La aguja de los cofrades

R.G.R
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Cada vez un menor número de tiendas, conventos y particulares se dedica a la confección y realización de los hábitos de las cofradías. Jorge tiene un taller en su casa y elabora decenas de trajes cada año

300322JT_0149.JPG - Foto: Jonathan Tajes

«Quiero ser cofrade. ¿Cómo consigo el hábito?» Esta es una pregunta que se hará la mayor parte de los nuevos integrantes de las hermandades. Una vez que tomo la decisión, cómo consigo un traje para procesionar. No es una tarea fácil teniendo en cuenta que cada vez menor número de personas se dedica a la confección de estos trajes en la ciudad. Son pocos los conventos, establecimientos y particulares que se dedican a este oficio. 

Hace una década, algunas tiendas del entono de la Plaza Mayor sí se dedicaban a la elaboración de capas, bordados y capirotes, pero eso ha acabado. Según apuntan desde la Junta de Cofradías, tan solo algunos conventos, un par de establecimientos y algunos particulares se dedican ya a este negocio. 

El joven cofrade Jorge Ramírez, de 35 años, es uno de ellos. Reside en el barrio Girón, donde tiene su casa y su taller. Una vez que pasa la Navidad comienza a confeccionar los trajes para las cofradías de La Piedad, El Nazareno y La Vera Cruz,  de forma fundamental, aunque también recibe encargados de otras hermandades. 

300322JT_0109.JPG300322JT_0109.JPG - Foto: Jonathan TajesComenzó en 2008 a estudiar un grado medio de confección industrial y en 2010 amplió su formación con otro de confección y moda en el Colegio Santa María Micaela. Tan solo un año después, en 2011 empezó a hacer sus primeros pinitos ante la necesidad de arreglar el traje de la imagen de una virgen. Desde entonces, ha pasado más de una década sin dejar el metro, las tijeras y la máquina de coser. 

Reconoce que este año es especial. Después de dos años sin procesiones como consecuencia de la pandemia, son muchos los cofrades que necesitan ropa y ya lleva varios meses trabajando. Son necesarios cuatro metros y medio de tela por cada cofrade y, como mínimo, el trabajo de dos días completos. «Depende mucho del cliente. Tal vez no puede venir a probarse o tienen que estudiar en el caso de los niños y lleva más de una semana», comenta. 

Se pasa el día entre alfileres, agujas, máquina de coser o la plancha. Las telas son muy diferentes, aunque la práctica de todos estos años hace que el proceso sea mecánico.  El primer paso es tomar las medidas, el patronaje, el corte, el ajuste para las pruebas... Son muchos los aspectos a tener en cuenta. «Este año he tenido muchos de diferentes cofradías». Además, se le han juntado algunos hábitos que tenía guardados desde hace dos años y eso ha hecho que el trabajo se le haya acumulado. 

Él mismo es cofrade de La Piedad, El Nazarero, con la que procesiona de forma primordial, y La Vera Cruz. Conoce perfectamente los materiales. «En algunos casos los clientes se los compran a las hermandades que los venden, pero en otros casos me dicen que los compre yo porque se fían más de mí». También elabora, cada vez en mayor medid, trajes de 'Manola' para distintas cofradías. «Lo hago cada vez más. sí». 

el dedal. Otro de los establecimientos que se dedica a la elaboración de trajes para cofrades, en especial los de La Vera Cruz, es El Dedal de Castilla. Rosa López, es su propietaria. Hacen trajes tanto para personas mayores como para los más pequeños desde hace tres lustros. Reconoce que no cuenta con ningún patronaje concreto, ya que no solo se dedica a la confección de trajes para las cofradías. «Hacemos más o menos unos diez cada año». 

El precio de estos hábitos depende mucho de la tela que utiliza cada hermandad, aunque rondan desde los 300 para un traje de La Piedad a los 500 que puede costar uno para La Vera Cruz.