ciudad en verano. ¿Siente que tienen más apoyos que el de la propia Universidad? ¿Se reconoce como tal y que incluso podrían aspirar a un espacio más amplio para las proyecciones?

Eso sería lo idóneo, pero no nos lo hemos planteado. El Ayuntamiento ha firmado un convenio con la UVa en relación con el cine este año. Valladolid se postula como ciudad de cine y, por un lado, apoyan todo lo que tiene que ver con el festival del cine, pero también proyectos de integración y dinamización a través del cine como ‘Cinema Pajarillos’ y luego se implica, en la medida en la que se lo pedimos, con el curso. Nos patrocina la proyección en 35 mm de ‘Senderos de Gloria’, que proyectaremos el día 30 con la presencia de Vicente Molina Foix, que trabajó con Kubrick. 

Lo que pasa es que es una actividad universitaria y si lo que hace lo hace fuera el público perdería la referencia de que eso es la universidad. Creo que la población de Valladolid tiene que tener conciencia que su universidad es una pieza clave en su vida. Y que en el mes de agosto las películas se proyecten en la propia UVa, en una sala dignísima, me parece importante. Por eso no he considerado buscar otro, quizás en algún momento habría que considerarlo, pero la sala se desborda en contadas ocasiones. Nos pasó también con el ciclo Terrence Malick, de lo que estoy muy orgulloso porque si hay un director difícil ese es él. Cuando proyectamos ‘El árbol de la vida’ tuvimos que cerrar las puertas porque se llenó la sala. Ese es un papel muy importante que jugamos en pro del cine de calidad y arriesgado, pero como universidad tenemos que programar lo que no llega a las pantallas o los festivales y gratuitamente. 

¿Esto evidencia también la necesidad de una filmoteca o una extensión de la regional en Valladolid?

Sí, de hecho estamos en conversaciones desde dos años, pero los cambios políticos lo han ido dejando congelado. Pero he vuelto a retomar las conversaciones con la directora de la Filmoteca de Castilla y León. Le he propuesto, en nombre de la UVa, que Valladolid sea una sede de programas. Es decir, que las proyecciones que se hagan en Salamanca se hagan también aquí, en el Aula Mergelina, o incluso que tenga dos programaciones distintas: una en Salamanca y otra aquí. Eso requiere un acuerdo de la consejería y el rectorado, y también económico, pero sería una pieza clave en esta consideración de Valladolid ciudad de cine. La ciudad tiene un público ávido de cine de un cine diferente y eso hay que potenciarlo.

¿Y el eterno proyecto del Museo del Cine?

Yo considero que la única manera de hacer un museo porque en España hay unos cuantos, es que sea del cine español. Se necesita un espacio donde se recojan no solo objetivos atractivos desde el punto de vista visual sino documentación. Yo propuse el teatro Lope de Vega porque un museo del cine español necesita una sala donde se proyecte continuamente. Es un espacio idóneo para tener también una exposición permanente. Pero Madrid es mucho Madrid. Pero habría que apostar por recuperar este teatro y sus espacios anexos para potenciar la vinculación de la ciudad con el cine.

El nuevo equipo rectoral de la UVa también ha anunciado la creación de un máster de cine en colaboración con la Seminci. ¿Cómo va el proyecto?

El programa está elaborado y se ha presentado a las evaluaciones correspondientes. El horizonte es implantarlo en el curso 2020-21. El máster es un capítulo diferente. Es profesionalizante en comunicación, industria y cine, mientras la cátedra es de historia y estética del cine.

Pero tendría vinculación.

Sí. La cátedra participa con algunos de los componentes del máster, profesores universitarios. Mientras que la cátedra se nutre para el curso de grandes profesionales que podemos traer de donde sea pero que no pueden estar en el máster. También incorporará algunos de nuestros seminarios magistrales como piezas para los alumnos. Hay que ver si una parte del máster se puede cursar en alguna semana de agosto, eso sería lo idóneo, o hacer un curso semipresencial de tal manera que nuestro seminarios se grabaran y los estudiantes del máster los siguieran y trabajaran sobre ellos. Entiendo siempre que nuestra voluntad es mantener un curso que lleva 56 años.

Cuando llegó a la cátedra se propuso abrirla más al público. ¿Da por logrado el objetivo?

Nunca lo daría por cumplido porque a mí el cine me gusta tanto que hay semanas que veo cinco películas en salas, más lo que veo en otro lugar. Tenemos dificultades para las proyecciones pero sí que hemos incrementado notablemente la programación. Ahora tenemos el ciclo de documentales, en colaboración con la Facultad de Filosofía y Letras, donde también tenemos un cineclub. Además hay un cineclub de cine en versión original en Portillo y luego tenemos el ciclo ‘Escenario y plató’, que consiste en que al compás de los estrenos del Calderón la cátedra propone un proyección y organiza una mesa redonda. Este año ha sido muy exitoso y ya tenemos la del próximo. Y luego hay cosas extraordinarias como que este año hemos proyectado durante una tarde completa Fanny y Alexander. Tenemos más de medio centenar de proyecciones al año. Creo que está muy bien para ser la UVa y no un museo del cine.