“Estamos viviendo el final de toda una época. O entramos en empatía con nuestro entorno y generamos nuevas posibilidades que nos incluyan, o seguimos con la dinámica anterior a la pandemia y nos va a ir muy muy mal. Todo el mundo tiene muy claro eso, y espero que cambiemos el paradigma. Este concierto es una acción simbólica para cambiar el paradigma y que las cosas sean de otra manera”. Así resume para Ical el artista vallisoletano Eugenio Ampudia su ‘Concierto para el Bioceno’, el recital que marcará este lunes, 22 de junio, a partir de las cinco de la tarde, la reapertura del Gran Teatre del Liceu de Barcelona después del confinamiento. La intervención artística se retransmitirá en directo en ‘streaming’ para todo el mundo a través de la página web del coliseo y en diferido en el programa ‘Atmósfera’ de Radio 3.

Sobre el escenario, el Cuarteto Uceli, formado por Yana Tsanova (primer violín, Bulgaria), Oleg Shport (segundo violín, Rusia) Claire Bobij (viola, Francia) y Guillaume Terrail (violonchelo, Suiza). El aforo del recinto: completo; ni siquiera la nueva exigencia de distanciamiento social y aforo reducido podrá impedirlo. En total, 2.292 plantas, cada una con su correspondiente entrada, contemplarán desde sus butacas la interpretación de ‘Crisantemi’, de Giacomo Puccini, la más conocida de las obras instrumentales de un compositor de renombre principalmente por la docena de óperas que creó. Cuando acabe la actuación, esas 2.292 plantas se entregarán a los profesionales del Hospital Clinic de Barcelona, en señal de agradecimiento por su trabajo durante la pandemia.

“Esta propuesta se enmarca en línea con las prácticas artísticas que buscan aunar ética y estética ecológica para avanzar hacia nuevas alianzas entre entidades humanas y no humanas, que reconocen la importancia crítica de las dependencias entre especies como el único camino posible hacia una nueva era de verdadero compromiso ecosocial”, apunta la comisaria de la intervención artística, Blanca de la Torre.

Recreación digital del 'Concierto del Bioceno' para la reapertura del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. - Foto: D.V.

Suyo es el concepto de Bioceno, que brinda el título a la acción. Con él alude a la “nueva fase” en la que debe entrar el ser humano en su relación con el planeta si no quiere ser destruido, tomando el relevo del Antropoceno (la ‘Era de los Humanos’, que habría arrancado con el inicio de la Revolución Industrial), que a su vez sucedió al Holoceno (la era posglacial). 

“En un momento en el que una parte importante de la humanidad se ha confinado en espacios acotados y se ha visto forzada a renunciar a la movilidad, la naturaleza ha avanzado para ocupar los espacios que le hemos arrebatado. Lo ha hecho con su cadencia propia, apenas asomando de nuevo, con su paciente ciclo biológico. ¿Se puede ampliar el concepto empatía hasta llevarlo a la relación con otras especies? Comencemos por el arte y la música. En un gran teatro. Invitando a la naturaleza”, refrenda Eugenio Ampudia.

Un relato de la pandemia

El creador vallisoletano explica que se decantó por ‘Crisantemi’, de Puccini, porque se trata de “una pieza deliciosa”, escrita por el italiano “en una sola noche después de que se hubiera muerto un amigo suyo”. “Queríamos desarrollar la relación inter especies entre las plantas y los humanos sin cosificarlas, dándoles la entidad de seres vivos, y me pareció que ponerles esa música era como explicarles lo que hemos vivido los humanos durante el confinamiento, para que de alguna forma tuvieran presente todo lo que ha pasado con la pandemia”. 

El proyecto, resalta Ampudia, surgió tras una charla personal que mantuvo a comienzos de mayo con el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, a quien conocía de su etapa al frente del Palau de la Música, ya que allí realizó una de las piezas de su serie ‘Dónde dormir’. “El proyecto le encantó y me propuso abrir temporada conmigo”, explica el artista. 

“El talento de Eugenio Ampudia le ha estimulado hacia nuevos horizontes con los que ahora nos sorprende e interpela. Su testimonio profundiza en el contexto actual y a la vez proyecta su carga emocional e intelectual en la esfera del compromiso colectivo. En esta acción en el Liceu plantea muchas preguntas sobre el traje absurdo que lleva la condición humana durante este confinamiento: un público privado de la posibilidad de ser público”, señala García De Gomar sobre la intervención, que califica como “un concierto que se perfecciona con la participación del Reino vegetal, mientras el hombre es espectador de la crónica social del mismo”.